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Hace falta un Ministerio de Justicia

Semana
2 de julio de 2008

 

¿Cuántos años se necesitan para saber que una reforma institucional no sirvió?

 

En el caso de la fusión de los ministerios del Interior y de Justicia y del Derecho, ocurrida en 2002-2003, parece que cinco años.

 

¿Cuántos años para tomar la decisión de corregir? No se sabe.

 

Si es bastante seguro que el próximo presidente de la república, por más continuista de Uribe que sea, va a revivir el Ministerio de Justicia, ¿por qué el actual Gobierno no oye y nos ahorra un tiempo?

 

El primer anuncio del Ministro Fabio Valencia Cossio fue "una profunda reforma al sistema de justicia", cuando se creía que su prioridad sería la reforma política que propondrá la Comisión de Reajuste Institucional.

 

En un mundo ideal, él habría anunciado un proyecto de ley para tener el ministerio que debería liderar la reforma a la justicia. Eso habría provocado un beneplácito general en el sector.

 

En cambio, en este momento es un poco irónico que asistamos, desconcertados, a un revoltijo indeseable de justicia y política, pero tengamos la política y la justicia en la cabeza de un mismo Ministro.

 

El senador Germán Vargas Lleras prestó un gran servicio a esta causa. Presentó un proyecto de ley el año pasado, muy bien elaborado, y reunió un gran consenso favorable a “restaurar” el Ministerio de Justicia.

 

Consenso que se tropezó con la opinión del ministro Carlos Holguín (y del Presidente, es de suponer). El Representante Roy Barreras y el senador Gabriel Zapata, también de la coalición de gobierno, presentaron sendos proyectos de ley con el mismo propósito.

 

En septiembre de 2007, estas autoridades y expertos apoyaron, con argumentos coincidentes, la iniciativa de Germán Vargas Lleras:

 

El presidente de la Corte Suprema de Justicia; la directora de la Corporación Excelencia en la Justicia; el Decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario; el Defensor del Pueblo; el Colegio de Abogados de Bogotá; el Consejo de Estado; la Academia Colombiana de Jurisprudencia; la ANDI; el Director del Departamento de Derecho Procesal de la Universidad Externado de Colombia; una delegada del Controlar General de la República, entre otros.

 

Tomo dos argumentos del ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, César Julio Valencia Copete:

 

i) La existencia de un Ministerio de Justicia facilitaría la comunicación que en términos armónicos debe existir entre el Gobierno Nacional y las Altas Cortes. Un “interlocutor válido”.

 

ii) Y permitiría fortalecer la política judicial del Estado colombiano, que se ha convertido en un tema accesorio.

 

Y añado este tercero, que, en esencia, se lo oí a Juan Sebastián Betancur, de Proantioquia:

 

“La globalización exige una autoridad pública del Gobierno Nacional capaz de interactuar en el entorno internacional, por ejemplo, frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Penal Internacional o el Tribunal de Justicia de La Haya. En este mismo sentido, dicha autoridad tendría la capacidad de responder ante los retos del comercio internacional, verbi gracia, en la negociación de tratados de libre comercio” (de la ponencia de G. Vargas Lleras)

 

El ministro Holguín dio una respuesta esforzada, pero difícilmente convincente.

 

¿Habría ayudado tener un Ministro de Justicia para no llegar a la situación en la que estamos entre la política y la justicia; o mejor, entre los ánimos de uno y de otro poder? No se sabe. Depende.

 

Aunque tiendo a creer que sí habría ayudado.

 

Hay que hacer fuerza para que el Ministro Fabio Valencia se dedique a la reforma política.