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La experiencia de la FAC: ¿una oportunidad para crear un nuevo cluster de Innovación?

Semana
1 de mayo de 2011

Esta semana  tuvimos  la II Rueda de Innovación de Bogotá y Cundinamarca en Corferias. Esta iniciativa es promovida por la Alianza Universidad Empresa Estado y no tuvo costo alguno para los participantes.  Al finalizar la rueda, se hizo el lanzamiento oficial de CONNECT Bogotá Región, corporación que contó con el apoyo inicial de 39 organizaciones entre universidades y empresas. 

 

El propósito de CONNECT Bogotá Región, es la de promover espacios de encuentro entre investigadores, empresarios y emprendedores en la región. Para acelerar el proceso de aprendizaje,  se contará con la asesoría de la Universidad de California y su brazo internacional: Global Connect.  También, se promoverá la participación de todas aquellas personas e instituciones, que quieran apoyar la construcción de una Red  de Colaboración para la Innovación en la Región Capital.

 

Para la Rueda se invitaron a todos los sectores de Transformación Productiva que , desde hace tres años fueron los escogidos por el Gobierno Nacional para apuntalar la competitividad de nuestro país. Pero en esta ocasión, se vincularon los sectores de Salud y Defensa, así como los emprendedores, para que pudieran presentar sus iniciativas.  El mensaje que quisimos dar fue claro: la innovación y el emprendimiento son la cara y sello de la misma moneda.

 

Se inscribieron 647 grupos entre empresas, emprendedores  y grupos de investigación. Asistieron mas de 1,500 personas y se hicieron 990 citas entre los participantes. En este evento se duplicó la asistencia de la primera rueda realizada a finales del 2009.

 

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Para mostrar un ejemplo de lo que puede producir una política clara  para generar nuevas empresas, a partir del uso inteligente de la ciencia y la tecnología, quiero comentar lo que  está haciendo la FAC en la Base Aérea de Madrid.  Y para darle una mejor perspectiva, voy a mencionar el ejemplo de la empresa brasileña EMBRAER.  Este  caso nos muestra, como el Brasil, llegó a tener la tercer empresa aeronáutica mas importante a nivel internacional, después de la Boeing y Airbus.

 

En 1954, el gobierno brasileño tomó la decisión de promover la industria de la aviación a través de un instituto IPD ( Instituto de Investigación y Desarrollo). Esta organización promovió varios proyectos que no tuvieron una repercusión comercial, pero si desde la perspectiva del conocimiento.

 

Como le sucedió a la FAC en Colombia, para la  FAB (Fuerza Aérea Brasileña), la dependencia de terceros para el mantenimiento de las aeronaves, los costos asociados y las demoras en las entregas, fueron unos motivadores importantes para desarrollar competencias propias y apoyar mas adelante la constitución de EMBRAER.

 

A partir de 1965 se produce un punto de quiebre muy positivo, cuando desarrollan el primer avión turbohélice que dio origen al EMB-110 Bandeirante. Para su desarrollo en 1969, el Gobierno crea la empresa EMBRAER. La FAB fue el primer cliente para las tres primeras series y para 1975, se habían producido 500 unidades de este avión que había sido exportado a 39 países. Para esa época, la empresa había establecido una reputación en el mercado internacional.

 

A partir del 75, la compañía  realiza una alianza con la Piper para producir aviones pequeños. En 1980 diseña y construye para la FAB, el primer avión de combate: el Tulcano. Este avión, en su versión del Súper Tulcano, hoy forma parte de la flotilla de la FAC en Colombia. Mas adelante, en colaboración de firmas europeas, desarrollaron el avión subsónico AFX con el cual adquirieron conocimientos y competencias mucho mas avanzadas para el diseño y construcción de aviones mas sofisticados.

 

A finales de los 80, después de un cambio en la Constitución del Brasil, se prohibió el apoyo del Gobierno a la Industria. Esta situación se sumó al fracaso del lanzamiento de un avión mas avanzado ( CBA 123 Vector), lo que  produjo la crisis mas grande de EMBRAER en toda su historia.

 

 Para salvar lo que quedaba de la empresa, después de muchos recortes de personal y la pérdida de ingenieros muy calificados, se privatizó la empresa en 1994.  Bajo una nueva administración se desarrolla el ERJ 145.  De este modelo se venden 900 unidades y su éxito sirve para recuperar la empresa.  Hoy, gracias a un manejo muy profesional y al haber focalizado los esfuerzos en aviones de 75 a 110 pasajeros, así como, en aviones ejecutivos, la empresa ocupa el tercer lugar en importancia detrás de la Boeing y Airbus.

 

Para contrastar este caso, en Colombia la historia ha sido muy diferente. Solo hasta los años 90 se comenzó a trabajar para  lograr ahorros importantes en las operaciones de mantenimiento de la aeronaves adquiridas en los USA, Francia e Israel.  El avance mas importante en esos años se produjo en el campo de las técnicas de inspección no destructivas a las estructuras de las aeronaves. La difusión de este conocimiento le permitió a la FAC entrar en el campo de reparaciones estructurales.

 

Otro paso importante, que se dio durante las décadas de los 80,s y 90,s con el apoyo de los fabricantes, fue la repotenciación de los equipos M5 y Huey II.  Con estos trabajos se intervinieron los motores, la estructura y la aviónica de las aeronaves.

 

A partir del 2000, se amplió el interés por profundizar tecnológicamente en otros campos. Se desarrollaron los cascos de vuelo personalizado para pilotos del equipo UH-60. También, se avanzó en la operación de los bancos de pruebas para componentes electrónicos e instrumentos de navegación. Hoy se tiene la capacidad de hacer el mantenimiento de muchas de las piezas que antes se tenían que enviar al exterior, con unos costos y unas demoras  muy grandes para el país.

 

En mi visita reciente a la Base Aérea de Madrid, por invitación del General José Javier Pérez, segundo al mando de la FAC, pude observar como se tiene hoy en día la capacidad de hacer reparaciones estructurales mayores para los diferentes equipos.  Además de los ahorros obtenidos, se ha logrado un conocimiento mas sofisticado y mas confianza en las capacidades propias, para intervenir en varios tipos de aeronaves, como es el caso  de los grandes aviones  C130, utilizados para transporte de tropa y carga.

 

También, pude observar como se está desarrollando el T-90, un avión de entrenamiento hecho con una estructura de materiales compuestos, del cual se espera tener 25 unidades en dos años.  Esta es una apuesta para poder incursionar en otro tipo de aeronaves de mayor tamaño y sofisticación.  La idea de la cúpula de la FAC  es aportar al desarrollo de un clúster para la Industria Aeronáutica, alrededor de la Base de Madrid, que permita la conformación de nuevas empresas de base tecnológica en la región.

 

Mientras los brasileños tomaron la decisión de confiar en su capacidad de jugar en las grandes ligas de la aeronáutica hace 50 años, nosotros perdimos mucho tiempo de aprendizaje. La falta de visión y de confianza en el personal técnico, por parte de los altos mandos de la época , se convirtió en un dique, que no le permitió avanzar al país en un área crítica de avance tecnológico.

 

 El “síndrome del no se puede” y los jugosos contratos de intermediación, retrasaron la entrada de nuestro país en un campo que puede hacer aportes importantes a la innovación y el uso de la tecnología para la generación de nuevas empresas. Afortunadamente, hoy se cuenta al mando de la FAC con un grupo de personas que tienen una nueva visión, que les ha permitido hacer las inversiones necesarias para avanzar y arriesgarse a aprender.

 

El caso de la FAC, así como el de la Armada Nacional con COTCEMAR en Cartagena, nos ha motivado para invitar al Sector Defensa a la II Rueda de Innovación. Sus aportes y resultados serán un componente muy importante para apoyar la Política de Innovación del Gobierno Nacional.

 

Las lecciones que se derivan de estos dos casos son muy importantes: el Estado juega un papel fundamental. No solo en Brasil, sino en los Estados Unidos, Israel, UK y otros países, solo los gobiernos pueden tomar las decisiones estratégicas que conllevan altos riesgos para avanzar en el campo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

 

Colombia, con las grandes inversiones que se hacen en el Sector de Defensa, debería aprovechar estos esfuerzos para promover la formación  de clústers de empresas de alta tecnología que le sirvan al país. De esta manera, un esfuerzo que hoy se ve como “gasto en seguridad”, se debería convertir en una oportunidad para la Innovación.