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La indefinida e insuficiente Unidad Nacional

Semana
29 de septiembre de 2010

En este año la propuesta de la “Unidad Nacional” les dio la victoria electoral abrumadora a candidatos de la derecha en dos países distintos: Hungría y Colombia. En el primero, el concepto refleja la necesidad de un nuevo contrato social para superar las crisis económica y de confianza en el sistema político, por las cuales el país actualmente está atravesando. En el controversial “Programa de la Cooperación Nacional” el nuevo primer ministro húngaro, Viktor Orbán establece unos mínimos en esta materia, de acuerdo con la lógica de un gobierno conservador en sus valores y proteccionista en la economía, en el marco de un clásico Estado-Nación.

En el caso colombiano, en un contexto muy distinto, el gobierno nos ha dicho muy poco sobre el verdadero significado de la unidad que propone, dejando un amplio espacio para diferentes interpretaciones. Como millones de colombianos mencionan cada día la mal llamada “seguridad democrática” sin saber lo que significa, surge la nueva pregunta: ¿De qué unidad nacional se habla? La Corporación Nuevo Arco Iris, con el apoyo de la Embajada Británica está desarrollando un proyecto para fortalecer la relación entre el Estado y la sociedad civil en Colombia, y aprovechamos el vacío conceptual mencionado para plantear algunas ideas sobre la unidad.

La necesidad de crear un acuerdo por la prosperidad, elemento retórico constante en los discursos del Presidente, por ahora no va más allá de una coalición política y reparticiones burocráticas. La unidad nacional en Colombia, donde la ausencia de un proyecto claro de nación y la gran complejidad en términos geográficos, económicos, sociales y culturales han sido fuentes de contradicciones y conflictos, es un tema fundamental, por eso no puede agotarse en un lema populista.

Para construirla, ante todo se requiere asumir la diversidad, recogiendo los ideales de personas como Jaime Bateman, Boaventura de Sousa Santos, Orlando Fals Borda o William Ospina sobre el Estado plurinacional y la democracia participativa. Los respectivos artículos de la Constitución del 91 esperan a ser desarrollados en la práctica. Si el nuevo dirigente de Colombia, trata de gobernar en el espíritu de diálogo cultural y tolerancia, sin fingir ser líder de un Estado-Nación homogéneo, o encerrarse en lógicas de desarrollo occidentales, ya con eso lograría marcar una gran distancia con todos los ex Presidentes de Colombia. Muchos de la oposición al uribismo hoy creen en esta posibilidad con el nuevo gobierno.

La debilidad del Estado colombiano y sus instituciones, tan acentuada en la literatura sobre las raíces del conflicto colombiano, parte de la debilidad de la misma sociedad civil colombiana, ya que el Estado que construimos es expresión de nuestra cultura y de la forma como nos organizamos para la convivencia. ¿Cómo llegar a construir un Estado y una sociedad civil más fuertes, con una relación menos antagónica, más complementaria y constructiva entre ellos? ¿Cómo podemos tener una cultura realmente democrática e incluyente? Peter Evans, profesor de sociología de la Universidad de California en Berkeley, propone la sinergia entre Estado, mercado y sociedad civil.

La alianza estratégica con una comunicación fluida entre estos sectores hoy es más necesaria que nunca, debido a los múltiples retos que el país tiene que enfrentar en aspectos económicos, sociales y ambientales. La bonanza minera y la aparición de nuevas empresas extranjeras en el país, acentúa la necesidad de ajustar los intereses privados a las necesidades de la población y la naturaleza. Se necesita una política trasversal e interinstitucional de fortalecimiento de la relación entre Estado y sociedad civil para lograr un diálogo constructivo; promover una efectiva Responsabilidad Social Empresarial por el desarrollo sostenible, coordinando esfuerzos entre empresas responsables, ONG y entidades estatales; fortalecer la sociedad civil desde las universidades involucrando a jóvenes en proyectos sociales; darle dientes a la participación ciudadana, simplificando y articulando la oferta institucional de participación, para mencionar solo algunos de los puntos más importantes. Así que, de acuerdo con Peter Evans, la Unidad Nacional, en vez de ser una coalición política, puede convertirse en esta amplia alianza tripartita por el desarrollo sostenible.

 

Atila Lentti

Investigador

Corporación Nuevo Arco Iris