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Las élites detrás de Uribe y de Santos

Semana
28 de mayo de 2012

Dice Semana en su análisis de portada, “Álvaro Uribe, el jefe de la oposición”:

 

“Detrás de las marcadas diferencias de estilo, liderazgo y origen, entre ambos se esconde un crucial enfrentamiento de proyectos de sociedad y de las élites que los liderarían”.

 

Vale la pena profundizar un poco en si Uribe y Santos representan proyectos de sociedad y élites distintos.

 

Este es el tipo de cuestiones para las que se necesita investigación social empírica, no militante, sin conclusiones de antemano.

 

En un nivel aparente, Semana tiene bastante razón. Tal vez más respecto de los “proyectos de sociedad” que de las “élites”.

 

Santos recluta entre la élite establecida, con sesgo bogotano, y Uribe lo hizo entre los establecidos y los emergentes, con sesgo regional (o paisa).

 

Por el número elevado de nombramientos desafortunados de Uribe, de origen emergente, tiende a olvidarse que él comenzó con un guiño a la élite social, Francisco Santos, y a la tecnocracia (Juan Luis LondoñoCecilia MaríaVélez, Santiago Montenegro, etc), y no abandonó del todo el patrón.

 

Sin embargo, una comparación sistemática de los orígenes del gabinete y otros funcionarios de los dos gobiernos, probablemente arroje un cierto predominio del origen de cada presidente en el perfil de sus designados.

 

Aunque Santos difícilmente podrá mantener el sesgo bogotano si quiere prevenir el descontento latente (o manifiesto) de algunas élites regionales.

 

Además, por ejemplo, quizá no encuentre en la costa caribe técnicos del perfil social que reclutó en el Valle del Cauca.

 

El nuevo ministro de transporte, Miguel Peñaloza, de carambola tal vez, parece una apertura de la norma santista, si bien remplaza a un manizalita egresado de la Nacional, que fue vendedor a domicilio.

 

Pero, un punto de fondo para esclarecer en una investigación, es si una vez desaparecida la división partidista liberal-conservadora de nuestras élites, resultado del Frente Nacional, ¿estas se pueden enfrentar por “proyectos de sociedad”?

 

Una hipótesis es que el tamaño y la cultura de las élites, establecidas y emergentes, no dan para “masas críticas” en cada “proyecto de sociedad”, y que más bien el partido de las élites es el del “poder”.

 

Se puede decir que el proyecto de Santos es modernizante y el de Uribe conservador (o que son populismos diferentes), pero las élites estuvieron contentas con los tres “huevitos” de Uribe y se asume que hoy están conSantos (el ‘traidor’ a su clase).

 

Juan Manuel Santos mismo puede dar fe del relativismo (o maleabilidad) de las élites (y sus líderes) evaluando los “proyectos de sociedad”. Lo que le debe preocupar es que los grupos privilegiados afectados se movilizan más que los convencidos del proyecto modernizante.

 

La seguridad y el tema de las guerrillas pueden voltear a las mayorías y a las élites, pero ni Santos es Pastrana IIni Uribe puede volver al poder.

 

En la eventualidad increíble de que Santos se echara en contra a las mayorías por de verdad creer que “la paz está de un cacho”, el candidato rival apelará a las mismas élites.

 

Y seguiríamos, es probable, con la misma falta de claridad sobre los “proyectos de sociedad”. Por supuesto, ni todos los emergentes regionales son "paracos" ni todos los establecidos son unas lumbreras.