Home

Blogs

Artículo

El Otro Narcisismo

Semana
9 de marzo de 2012

 

Según el DSM IV, es decir, en el argot de la psiquiatría el narcisismo se caracteriza por grandiosidad, exageración de la propia importancia y de las cualidades personales, así como de los atributos físicos y mentales, acompañada de pensamientos autorreferenciales, o sea, la noción de que todo gira alrededor de la persona. Además en quién predomina esta lógica, considera que toda la atención debería dirigirse hacia sí mismo, lo fascina el tratamiento reverencial de las pequeñas diferencias, y siempre necesita trato excepcional para sentirse bien. De modo que, como es fácil comprenderlo, se trata de personalidades que ocupan mucho espacio y con facilidad entran en conflicto con los demás, aun cuando por lo general causan una buena impresión inicial, pero a la larga, la gente cambia su opinión. Y en las relaciones amorosas no se comprometen, pues no son empáticos, y suelen ser agresivos, especialmente cuando los contradicen, además con frecuencia eligen las parejas que exaltan su superioridad, y no tanto por sus cualidades o por lo cuidadosas y dulces que puedan llegar ser.

 

Pero también el narcisismo tiene componentes benéficos. Supone una autoestima a toda prueba: poco los deprime, además se sienten menos solitarios y ansiosos, y con frecuencia se describen como felices y satisfechos. Aspectos adaptativos de su grandiosidad, aun cuando se trata de defensas frágiles basadas en una lógica que compensa sentimientos de inferioridad y minusvalía, por ello esta estrategia inconsciente con frecuencia implica actitudes que desvalorizan y agreden al sentir amenazada su superioridad. De manera que algunos han conjeturado que los elementos nocivos del narcisismo son sus aspectos avasalladores, posesivos, rencorosos, violentos, rasgos que se relacionan con ansiedad y depresión, y predicen malos desenlaces en las relaciones con los demás.

 

Y desde el punto de visto de la fisiología, el narcisismo se asocia con mayor reactividad cardiovascular frente a los desafíos, es decir con tensión arterial elevada y taquicardia, así como con desenlaces indeseables en caso de enfermedad coronaria. Sin embargo, las personas no son conscientes de la exigencia física y el costo metabólico que estas ansiedades implican, ni que la represión es el mecanismo de defensa que se acompaña de mayor reactividad cardiovascular. Así que el estilo de vida narcisista consume bastante energía manteniendo la apariencia grandiosa contra viento y marea.

 

Implica aumento crónico de la actividad del sistema de respuesta frente al estrés, la angustia que genera el rechazo, por ejemplo, y que a la larga, afecta el sistema inmunológico, así como el cardiovascular. Lo que sucede es que el narcisismo se acompaña de estímulos en el eje hipotálamo, pituitaria, adrenal, el mecanismo cerebral y hormonal que regula la respuesta ante el estrés. Resulta que la hormona liberadora de corticotropina se produce en el hipotálamo desencadenando una serie de eventos bioquímicos que favorecen la producción de cortisol en la glándula suprarrenal, uno de sus marcadores principales. Y además del cortisol, intervienen en esta reacción adaptativa otros marcadores inflamatorios, como la interleuquina 6 y la proteína C reactiva, que además podrían ser el futuro de la investigación en este campo.

 

Entonces, como decía, en relación con eventos angustiosos se sube el cortisol y, con él, la reactividad cardiovascular. De modo que se diseñó un trabajo de investigación para resolver la conjetura de que el eje hipófisis, pituitaria, adrenal estaba crónicamente activado en el narcisismo mórbido, por así llamarlo, lo cual podría afectar la salud física, después de todo, se trata de personas que suelen tener más ansiedades cotidianas, están más solas y tienden a sentirse amenazadas, son defensivas. Para ello se construyó un protocolo de investigación de observación prospectiva, diría un epidemiólogo, que se realizó en el último trimestre del 2009 por el doctor David A Reinhard y sus colaboradores en el departamento de psicología de la universidad de Virginia, y luego apareció publicado en enero de 2012 en doble u, doble u, doble u, punto, Plosone, punto org. En él, se estudió la relación entre narcisismo y niveles de cortisol de 106 estudiantes universitarios en Estados Unidos: 79 mujeres y 27 hombres, todos voluntarios con edades promedio de 20 años, y además, de ellos, 70 eran caucásicos, 3 asiáticos, 15 hispanos, 7 afroamericanos y 11 de otros tipos raciales.

 

Los participantes en esta investigación tomaron muestras de saliva, en el laboratorio, una técnica no invasiva y válida para medir el cortisol circulante en el cuerpo, teniendo en consideración que su concentración habitualmente varía durante el día y la noche, además cambia con la edad, la presencia de depresión, la actividad social y el uso de algunas drogas, como los anticonceptivos orales.

 

Por otra parte, el narcisismo se midió con una prueba psicológica, el Narcissistic Personality Inventory, que a mayor puntaje indica mayores niveles de narcisismo, un recurso que sin ser exhaustivo, ni perfecto, es uno de las mejores alternativas de que se dispone. Así que el narcisismo mórbido se documentó con un puntaje superior en lo relacionado con ser dominante y manipulador, con sentirse superior y ser vanidoso. En cambio el narcisismo saludable, se asoció con liderazgo, autoridad y autonomía. Además se empleó un cuestionario adicional, confeccionado por los investigadores, para medir con preguntas directas los estados de ánimo, los niveles de estrés, si el entorno social era satisfactorio y si estaban en una relación romántica, o no.

 

Al principio no hubo diferencia en la concentración de cortisol entre hombres y mujeres, tampoco en los resultados de las pruebas psicológicas. De manera que, al menos en estado de reposo, no hubo conexión entre el nivel de narcisismo y el de cortisol.

 

Además el narcisismo saludable no se diferenció entre hombres y mujeres, ni en el nivel de cortisol. Pero luego, al compararlo con el mórbido, aparecieron diferencias: el cortisol se elevó, en especial en hombres, sugiriendo que las concentraciones de la hormona en ellas no se relacionaba con el narcisismo. Pero al estresar a los integrantes de este grupo, verbigracia, diciéndoles que debían hablar en público, el cortisol se elevó todavía más en los señores.

 

De manera que al final sí hubo diferencia de género: ellos tuvieron puntuaciones mayores en los test psicológicos para narcisismo y en las concentraciones de cortisol. Entonces pareció razonable pensar que los hombres, al tener mayores rasgos narcisistas, eran más susceptibles al aumento de actividad en el eje hipotálamo, pituitaria, adrenal; mientras en ellas hubo una tendencia leve a elevar el cortisol, incluso en los casos de narcisismo mórbido, de modo que la relación entre la concentración de la hormona y estos rasgos de personalidad se consideró otra área desconocida por explorar. Claro, sin perder de vista que los resultados negativos son difíciles de interpretar, pues podrían deberse a diferencias en la escala, el diseño del experimento o a variables desconocidas, diría un epidemiólogo.

 

Así que el narcisismo no solo afecta la forma de responder a los eventos angustiosos, también interviene en otros aspectos de la cotidianidad y las relaciones humanas. Además predice mayores niveles de cortisol frente al estrés, al menos en los hombres cuando se les induce en el laboratorio, relación que no se mantuvo en condiciones de reposo, un cambio sin explicación por ahora. En todo caso estos hallazgos sugieren que el eje hipotálamo, pituitaria, adrenal estaría crónicamente activado en hombres con narcisismo mórbido, incluso sin angustia.

 

Dadas las definiciones sociales, la masculinidad, tan afín al narcisismo, valora el individualismo, la arrogancia y el dominio, así como la independencia y la capacidad de hacer, entonces se transforma en una exigencia pesada para el metabolismo del hombre común y corriente, pues las amenazas al papel masculino son una fuente continua de zozobra. De modo que el narcisismo implica vicisitudes, y suele ser dispendioso mantenerlo pues está lleno conflictos. Pero el narcisismo mórbido afecta de maneras diferentes a hombres y mujeres, tal vez ellas eluden sus consecuencias fisiológicas porque su papel social es diferente, tienden a valorar más las relaciones y buscan apoyo con mayor facilidad, además sus estrategias sociales son diferentes.

 

En suma, los hombres y las mujeres narcisistas responden de maneras distintas, y se espera que investigaciones venideras expliquen el por qué de esta discrepancia, con la intención de establecer lugares de intervención terapéutica. Por ahora, los resultados de este trabajo apoyan la idea de que en el caso de ellos, el narcisismo podría tener un impacto fisiológico negativo. En particular, si se tiene en cuenta que hay una tendencia a favorecer el narcisismo de manera que podría convertirse a largo plazo en un problema de salud pública, la activación crónica del eje hipotálamo, pituitaria, adrenal se asocia con eventos cardiovasculares y alteraciones del sistema inmunológico.

 

Por último, nuestro epidemiólogo diría que una de las limitaciones de este trabajo de investigación es que correlaciona la magnitud del narcisismo con la concentración de cortisol, de manera que es difícil establecer la dirección de la causalidad. Es como el problema de qué fue primero, el huevo o la gallina: el narcisismo eleva el cortisol o, por el contrario, el cortisol causa el narcisismo. Por otro lado, la relación estadística entre las variables perduró, lo cual compensa que la muestra del estudio fue pequeña y provino de una población homogénea, y con predominio de las mujeres. De modo que no puede descartarse que en las diferencias entre los géneros tal vez estén implicados otros factores metabólicos, como los niveles de testosterona, por ejemplo.

 

Y para terminar, una nota personal. Encuentro fascinante el estudio científico de la unidad psicosomática. Soy de los que piensan que todo evento mental, anímico, espiritual, emocional, tiene concomitancias cerebrales, mientras que no todo lo que sucede en el sistema nervioso central se traduce en la psicología de las personas. Así que este es un terreno de investigación enorme, y en gran medida desconocido.