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Hijastras e hijastros, madrastras y padrastros

Semana
11 de marzo de 2010


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En 1,971 conocí a la primera madrastra. Me refiero a conocerla en persona, pues hasta entonces solo sabía de ellas a través de los cuentos de los hermanos Grimm, así como los de Perrault, versiones que me parecían llamativas por ser más agresivas, en todo caso esos autores las describían crueles, infanticidas y antropófagas, este era mi prejuicio sobre ellas. Y el próximo año cumpliré cuarenta años reflexionando sobre este asunto. Durante este período, que abarca la mayor parte de mi vida, he descubierto muchas cosas, entre ellas que, como suele suceder con todo lo humano, hay diversas clases de hijastras e hijastros, así como existe una variedad enorme de madrastras y padrastros, incluso en la literatura también es amplia la gama de descripciones a propósito de estas relaciones, por ejemplo, en el Elogio de la Madrastra Mario Vargas Llosa narra una relación de este tipo, bastante cariñosa y erótica, por cierto. 

Sucede que se hizo común que las personas tuvieran varias parejas, anteriormente el divorcio no era tan frecuente, hasta el punto que mucha gente todavía lamenta que el matrimonio ya no se padece como en antaño, con paciencia y entrega, con abnegación y temor a Diós, con el argumento infalible de que todo tiempo pasado fue mejor, y supongo que ese razonamiento es correcto, después de todo, la memoria es porosa y con el paso de los años lo malo se transforma en bueno, lo feo en bello, y hasta los muertos se vuelven mártires. En todo caso, para lo que nos interesa en este blog, conviene aclarar que los hijastros y las hijastras usualmente aparecían luego del fallecimiento de uno de sus padres, pues los viudos y viudas volvían a casarse; en cambio en la actualidad, aun cuando estos casos siguen presentándose, aumentó vertiginosamente el número de separados y separadas que por razones tan incomprensibles como variadas volvieron a contraer nupcias, o al menos a vivir con nuevas parejas, que para el efecto es lo mismo, ya que la vida conyugal con ceremonia o sin ella por igual tiene implicaciones jurídicas y sabor doméstico, así que no interesa el tipo de trámite de la nueva unión.

Lo que sí es muy importante, a mi manera de ver las cosas, es la cotidianidad de los hijos de parejas pasadas en medio de las nuevas relaciones románticas de sus padres y madres vueltos a organizarse con otras personas. De por sí, la madrastra, o el padrastro, da igual, es una persona ajena que la madre, o el padre, según el caso, introduce en el universo familiar, así que por definición son relaciones sobrepuestas, acaballadas sobre el vacío que dejó el progenitor que ya no está; se trata de una imposición sobre los hijos, que como toda obligación, tiene un elemento de violencia. Sin embargo, aún así, las relaciones entre hijastras e hijastros, madrastras y padrastros tienen muchos matices y no por eso puede afirmarse categóricamente que son nocivas, ni peligrosas, tampoco hay necesidad de desestimarlas, pero es interesante reflexionar sobre los innumerables factores que intervienen en ellas, tales como el sexo de unos y otros, puesto que no es lo mismo la relación con la madrastra de una hija apegada a su padre, a la de un hijo estrecho con su madre quien conoce a su padrastro, además interviene la edad de los muchachos en el momento de entrar en contacto con el nuevo miembro de la familia, que parece ser más llevadera la situación cuando se trata de bebés que crecen habituados a la nueva persona, en contraposición a los adolescentes que deben construir la relación, incluso en el caso del adulto que intentan aceptar la novedad del divorcio o la viudez de sus padres.

Y otro elemento crucial es la situación personal y la salud mental de los adultos que participan en estas nuevas familias, pues ahora es habitual que el hijo de separados viva unos días con su padre y su madrastra, y los otros con su madre y su padrastro. También interviene la manera en que se supera el duelo de la familia inicial que cambió definitivamente, los muchachos siempre siguen el derrotero de su papá y su mamá, que si están deprimidos, perdidos, iracundos, en busca de venganza, plantean dificultades, a menudo innecesarias, que afectan, confunden y hasta lesionan a los jóvenes; mientras que, por el contrario, si la situación es clara y elaborada, serena y respetuosa, adulta y discreta, los chinos aprenden a adaptarse con menos sobresaltos.

Así que es imposible escribir una guía general que sirva de marco de referencia para manejar todas relaciones concebibles entre hijastras e hijastro con madrastras y padrastros, son tantos los factores que intervienen y tantas las emociones que se presentan en la vida cotidiana, que van desde las más amorosas, constructivas y bien intencionadas, hasta las más hostiles, envidiosas y malintencionadas. Así como se trata de relaciones que deben construirse, aprender a vivir con el otro, a confiar, a comunicarse, también suponen rivalidad, competencia por el afecto y la atención, así como a los jóvenes les plantea dilemas por conflictos de lealtad, por decir, si el niño es amigable con la madrastra, entre su cabeza, automáticamente es desleal con la madre. Así que las nuevas relaciones de pareja siempre deberían tener en cuenta a los hijos, en especial si se considera que madrastras y padrastros aportaran nuevos elementos a la psicología de los niños, además es útil pensar que los pelaos no tienen por qué conocer todos los detalles de los suceso románticos de las alcobas de los padres, así que la diplomacia es un elemento indispensable en el tratamiento de estas circunstancias, mientras la sinceridad crasa aporta un exceso de información innecesaria que maltrata y complica todo.

Por último, desde hace tiempo se sabe que hay asociación estadísticamente significativa entre la presencia de madrastras y padrastros y el maltrato infantil de hijastras e hijastros. Y se explica, si se tiene en cuenta que los hijos de la unión pasada fácilmente pueden tomarse por obstáculos para el libre comercio amoroso de la nueva pareja. Tal es el caso de Jhon Edison Zapata Gutiérrez, un boxeador y mecánico industrial de treinta años, quien aceptó cargos por el homicidio a golpes el lunes pasado de dos hermanitos de dos y tres años de edad. Resulta que la empleada del servicio encontró los cadáveres junto a la mamá dormida, Ana Milena Yate Bohórquez, además los vecinos relataron que mientras la pareja llegó ebria en la madrugada, discutieron escandalosamente, entonces intervinieron y Zapata los amenazó con arma cortopunzante; luego del doble infanticidio, el homicida salió de la residencia, <meta http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8" /><meta name="ProgId" content="Word.Document" /><meta name="Generator" content="Microsoft Word 12" /><meta name="Originator" content="Microsoft Word 12" /> Normal 0 21 false false false ES-CO X-NONE en el barrio Germanía, en el centro de Bogotá, <meta http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8" /><meta name="ProgId" content="Word.Document" /><meta name="Generator" content="Microsoft Word 12" /><meta name="Originator" content="Microsoft Word 12" />

k rel="colorSchemeMapping" href="file:///C:%5CUsers%5CUSUARIO%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" /> Normal 0 21 false false false ES-CO X-NONE y no regresó a su casa, pero con las labores de investigación de la policía y la colaboración de la ciudadanía se logró capturarlo en una vía pública en el sector del Siete de Agosto, en la localidad de Barrios Unidos; la madre seguirá vinculada al proceso hasta esclarecer su participación en el execrable crimen.