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Juego rudo del Gobierno con la Corte por emergencia invernal y elusión de responsabilidad

Semana
6 de abril de 2011

El Presidente Santos, un hombre de modales cultivados, probablemente ya llamó al Presidente de la Corte Constitucional para ofrecerle excusas por el juego rudo de comunicación, pero eso difícilmente lo sabremos.

 

El Gobierno se equivocó, en más de una cosa, con los decretos de emergencia, pero logró que la gente mirara hacia la Corte, como si esta hubiera perdido el alma o espíritu social.

 

“El Gobierno hará todo lo posible para que el fallo de la Corte no afecte a damnificados”, dijo Presidencia. Si la Corte pudiera pagar con la misma moneda (jugar rudo) habría dicho:

 

“El Gobierno contó mal los 30 días de la primera emergencia; tomó el camino arriesgado de una segunda emergencia en vez de acudir al Congreso, y no asume su responsabilidad”.

 

La Secretaria Jurídica de Presidencia debe estar muy mortificada, entre otras razones porque entre la comunidad de abogados sí van a mirar hacia su oficina.

 

Tres decretos de la primera emergencia se cayeron por extemporáneos, es decir, porque se expidieron el 6 de enero cuando el plazo vencía el 5 de enero!

 

Sí, por haber contado mal 30 días calendario se cayeron los decretos de empleo de emergencia (016), múltiples medidas en salud (017) y límites de velocidad vial (015). Al parecer, esto no ha llamado la atención de los periodistas, o no leyeron completo el largo comunicado 14 de la Corte.

 

Sobre la prórroga de la emergencia, que tumbó la Corte, aceptemos que dada la magnitud y la complejidad del desastre por el invierno, el Gobierno necesitaba una capacidad extraordinaria por 60 días, no por 30.

 

Lo que ocurre es que en la Constitución el estado de excepción viene por 30 días, y no se puede extender más o menos automáticamente, como quiso el Gobierno.

 

Si la Corte Constitucional cumple su función de fallar “en derecho”, ¿hace bien el Gobierno en reaccionar con palabras que le ponen a la gente en contra por ese hecho?

 

Además, su llamado a “modular” la Sentencia es de una incoherencia llamativa: Un Presidente que se supone no comparte las “modulaciones” de sentencias porque llevan al co-gobierno de los jueces, rogando por una!

 

De pronto, la Corte le atiende la petición. Pero que después el Gobierno no diga nada si le disgusta alguna otra “modulación”.