EL ACENTO PAISA

¨La parto la cara…¨,  ¨Venga dé la cara, sea barón…¨, ¨Le doy una matada…¨,  ¨Yo hago en mi twitter lo que me da la **bleep** gana…¨ ¿Será que esta es la métrica contemporánea en la tierra de Carrasquilla?

Tengo entrañables afectos en Antioquía,  mi hermana, dos sobrinos, un cuñado que es orgullo no únicamente de mi familia sino de la comunidad científica nacional, se llama Juan Diego Jaramillo,  yo digo que donde hubiera nacido en París lo devuelven a Medellín porque con ese nombre solamente se puede ser paisa.  Voy a Medellín cada vez que  puedo y tengo amores profundos oriundos de ese valle, Yesenia, mi enamorada, por ejemplo, Marta Ruiz preciada cronista de Semana, y en nombre de ellos me pregunto qué se sentirá que el lenguaje hostil,  la cadencia de la violencia de los últimos treinta años toda tenga el mismo acento.

Rosario Tijeras, La Vendedora de Rosas,  Rodrigo D,  Pandillas Guerra y Paz por nombrar algunos,  son títulos de universos en los que el puñal, la metralleta y el odio suenan con la misma música que suenan voces tan amables como  la de Débora Arango, Gonzalo Arango, Tomás Carrasquilla, el maestro Luis López de Mesa, Marco Fidel Suarez,  María Cano, Luis De Greiff, Fernando González, Ricardo Rendón, Fernando Botero, Héctor Abad Gómez, Porfirio Barba Jacob, León de Greiff, Manuel Mejía Vallejo.

Nadie me lo ha pedido y posiblemente hasta me lo reprochen, pero en nombre de la verdadera cultura de Antioquia quiero elevar una visible y enfática reivindicación, todos los paisas no son Rodrigo D, ni la Vendedora de Rosas,  ni Rosario Tijeras,  ni Pablo Escobar, ni Popeye, ni El Osito, ni  Juanes haciendo lo que le dé ¨la **bleep** gana¨ con su Twitter, ni Alvaro Uribe Vélez dándose en la jeta con el mundo como entero como si en lugar de un país viviera en un montallantas.