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La Transvesti que todo homosexual lleva dentro

Semana
31 de octubre de 2006

Lo más sorprendente de todas las fiestas de brujas a las que fui en estos días fue observar la cantidad de hombres homosexuales que aprovecharon la oportunidad para vestirse en femenino. No sólo me encontré con los viejos amigos, muy machos ellos, también me llamó la atención la cantidad de jovencitos que incrementaron la feminidad en sus atuendos.

 

Muchas de estas “nuevas trans” tienen serios problemas de relacionamiento con las reales. La diferencia de estas “transvestis en tránsito” con las verdaderas trans conocidas como Hendry Cardeño, Samantha Palacios, Diana Navarro, Charlotte Schenider Callejas (en la foto) entre otras, es que estas ultimas tienen un rollo sexual político bien estructurado.

 

Creo que los homosexuales debemos aprender que el derecho a la diferencia es algo más que un derecho fundamental. Para los transvestis de verdad, allí presentes, era obvio que los homosexuales no se comunican con ellos como sus iguales. Es más, tienen claro que en el mundo de los gay hacen parte del “show business”. Por supuesto, son aquellos con quienes se puede contar en el momento del espectáculo para recolectar fondos, e incluso son los primeros en dar la cara cuando de las marchas y otras manifestaciones políticas se trata.

 

Pareciera ser que los homosexuales no pudiéramos o quisiéramos entender su mundo, y este nos produce cierta cercanía y rechazo a la vez. Endry Cardeño dice que entre un transvesti y un gay cualquiera, tan sólo hay dos whiskies de diferencia. Bajo los efectos del licor fácilmente una cortina o una sabana pudieran competir con el diseño de un gran modisto. Igualmente nos produce cierto rechazo, pues tememos encontrar en ellos un símil de esa “mujercita escondida” que llevamos dentro, o porque se piensa que es su imagen la que afecta la nuestra.

Algo bien evidente en la relación transvestis/homosexuales/lesbianas es que la ternura y el acercamiento corporal de un abrazo solidario no parecen ser posibles de l@s homosexuales y lesbianas hacia las otras, aun cuando son muy efusiv@s entre l@s miembr@s del mismo grupo. En el fondo creo que las diferencias entre los grupos no se han podido reconciliar del todo y que nos falta mucho para logra pasar de la “tolerancia” al respeto, tal vez por ello las acciones políticas de las organizaciones LGBT no responden a las necesidades de tod@s sino a los intereses de un@s poc@s.
 

No todos los transvestis son homosexuales pero menos aún todos los homosexuales quieren ser transvestis. Ser transvesti es una de las muchas expresiones comportamentales sexuales; es una forma de encontrar placer. Algunos transvestis además son transgénero, se identifican como pertenecientes al genero femenino (no al sexo hembra) y algunas además son transexuales. Tienen una identidad de genero femenina y desean aproximar su cuerpo a su imaginario sexual. Buscan cambiar su morfología corporal por medio de implantes de silicona y operaciones quirúrgicas.


En las fiestas de brujas con participación de LGBT fue evidente también que la represión, el sexismo y la discriminación nos acosan, y que por dicha razón es necesario seguir en el trabajo de promoción y defensa de los derechos humanos y sexuales.

 

Recordemos que en Brasil, en la Argentina, y en algunos países centroamericanos se siguen presentando asesinatos y otras formas de violencia. En otros, como en Colombia, se nos sigue amenazando de muerte, se nos hacen atentados, como ha sido mi caso o se llega al asesinato como sucedió con León Zuleta. Por supuesto, conocemos políticos homosexuales y lesbianas que son visibles públicamente en sus respectivos países, y hemos podido darnos cuenta que tenemos aliados en las altas esferas del poder, pero no pude dejar de tener envidia de la buena al pensar que en Colombia, en Venezuela, en Perú y en Ecuador son pocos los homosexuales que desde las esfera del poder asumen su opción sexual como un elemento que aporta en su proyecto político.

 

Termino este blog recordando que en el Encuentro de la ILGA en Brasil, en el 2000, tuve una enorme satisfacción al recibir un nuevo título nobiliario: Transvesti Honorario, no realmente porque lo sea, sino porque los que pudieron asistir a mi taller sintieron que conmigo no existían las barreras que cotidianamente encuentran a cada paso.