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Fragmento inédito de la novela Nubes de Abril para Santiago Barrios y su blog Pura Vida

Semana
27 de mayo de 2010


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Luego de una extensa, y muy pedagógica conversación que tuve con mi amiga Alexandra Mora, una joven figura en el mundo literario con futuro promisorio, y no exagero, su primera novela titulada Nubes de Abril ha tenido tan buenas acogidas en los pocos meses desde su lanzamiento que ya está en su segunda edición, además se distribuye en varios países en Iberoamérica y, como si fuera poco, en la actualidad la evalúan para traducirla al inglés. Pero lo más interesante de ella es que es médico, otorrino, experta en rejuvenecimiento facial,  madre y además encuentra tiempo para su novio. Y fue ella, quien con gran entusiasmo y afecto me escribió este breve diálogo para que lo disfrutemos aquí en Pura Vida.

De Abril Tossa abriltossa99@yahoo.com

Para  Anónimo Barrios barriossantiago@gmail.com

Asunto: Para Santi y los lectores de Pura Vida, por su fidelidad con mi novela, Nubes de Abril, les hago llegar este fragmento inédito de la historia del seductor perverso (Maikol Sade), que espero ahora lo visualicen como el guion de una película mientras se divierten otro tanto. Con mucho cariño, de Alexandra Mora Hernández.

Es viernes. Me encuentro en Myriam Camhi con Anónimo Barrios, Lucrecia y Sol. ¡RING, RING, suena el celular!!!

—Abril, soy yo—es la voz de Maikol.

— ¿Qué pasó? ¿Qué quieres ahora?

—Algo que cambiará tu vida. De eso puedes estar segura. Tomémonos un tinto, y seamos amigos. 

—Como la propaganda de Colcafe? ¡Mi vida ya cambió! Voy a colgar—muchas cosas se pasean por mi cabeza, ignoro qué es lo que realmente siento. ¡Esto es una Mas-ca-ra-da!

—No te voy a decir mucho más, sólo que nos vemos en el bar En obra, el de la Macarena, ese al que fuimos una vez ¿Te acuerdas? —habla con una familiaridad que me exaspera. Parece que siente que todavía tiene poder sobre mí.

—Me acuerdo del bar… claro… pero d-é-j-a-m-e e-n p-a-z.

—Te estaré esperando en las sillas del fondo, hoy a las ocho en punto. Sé que llegarás.

Fin de la llamada.

¡Siquiera lo saque de mi vida!

Mis emociones trastocadas por una llamada. ¡No podía permitirle irrumpir otra vez como cuando llegó a mi consultorio buscando víctima a hacer su Agosto! No le voy a dar ese gusto. No de nuevo. No puedo permitir que se me escape entre los dedos ese decoro que he reconstruido a punta de voluntad. Ya no soy su marioneta. No pienso ir a verlo.

6:00 pm: Llevo en mi cabeza una corona de espinas. A menudo me encuentro desecha entre mis deseos, carcomida por el impulso… Nada queda después de un arrebato de amor.

Me sirvo un vaso de té helado.

Me parece escuchar la voz de Maikol y sus típicas frases en mi oído:

…Sólo has sido creada para llenar mis bolsillos veladamente y satisfacer mis pasiones, por grandes que sean los excesos a los que pueda arrastrarte…

7:00 pm: Llego a mi casa y enciendo la televisión. Busco una buena película, una que me haga no pensar, olvidar por completo la llamada de Maikol Sade.

Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos. El Coleccionista de Amantes. Qué más hay por aquí…

8:00 pm: Me pregunto qué pasa por la cabeza desequilibrada de Maikol… es un demente.

Psicosis. Los Cuatrocientos Golpes. Escándalo en el Restaurante de Pastas. No sé…

8:10 pm: Ni aún si fuera la más débil de las mujeres iría a encontrarme con el hombre que mayor desgaste me ha causado. ¿Y si desea matarme?

Mejor voy a la cocina. Me sirvo otro vaso de té helado.

Terminator. Camino de la Horca. El Crimen Perfecto.

8:15 pm: Siento que la cabeza me da vueltas. Me estoy mareando… Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios. Los Hombres que No Amaban a las Mujeres. La verdad es que no deseo ver ninguna película.

Me pongo un abrigo de cuero negro. Antes de salir me echo un vistazo al espejo por última vez. En mi cartera dejo una nota que dice que la última persona que estuvo a mi lado fue  Maikol Sade. Será mejor que haga una copia y la deje en mi bolsillo. ¿Quién me asegura que no me cita allí para exterminarme? La curiosidad no me abandona. Bajo al parqueadero y conduzco a toda velocidad por la quinta para llegar pronto mientras me visualizo como la heroína de una película de terror.

9:10 pm: Entro en el bar En Obra, tal como lo recordaba parece como una gran bodega, el piso apenas cubierto con una capa de cemento y las paredes exhibiendo con total descaro el estuco, no ocultan el hecho de verse inconclusas. Las piernas me sacuden, por fortuna mis zapatos no tienen un tacón elevado. Avanzo hasta el fondo.

Necesito un tequila ¡con urgencia!

Allí está sentado. Con una chaqueta negra, sus top siders, unos jeans tipo baggies que exaltan su barrigota y que demuestran que sigue siendo el mismo de siempre mientras se come su habitual sánduche de atún con jugo de lulo. ¿Esperaba algo más? Lucía como un galán antiguo, como sacado de una revista Cromos de los años setenta. Había olvidado todas sus canas. Sus arrugas del entreceño, de la frente y de alrededor de los ojos tan pronunciadas, tantos poros abiertos, su olor a exosto y las cejas… ¡más arqueadas que de costumbre!

Al verme se levanta de su silla con una expresión cultivada… sin embargo menos forzada que siempre.

Ordeno un tequila y me lo llevan casi de inmediato. Lo bebo en dos sorbos que me proporcionan un relajamiento muscular instantáneo.

Maikol me habla. Y sigue hablando. No para de platicar. Es difícil que capture mi atención. Merece una trompada… una caución, una orden de restricción…una cadena perpetua. Y yo merezco el manicomio.

No escucho la totalidad de su discurso logorreico, sólo unas cuantas palabras: amor, Abril, pensé, otra vez, tú y yo, cambiaré, perdón, recapacité, otras mujeres, sólo tú, perdón, la vida sin ti, dolor, pena, tú y yo otra vez, abrázame, un café, los chulos volando sobre mí, envejeceremos juntos, mi niñita, cambiaré, perdón, mi amor…

Me echo a reír y pido otro tequila. Palabras más, palabras menos, Maikol continúa: salvar lo nuestro, darnos una oportunidad, nos queremos, nos perdonamos, relación seria, no vale la pena estar separados, mi arrepentimiento es sincero, mi amor.

Me veo a mi misma como una escultura o una efigie de bronce. Me dice que lo espere un minuto, porque debe hacer algo importante. Creo que se dirige al baño, pero sale del bar. ¿Entrará de nuevo montado en su moto portando una ametralladora? Mientras bebo un nuevo sorbo el administrador se sitúa en la tarima y toma el micrófono.

—Esta noche es especial para Maikol Sade. Doctora Abril Tossa, esta canción se la dedica a usted:

Escucho una melodía y la voz de Miguel Bose:

Yo (yo), Al verte sonreír (al verte sonreír)

Soy (soy), El niño que ayer fui (el niño que ayer fui)

Si yo velo por tus sueños

El miedo no vendrá y así sabrás lo bello que es vivir

 

Caen (caen)

Mis lagrimas al mar (mis lagrimas al mar)

Tú (tu), No me veras llorar (no me veras llorar)

Es que solo tu alegría

Amansa mi dolor y así yo se lo bello que es vivir

 

Sí, mi corazón siempre estará

Donde este tu corazón si tu no dejas de luchar

Y Nunca pierdas la ilusión

Nunca olvides que al final habrá un lugar para el amor.

 

Tú (tú), No dejes de jugar (no dejes de jugar)

No (no), No pares de soñar (nunca pares de soñar) 

 

Súbitamente y ágilmente con su estilo de “Iron Man” Maikol Sade toma el micrófono y empieza a cantar con su vozarrón  mirándome  fijamente a los ojos la canción “No Me Dejes“, compuesta por  LaMarch con la banda de Juan Posada y su saxofonista:

 

Mis amigos, dicen que debo entender

Pero no, pero no

Puedo yo resistir

Vivir sin ti otra vez

 

CORO (TODOS CANTAN Y SE LEVANTAN)

 

Yo no quiero rendirme,

Porque me das la razón de vivir

Es tu amor, es mi amor

Eres tú lo que siempre soñé…

Nunca tendrás a nadie,

Que si te adore como lo hago yo

Es tu piel, es tu voz

Son tus ojos los que extraño yo.

Te adoro

Y siempre te adorare

Porque tú, porque tu

Solo tú, solo tú

Llenas todo mi ser…

 

Los comensales me observan, esperan que derrame alguna lágrima o que salude moviendo los dedos con sutileza como las reinitas. Estupefacta. Mutismo. ¿Cuánto tiempo me he devuelto? Me pregunto mientras la canción está en su clímax y veo que se asoma la cabeza de un poni blanco que con dificultad habrá cruzado la puerta. El caballo lleva una especie de cobertor hasta el suelo azul agua marina, mi color favorito.

Canta la gente. 

Estrafalario. Nunca dejó serlo. Maikol con una capa negra amarrada al cuello que le hace juego con la de la camisera estilo Supermán, con los pantalones elásticos negros forrados, con su cinturón dorado, las botototas y montando el poni con una seguridad que no le va nada bien. Sin embargo admito que el gesto es tan asombroso como aquel de la gansa o el del pollito de feria, pero potenciado, claro. El poni blanco se detiene frente a mí y veo que lleva una bolsa plateada que cuelga de la silla atada con un cordón rojo ferrari.

Me entrega un sobre.

—Ábrelo Abril—propone Maikol emocionado ante la cantidad de voyeurs que presencian su sensiblero espectáculo mientras baja del poni y se arrodilla.

Sigo sus instrucciones. Acaricio el caballo, desamarro el cordón de la bolsa. Mis manos con temblor fino distal. Saco la tarjeta y leo el mensaje escrito por Maikol: “Cásate conmigo descalza en la playa. Tus amigas se vestirán de princesitas y serán nuestras pajecitas”.

—Abrilcita, su belleza le perdona todo…

Me toma de la mano, inserta en mi dedo un anillo de Lievano  que está dentro de la bolsa y me dice:

—Mi amor, te quiero tanto… de aquí hasta Sogamoso.

—Mmmm—respondo mientras abro exageradamente los ojos con cara de espanto.

—Nos vamos los dos solos de luna de miel a Nueva Zelanda y Australia, oiremos el Concierto Maori en Rotorua. Recorreremos las calles de Aukland, Queenstown, Melbourne con las manos en canastica, visitaremos las montañas azules y las reservas termales de Waimangu en Mobile-Home, haremos Kayak en la Bahía de Sídney, alquilaremos motos para ir a ver los koalas y los canguros, y llegaremos en bicicleta a acampar en el parque Wildlife, donde sobreviviremos comiendo Mamut congelado—lo dice mientras un lagrimón recorre su mejilla derecha y se lo seca con su “pañuelo de estación de bus”.

— ¡Maikol, no sea tan ridículo!  Nunca seremos Guido y Dora, los protagonistas de La Vida es Bella, esa película inolvidable de Roberto Benigni. Acaso ¿Necesita algún favor? ¿Aplicación de Botox? ¿Microdermoabrasión? ¿Algún contacto? ¿Alguna comisión? ¿Algún remedio? ¿Alguna certificación? ¿Alguna cuenta para su agencia? ¿Alguna venta de cuadros infernales a mis amigos? ¿O que venda mi apartamento para que usted comisione y así pueda trastearse de apartamento y comprar una nueva camioneta? ¿O inversionistas para un hotelito en el Pacifico? No… De pronto lo que usted necesita es lucirse con una mujer que al tiempo que usted la utiliza, ella le vaya limpiando su pasado… eso es usted, un chantajista, un oportunista, un ventajoso que no merece ni mi amor, ni mi compañía. Mantengo la calma mientras voy caminando firme hacia el micrófono y aprovecho la melodía de la música de LaMarch para cantar: ????Nubes de Abril… ???? de los Maikol Sade hay que HUIR!!!!” ????. Acto seguido salgo corriendo del establecimiento con mi chaqueta en la mano como si me estuviera persiguiendo un cleptómano. (Si miraba hacia atrás, me convertiría una vez más en la torpe, sumisa, dócil, ilusa, resignada e inmóvil mujer de Maikol.)

………………………………………………………..

—Tres choco flanes —irrumpe la mesera de Myriam Camhi.

— ¿En Nueva Zelanda? Ni en Nueva Zelanda, ni en Villa Luz, ni en el Tayrona, ni en Tombuctú, ni con los Tuareg, ni en ningún lado— continúa Sol, mientras introduce la cuchara en su postre.

Anónimo Barrios no para de carcajearse y cuando la risa se lo permite dice:

—Es que en serio me imaginé al poni y a Maikol forrados y a él quedándose tan calvo como Benigni.

El es un hábil timador y también un loco de remate, menos mal todo este episodio fue un sueño, un espejismo, o más bien, una pesadilla—agrego. Se los conté para burlarme de esta vida loca y al tiempo tomarles el pelo un rato.

Todo lo que el tipo hizo desde el primer momento fue de un loco de atar, lo que pasa es que tú estabas en un estado de atolondramiento y embaucamiento tan extremo que no oías nuestras advertencias, ni las de nadie, ni veías las señales y lo veías en otra dimensión —interviene Sol.

Me salve al no aceptar nunca sus múltiples propuestas de convivencia imposible (¿matrimonio?). El cargo de la "boba encantada proveedora de juguetes y contactos de Maikol", (gracias a que se alinearon los planetas), lo cedí cuando recuperé mi carácter. Ocuparán ese puesto otras miles más ilusas que aceptaran casarse porque creen que en ellas termina el ciclo de este ser inclonable que nunca cambia de estrategias! ¡Y las que faltan por caer en sus fraudes!!! Ja.  Me rio con alivio mientras deduzco que yo, Abril Tossa, conservo mi dignidad, la capacidad de burlarme de mi misma, pero sobretodo, mi sentido del humor.

Abril Tossa