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Las diferencias entre Mockus y Peñalosa: ¿una oportunidad pedagógica?

Semana
29 de mayo de 2011

Es muy triste observar desde hace años, el espectáculo que vienen presentando los diferentes partidos políticos en Colombia. La disfuncionalidad de estas organizaciones se ha venido reflejando en la perdida de su identidad y en una caída dramática de su credibilidad. En buena medida, este fenómeno se da por la indiferencia de la gente ante esta realidad. No hay conciencia de las implicaciones que este proceso tiene, para el funcionamiento de la sociedad.

La perdida de credibilidad y la desconfianza que generan los partidos políticos, han sido reforzadas por los monumentales escándalos de las últimas dos décadas. En 1995, estalló el primero de ellos con el Proceso 8000, cuando el narcotráfico capturó la campaña política  de Samper. A partir de ese momento, este cáncer se apoderó de la dinámica política colombiana. Este evento marco el declive del Partido Liberal.

En la última década, la alianza non santa entre políticos y paramilitares, secuestraron las administraciones locales, eligieron representantes al Congreso y formaron parte del proceso de la reelección de Alvaro Uribe. No en balde, terminaron en la cárcel mas de 40 congresistas en este periodo y estallaron los escándalos de la Salud, la malversación de las regalías, la destitución de alcaldes y gobernadores. Como nunca, estos hechos de la historia de Colombia,  están asociados al deterioro de la institucionalidad política y a la creciente indiferencia de la sociedad antes este fenómeno.

A la luz de este repaso muy rápido de un proceso, que ya tiene 16 años con unos resultados desastrosos para el progreso del país, me pregunto si tenemos claridad sobre la razón de ser de los partidos políticos, de su importancia y del porqué debemos preocuparnos por tratar de cambiar la oscura realidad que hoy tenemos. Esta sensación se me ha agudizado ante el espectáculo que hoy se ve en el Partido Verde y el desmoronamiento del Polo Democrático. Por esta razón me puse a investigar un poco mas sobre el tema.

Con el desarrollo del sistema democrático representativo en el siglo XIX y la utilización del sufragio para elegir representantes a las diferentes corporaciones y cargos públicos, surgen los partidos políticos que representan diferentes perspectivas en relación a los modelos de convivencia dentro de una sociedad.

Algunos partidos nacieron del seno del Parlamento entre grupos que se disputaban el poder, como fue el caso de los Tories y los liberales en Inglaterra. Debido a una visión estrecha, relacionada con la defensa de intereses muy egoístas y a un divorcio entre estos grupos y sus representados, aparece a finales del siglo XIX los partidos asociados a grupos, no vinculados con la actividad parlamentaria, como fue el caso del Partido Laborista.

Pero los partidos también surgen como consecuencia de la creación de los Estados nacionales.  Muchos de estos partidos nacen para reivindicar la identidad cultural, o como una respuesta a la colonización. También son promovidos como consecuencia de la disputa por el control de la educación, el ordenamiento de las demandas sociales, y las diferencias en el desarrollo urbano y rural.

A principios del siglo XX, aparecen las tensiones entre dos modelos diferentes de desarrollo relacionados con el papel del Capital y el Trabajo. Nace el concepto de los partidos de derecha y de izquierda, la defensa de la propiedad y la libre empresa frente a la organización del movimiento sindical. A la luz de estas diferencias ideológicas, se definen roles muy diferentes para el Estado y por ende, para los partidos políticos que representan estas diferentes visiones del mundo y de las relaciones en la sociedad.

Un partido político debe de tener explícitas sus creencias que orientan su acción y se manifiestan en su doctrina. También debe tener una teoría que sirva para interpretar y explicar la realidad. Además, debe de hacer visibles los valores que deben enmarcar los comportamientos de sus miembros. Igualmente, tiene que tener una plataforma donde se agrupen los principales problemas sociales, económicos y políticos con los programas que proponen para resoverlos.

En cuanto a las funciones que deben de cumplir hay muchas, pero quiero subrayar las siguientes: la creación y orientación de opinión; conciliación y armonización de intereses; canalización de las preocupaciones de la gente; movilización del voto, transmisión de principios, proyectos e ideas que propician el aprendizaje cívico; formación de líderes, diseño, seguimiento y evaluación de políticas públicas; control a sus representantes y tener una organización que sea un modelo de rol para la sociedad.

A la luz del marco conceptual anterior, me gustaría aportar algunas reflexiones e interpretaciones, en relación a la división que se ha presentado entre Mockus y Peñalosa y que ha llevado al primero a pedir el retiro del partido al segundo. El motivo de esta bochornosa situación, en un partido que representaba una nueva forma de hacer politica, es el apoyo que Uribe le ha dado a Peñalosa y la posible alianza con el Partido de la U.

En sus declaraciones, Mockus recuerda que los escándalos de corrupción en Bogotá, se realizaron con la complicidad del Partido de la U. La verdad, es que todo el desastre que ocurrió en manos de Moreno y sus cómplices, contó con el apoyo de los concejales de la U. Para Mockus, aceptar el espaldarazo de Uribe y su partido, significa violentar las creencias y los valores que dieron origen a su asociación con los otros ex alcaldes en el Partido Verde.

Para Mockus, las diferencias sobre estos temas, no pueden ser reconciliables, especialmente después  de los escándalos que dejó el anterior gobierno a nivel nacional y que se han destapado en estos meses. Parecería que la batalla contra la corrupción,  que viene realizando Santos en estos meses de gobierno, no es suficiente para darle credibilidad a un acuerdo sobre principios y programas para Bogotá con el partido del Presidente. El supuesto que debe estar detrás de esta posición, es que la U no es reformable y por lo tanto, no es confiable.

Para Peñalosa, supongo que la reflexión pragmática que hace, es que el reto de devolver el rumbo a Bogotá, requiere encontrar puntos de acuerdo con otros partidos, pero sin comprometer los principios y valores que caracterizan al suyo. Debe de estar haciendo la distinción de que con el Partido de la U, bajo la dirección de Santos , sí es posible hacer acuerdos para corregir el rumbo de la corrupción, que es el legado del Polo.  

Y habiendo hecho el análisis anterior, quiero llegar al meollo del problema haciendo una pregunta fundamental: Dada la trayectoria de Enrique Peñalosa en su administración anterior y el ambiente que hay contra la corrupción por parte del Gobierno de Santos, ¿ será que no es posible lograr un acuerdo entre los dos partidos, para sacar del hueco en que se encuentra Bogotá?.. Conociendo a las dos partes, pienso que sí debe ser posible porque la alternativa sería condenar a nuestra capital a seguir la ruta de Cali, que nos debe servir para entender que no hay otra alternativa.


Pero para que sea creíble esta alianza, las dos partes deberían hacer público el convenio sobre los principios y los valores que se van a respetar y que van a sostener los programas que la ciudad necesita. También, la visión que quieren construir después de la debacle del Polo. Bajo estas bases, y con una veeduría ciudadana muy activa, pienso que Antanas Mockus podría dar un ejemplo de apertura y tolerancia sin tener que transar en los temas fundamentales que una gran mayoría de ciudadanos respetamos y compartimos.

Si un acuerdo de este nivel se lleva a cabo, los dos partidos estarían cumpliendo con una de sus funciones fundamentales: ayudar a la formación política de la comunidad y a recuperar la confianza de la gente en los partidos políticos. En el fondo, ese debería de ser el marco de referencia de toda esta discusión y el ejemplo que yo esperaría que dieran a todos los colombianos