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La unidad de la izquierda

Semana
26 de agosto de 2012

Por: Santiago Peña Aranza

Hace algunas semanas la noticia que sorprendió a todos fue la expulsión del Partido Comunista (PCC) de la filas del Polo Democrático Alternativo (PDA) por –según afirmaron- incurrir en doble militancia. El PCC es un promotor activo del movimiento político Marcha Patriótica (MP) que fue lanzado en abril con una multitudinaria marcha hacía la Plaza de Bolívar en Bogotá.


Las reacciones no se hicieron esperar. La gran prensa nacional hablaba nuevamente de “debacle en el Polo”, tal y como lo hace siempre que ese partido afronta alguna dificultad. Los militantes de la izquierda –simpatizantes y miembros de la Marcha- en las redes sociales comentaban indignados la decisión y algunos hacían comentarios ofensivos hacia el PDA afirmando que habían abandonado la izquierda. Otros decían que el PDA se había suicidado políticamente.


La tan anhelada unidad de la izquierda colombiana parecía sufrir la estocada final luego de varios golpes duros como la salida de Petro y de los congresistas que ahora son progresistas, pero ¿quién ha dicho que una familia unida tiene que vivir necesariamente bajo el mismo techo?


La izquierda colombiana tiene muchos temas en común que la unen sin necesidad de pertenecer a un mismo partido: la solución política al conflicto armado, la comprensión de las causas de ese conflicto, la postura crítica hacia el libre comercio, la necesaria formalización del trabajo. Además entiende la salud, vivienda y educación como derechos que deben ser garantizados por el Estado mediante un sistema tributario encaminado a la redistribución de la riqueza que elimine la desigualdad (cosa que actualmente no sucede). No son tan amigos de dar créditos a las personas para que miren a ver cómo solucionan sus problemas. Otros puntos importantes que los unen son una verdadera restitución de tierras y la reparación de víctimas, entre otros.


Quizá haya problemas personales entre sus líderes. El que sean de izquierda no los hace inmunes a ambiciones y metas personales, eso es respetable y normal. Quizá el Polo como organización haya tenido miedo de ser absorbido por el crecimiento de la Marcha y se la jugó por una decisión pensando en su supervivencia como organización. Algunos leerán estas líneas y seguramente saltarán a criticar mis palabras, pero yo estoy hablando sobre supuestos. Sólo ellos saben exactamente por qué se tomó esa decisión.


Ahora, es claro que todos estos temas en común van (y deben ir) más allá de los problemas personales y/o políticos que pueda generar la molestia de la expulsión del Partido Comunista. Si es cierto que en la Marcha Patriótica “no se reconocen enemigos a la izquierda”, entonces deben actuar de acuerdo a ello y no tomar las decisiones del Polo (justas o no) como algo personal, cuestionando la izquierda de sus directivas, cuando todos sabemos que existen personas muy importantes en cada una de “las izquierdas” que le han aportado mucho al país, desde su visión.


División de la derecha


Si la izquierda verdaderamente tiene una vocación de poder y quiere pasar de la crítica de las políticas que históricamente han llevado al país a donde esta, tiene que aprovechar la coyuntura de la división de la derecha.


La oposición de Uribe a Santos es mucho más que “una pelea de compadres” así en lo económico prácticamente no haya diferencias entre los dos. Ahí hay una pelea personal por el poder político. Uribe se siente traicionado por Santos y no precisamente por sus políticas sino porque no ha protegido a sus antiguos colaboradores hoy prófugos, asilados o encarcelados, y porque tampoco ha cazado sus peleas internacionales (quizá tenga miedo y por eso se hace el fuerte). Además si Santos finalmente se decide por la paz, esa división entre los dos será insuperable.


Frente Democrático


La Marcha Patriótica, el Polo, Progresistas, el Congreso de los Pueblos, tienen diferencias, pero muchas más cosas que los unen. Se trata de enfocarse en eso y definir mecanismos de decisión en los momentos clave, sin necesidad de estar todos aferrados a una misma disciplina de partido. Pueden estar juntos sin estar revueltos. Permitiendo que cada uno lleve sus procesos pero también coordinando acciones conjuntas. Creo que cada uno actuando por su lado no tendrá realmente ninguna posibilidad de generar los cambios que el país necesita. Para ellos la división no es una opción y la idea de conformar un Frente Democrático debería ser analizada racionalmente y sin apasionamientos.


Los militantes –de todas las izquierdas- deberían exigirle a sus líderes que empiecen a buscar acercamientos con los demás. Es más, no deben cargar las broncas que estos puedan sentir hacía otras organizaciones o personas. No les conviene a ninguna de las partes dar espectáculos que puedan ser capitalizados por sus enemigos políticos comunes.


El no reconocer enemigos a la izquierda debería ser una consigna de todos, pero no una consigna que se quede en el discurso. Deben llevarla a la práctica y para esto el papel de la militancia es fundamental. A los líderes hay que respetarlos, escucharlos, apoyarlos, pero también hay que exigirles y darles uno que otro regaño cuando se lo tengan merecido. Ellos, al igual que todos, se equivocan.


Twitter: @SantiagoPeye