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¿‘Inciso gay’ en reforma política?

Semana
11 de junio de 2009

 
Por Daniel Mera Villamizar
 
El  ‘déficit de legitimidad’ de la democracia colombiana tiene que ver más con la sub-representación de las mayorías que con la sub-representación de las ‘minorías’. No obstante, hay que enfrentar ambos problemas.
 
De un lado, las ‘mayorías’ no están debidamente representadas por el peso excesivo de los grupos de interés (algunos ilegales), la inclusión de tipo clientelista y la debilidad de los partidos.

 
De otro, grupos poblacionales con una característica distintiva que les genera derechos o discriminaciones, no cuentan con suficiente representación política de sus intereses específicos.
 
Las personas de esos grupos poblacionales hacen parte de las ‘mayorías’ en cuanto ciudadanos, pero en distintos grados ven afectadas sus vidas por la diferencia que portan.

 
Dentro de una visión afín a nuestra tradición republicana, la solución no es concebir a esos grupos como “ciudadanos de otra categoría” y crearles “cuotas” políticas que privilegian la diferencia sobre la ciudadanía universal, sino estimular la representación de sus intereses específicos sin afectar su condición de ciudadanos iguales.
 
Esto es lo que hace el inciso de la reforma política que ha impulsado el senador Armando Benedetti: “La ley establecerá incentivos a los partidos y movimientos políticos que creen las condiciones de representación de acuerdo con criterios de equidad de género y respeto por la diversidad".

 
Dichos incentivos, muy probablemente, no pasarían de un 10% de financiación adicional y tendrían ‘reglas moderadoras’ para evitar la trampa o el mal uso.
 
La idea, en esencia, no es nueva. Humberto de la Calle logró que la Ley 130 de 1994, artículo 12, incluyera una partida de 10% para "las organizaciones femeninas, juveniles, indígenas, de negritudes, y de discapacitados físicos, sindicatos y organizaciones dentro de los partidos y movimientos”, pero la Corte Constitucional la tumbó en la Sentencia C-089/94 por razones de forma, cuando el legislador no podía inmiscuirse en la organización interna de los partidos.
 
15 años después, la idea incluye a la población Lgbt. Lo que ha molestado al senador cristiano Víctor Velásquez Reyes, que consiguió, según un comunicado suyo, la opinión del Presidente Uribe en contra de los incentivos para la inclusión política de grupos poblacionales sub-representados.

 
Una postura atribuida que a unos sorprende y a otros no. Sorprende porque casi al tiempo el Vicepresidente Santos se ha comprometido a los cuatro vientos con una medida similar para la población negra.
 
¿Retrocederá la Plenaria del Senado porque a algunos les parece un “inciso gay”? El espíritu homofóbico no quiere ver que los incentivos cobijan a diversos grupos y no obligan a los partidos.

 
Los conservadores apoyaron la proposición en la Comisión Primera del Senado, aceptando, además,  que la cuota de género del 30% es la más viable en términos filosóficos en la cultura política colombiana. Si lo quieren ver por el origen, el inciso no es ‘gay’, es ‘negro’ o ‘afro’.
 
Directivo de la Fundación Color de Colombia (proyecto.color@gmail.com)
 
Publicado en El Espectador, 11 de junio de 2009, página 26