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La Palin: un desastre

Semana
2 de noviembre de 2008

Quien no entienda por qué el 59 por ciento de los norteamericanos creen que Sarah Palin no está preparada para ocupar la vicepresidencia de los Estados Unidos, sólo tiene que oír lo que ocurrió ayer cuando Marc-Antoine Audette, famoso comediante de una emisora canadiense, la llamó por teléfono haciéndose pasar por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. La conversación es para morirse de la risa (aquí está).
 
Lo increíble, en primer lugar, es que la señora Palin no se pilla que le están mamando gallo. Cuando el falso Sarkozy le dice que a él también le gusta la cacería y que le parece “muy divertido quitarle la vida a un animal”, suelta una carcajada. Cuando le cuenta que desde su casa en Francia “se ve Bélgica”, ella ni se inmuta (parece no recordar la memorable entrevista en la que justificó su experiencia en política exterior porque desde Alaska, estado del que es gobernadora, “se ve Rusia”). Y cuando el supuesto presidente le dice que su esposa, la despampanante Carla Bruni, es “muy caliente en la cama”, la Palin se ríe.
 
Pero no sólo eso. En el diálogo, la candidata a la vicepresidencia usa un tono zalamero. “John McCain y yo sentimos un gran respeto por usted. ¡Lo amamos!”, le advierte a su interlocutor después de saludarlo con un exagerado “Hooolaaaaa, soy Sarah”. Y deja clara su ignorancia sobre mil cosas. No reacciona, por ejemplo, cuando ‘Sarkozy’ le informa que sigue de cerca la campaña junto con su “asesor especial para los Estados Unidos, Johnny Halliday” (Halliday es uno de los cantantes más célebres de Francia). Y cuando ‘Sarkozy’ le habla de “mi gran amigo el primer ministro de Canadá, Stef Carse”, la gobernadora responde: “Lo está haciendo muy bien”. Increíble, ¿no? Stef Carse es un cantante pop canadiense. El verdadero primer ministro de ese país enorme, el único con el que limita Alaska, se llama Stephen Harper.
 
Ahí tienen, pues. No soy partidario de esas bromas radiales. Pero me temo que no se equivocan los que dicen aquí en Washington que el gran error del republicano John McCain fue haber escogido a Sarah Palin como compañera de fórmula. El martes sabremos quién tiene la razón.