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EN CASO DE EMERGENCIA ABRA UN LIBRO

Semana
19 de octubre de 2011

               EN CASO DE EMERGENCIA ABRA UN LIBRO

El BlackBerry paró de funcionar,  What´s up no responde,  el correo electrónico está bloqueado, los exploradores de la red, Explorer, Safari, Googlechrome están infestados de virus,  los servidores de Wikipedia y Yahoo infartaron indefinidamente, Skype no conecta.  El colapso informático es un hecho y el nivel de caos asciende progresivamente de manera geométrica. La primera erupción pareciera ser en las comunicaciones interpersonales pero esta lesión pronto pasa a segundo plano porque el cisma de la economía en pocas horas supera al de las conversaciones.  Transacciones de todos los tamaños están desaparecidas en la dimensión de la economía virtual, sin un testigo, sin un recibo, sin un sello o sin un cajero que pueda dar fe de un pago o de una compra o de una consignación.  Fechas límites de pago ahora están refundidas con saldos diarios, con recibos en línea y con wire transfers de los cuales no hay un solo registro. Ahora las personas corren a la oficinas reales de los bancos en donde no hay forma de respuesta a sus demandas,...el sistema está caído… El dinero está disperso, ya sea en el mundo virtual o en las cajas fuertes de los bancos, que sin un soporte fidedigno, no lo van a poner a circular. La navegación terrestre, marina y aérea se detiene, la información que se necesita para el devenir de las naves proviene en su gran mayoría de redes virtuales, por lo tanto, no hay movimiento, el planeta está detenido. El sistema telefónico colapsa por el exceso de demanda y solo los sistemas de cable físico tienen algún rendimiento aunque escaso por la demanda. Los transportadores como Fedex, DHL  o Servientrega vuelven al rupestre mensajero con su limitado alcance.  Hace sólo 12 horas que colapsó el sistema informático del planeta y la progresión geométrica de sus catastróficas consecuencias permite pronosticar que por cada 12 horas de infarto tenemos cerca de 7 años de retroceso, sobre todo, por la catástrofe económica que viaja a la velocidad de una gota de agua en las cataratas de Iguazú.

Una semana después el infierno de  Dante pareciera más bien una premonición que una metáfora .  El tiempo se canibalizó a sí mismo y lo que era el año 2012 ahora parece el peor momento de 1920, la humanidad remanente que busca reconstruirse lo primero que procura es información. Los médicos, los farmaceutas, los ingenieros,  los químicos, los cocineros y todos aquellos que se aplican a la tarea de reconstruir el tiempo perdido demandan el saber de los siglos para la reparación. 

Únicamente quedan en las bibliotecas esos bloques pesados y confusos que no tienen botón de power: Los libros.  Algunos pocos saben cómo usarlos y serán ellos los redentores de esa humanidad.  Ellos saben que un libro se enciende y se apaga con los párpados. Ellos son los únicos niños que además de Xbox,  Playstation, y computador,  tuvieron el privilegio amoroso de saber como se usa un libro.