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Las elecciones de mayo: un juego de azar

Semana
4 de abril de 2010

No es fácil salirse del tópico electoral en Colombia, después de que durante muchos meses estuvo congelado por cuenta del capricho de la reelección del Presidente Uribe. Durante estos largos meses, el único tema relevante fue: sin Uribe no hay salvación. Después de la sentencia de la Corte Constitucional, tendremos dos meses para escuchar propuestas y evaluar a todos los candidatos.

En la Democracia es muy curioso el proceso de selección de candidatos que aspiran a las corporaciones públicas. Y mucho mas, cuando se trata del Presidente de una nación como Colombia, con sus múltiples problemas que desbordan la imaginación. El tema se vuelve mas increíble cuando, como resultado  del marketing  político, se presenta al candidato como una pasta de dentífrico para que todos le expriman ofertas que mas adelante no suelen cumplir.

La utilización de los medios de comunicación para vender “imágenes” y no competencias ni programas bien pensados, se ha convertido en una industria de consultores de campañas políticas. En este juego de “vender al candidato”, el fin justifica los medios. Los comentarios sacados de contexto, las acusaciones sin fundamento, las insinuaciones mal intencionadas, son la munición que se utiliza para descalificar al oponente.

En la pasada campaña para elegir Presidente de los Estados Unidos, los Republicanos, utilizaron todas las artimañas posibles para descalificar a un personaje que rompía con todos los moldes establecidos. La ineptitud de Bush fue tan grande, que Obama salió elegido, generando unas expectativas tan altas que hoy se ve a gatas para cumplir. Pero lo mas increíble es que estas prácticas descalificadoras se siguen utilizando para oponerse a la reforma de la Salud, tema que  hoy es el gran debate en el país del norte.

Traigo lo anterior a colación, porque al oír a los candidatos en RCN TV hace unos días,  en el formato de los 3 minutos para contestar, se me vino a la cabeza el proceso de selección de altos ejecutivos que normalmente utilizamos en el sector privado. Cualquier empresa seria que va a elegir su Presidente, además de mirar la experiencia que requiere el cargo, define con claridad unas competencias mínimas y somete a los candidatos a un proceso muy riguroso de selección. Una equivocación es esta decisión puede acabar con el trabajo de muchos años.

Pero hay otro tema fundamental que se vuelve crítico: la escala de valores del candidato.   Estos son los parámetros que definen en la práctica el marco ético para las decisiones difíciles que se tienen que tomar en un cargo complejo, como es la dirección de una organización. El desastre financiero en los USA de hace un año, en buena medida es el resultado de un colapso en la escala de valores, de quienes tenían la responsabilidad del manejo de empresas claves para la economía. Igualmente, la irresponsabilidad de un gobierno que fomentó con sus políticas este tipo de comportamientos.

El enriquecimiento fácil, a cualquier costo, hizo que personas aparentemente competentes y prestigiosas, buscaran atajos y no midieran los riesgos, ni las consecuencias sistémicas, de sus decisiones y comportamientos irresponsables. El resultado: mas de diez trillones de dólares de valor destruido con consecuencias impredecibles para la mayor economía del mundo.

La experiencia, las competencias y valores de la persona, definen como actuará, cuales son los riesgos que asumirá, la definición de prioridades que fijará, Y como ya lo mencioné,  estas características establecen los límites que no se deben traspasar,  aun a costa de no lograr los resultados. Pero aun mas importante, todo lo anterior envía señales claras de que es admisible y que no lo es, pero también, define los comportamientos que se vuelven un referente para los demás.

Para elegir el Presidente de un país, además de estar sometidos los votantes a el “maquillaje del producto” como ya lo anoté, no se invierte un minuto preguntado por las competencias de los candidatos, por sus valores, su carácter y comportamiento pasado. Los medios no investigan su historia para hacer un análisis teniendo en cuenta los factores mencionados anteriormente.

Para agravar mas el proceso de selección, los programas serios y bien pensados no ameritan una linea de análisis. De nuevo, lo que importa es la forma y el empaque y no la sustancia. Y el resultado: una población con deficiencias educacionales, fácilmente impresionable o manipulable, que vota sin tener un sustento mínimo y sin hacerse las preguntas básicas. La democracia se convierte en juego de azar.

Y si a todo lo anterior, se le añade que Uribe acostumbró a una mayoría de colombianos, a que él siempre tenía la respuesta, y que la responsabilidad era solo suya en la solución de todos nuestros problemas, quien ocupe el cargo hacia adelante, tendrá un reto formidable para cambiar esa dinámica. Y por esta razón, la discusión sobre quienes son las personas que aspiran a la mas alta posición,  se vuelve totalmente relevante.

Invito a los lectores a proponer las competencias y valores que serían deseables en nuestro próximo Presidente y a abrir esta conversación en este momento histórico en unas elecciones donde sabremos si hacemos los ajustes urgentes que el país requiere, o seguimos con el mismo discurso del gobierno anterior. Yo no soy muy optimista al respecto.


 


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