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La Parapolítica beneficia políticos, la farcpolítica los desacredita

Semana
4 de octubre de 2010

Cualquier político sucio por ingenuo y novato que sea en la actividad, debe saber que en el momento de hacer un trato con algún grupo armado, le saldría más beneficioso hacerlos con la derecha armada que con el bando contrario.

En los últimos años Colombia entera ha visto desfilar políticos de todos los niveles por las cárceles del país por haber realizado alianzas con los paramilitares, con el fin de recibir beneficios electorales a cambio de otorgarles contratos a sus allegados, colocar el presupuesto local a su disposición y promover leyes y acuerdos que les fuesen favorables a sus intereses.

Con lo anterior judicialmente se demostró que estas alianzas no se hicieron por simpatías, sino que detrás de la presión armada para votar por determinado candidato existía un fin económico y político, hecho que hasta el momento no se ha verificado en el caso de la farcpolítica, donde más que otorgarle un favor a algún aspirante, más bien les trae desprestigio.

Es curioso que la Procuraduría General de la Nación haya absuelto al ex senador preso por parapolítica Álvaro Araujo, cuando existían pruebas recolectadas tras el testimonio de Rafael García, en el que contó la manera como se llevó a cabo la firma de un contrato con la Registraduría Nacional para la elaboración de las nuevas Cédulas con la firma Sagem y aparecer mencionado en más de una ocasión en el computador de don Antonio como beneficiario del proselitismo armado ejercido por Jorge 40, con lo cual obtuvo votaciones atípicas en la región y en el caso de la senadora Piedad Córdoba por aparecer mencionada en el PC de Raúl Reyes, sin ninguna prueba contundente que la vincule como beneficiaria del grupo armado, el titular del Ministerio Público la destituye de su cargo.

Cierto es que la senadora pierde las luces y con el ánimo de llamar la atención, da declaraciones pasadas de la raya, y es precisamente por eso que nunca he estado de acuerdo con su manera de hacer política, más no por eso dejo de reconocer y admirar su incansable labor por la reconciliación nacional, trabajo que le ha traído más perjuicios personales que beneficios.

A estas alturas de la vida me pregunto, ¿Qué de bueno pudo sacarle en lo personal, Piedad Córdoba al mantener contacto con las Farc para lograr la liberación unilateral de los secuestrados?, aparte de insultos y señalamientos no solo de algunos colombianos del común y de uno que otro funcionario del gobierno anterior, incluyendo el mismo ex presidente Uribe, nada más. Lo extraños es que en el caso de la parapolítica, esos colombianos del común no dicen nada y por el lado de la administración de Uribe, se permitió su permanencia en la coalición que lo acompaño y en otros episodios se les nombró en las embajadas como Salvador Arana y también en las entidades del Estado como Jorge Noguera en el Das.

No niego que el fenómeno de la Farcpolítica exista, el proceso judicial abierto al ex congresista del Caquetá Luis Fernando Almario lo demuestra, pero no en el nivel en que se lo quiere mostrar, puesto que las Farc no tienen la capacidad, ni el interés de poner candidatos en el congreso para que promuevan leyes que ellas mismas van a sabotear mediante la acción armada.

La Farcpolítica es un fenómeno que se da más en el nivel local, que en el nacional, es algo más de captura de la función pública en pequeños municipios donde hacen presencia, sin necesidad de influir en las elecciones, porque llegue el que llegue tendrá que definir con ellas la gestión a seguir, cosa que es aún más difícil de demostrar, porque para eso el mismo funcionario tendría que declararlo y dudo mucho que una persona con los cinco sentidos bien puestos quiera correr con ese riesgo.

El desprestigio y el señalamiento es el precio que tuvo que pagar la Senadora Piedad Córdoba por mantenerse firme en su deseo de que Colombia llegue a la pacificación de las armas a través del diálogo y no creer en la presión militar para lograr tal fin y es por demás ilógico el grado de intolerancia que se promueve desde las altas esferas del poder con fallos como el del Procurador General de la Nación, que lo único que logran es despertar aún más el deseo de guerra, que es más bien con el que hay que acabar, para así detener el rio de sangre que tras décadas se viene derramando en Colombia.

 

Oscar Fernando Sevillano

Periodista

Corporación Nuevo Arco Iris