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Luego de mi liberación se generaron más traumas. Luís Eladio Pérez

Semana
7 de diciembre de 2011

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Quienes trabajan por los Derechos Humanos en países donde a diario se viven los horrores de la guerra, opinan que el secuestro es la peor tragedia a la que se puede someter a un individuo, porque este no solo lo aparta de la sociedad, sino que rompe el lazo que lo ata a su grupo familiar y a las personas allegadas. Este es el caso de Luís Eladio Pérez, liberado gracias a las gestiones de la excongresista Piedad Córdoba.

 

 

 

 

Óscar Sevillano  (OS): Algunos psicólogos y psiquiatras aseguran que el secuestro no termina con la liberación, desde su experiencia ¿qué nos puede compartir?

 

Luis Eladio Pérez (LEP): Producida la liberación por supuesto que  se generan traumatismos, porque uno no está preparado para  el reencuentro con la familia y la sociedad. No fue nada fácil, empezando porque no  hubo un acompañamiento;   no hubo asistencia médica,  ni psicológica por parte  del Estado colombiano. Eso fue  como si hubiesen sacado unos micos de la selva para  exhibirlos ante los medios de comunicación como trofeos y pare de contar.

 

OS: ¿Quiere decir que el Estado no se preocupó porque usted y su familia tuvieran las condiciones y el ambiente adecuado para un reencuentro?

 

LEP: nunca hubo una preocupación directa por parte de ninguna entidad del gobierno nacional en nuestra suerte. El encuentro con mi  familia fue  sin duda un camino difícil, porque teníamos que entender todos que habíamos cambiado.  Uno cambia en el secuestro,  pero también mis  hijos y mi esposa cambiaron  acá en la ciudad.  Ellos también estuvieron secuestrados en la otra selva, en la selva de cemento, viviendo la indiferencia de una sociedad que nunca fue solidaria, de un gobierno que por el contrario lejos de pretender nuestra liberación,  lo que en el fondo quería era que nunca recobrásemos nuestra libertad. Nunca hubo voluntad política para avanzar, nuestras familias tuvieron que aguantar mucho tiempo para ver un 4 de febrero de 2008 donde por primera vez  se manifestaba la sociedad colombiana, no mucho en favor de unos secuestrados que nos estábamos pudriendo en la selva, sino más bien en un plebiscito  a favor del presidente Uribe en la guerra contra las FARC.

 

OS: Luego de que es liberado por la senadora Piedad Córdoba y el Presidente Hugo Chávez, usted se radica en Bogotá con su familia tras vivir por más de dos años en la selva, es claro que este cambio es duro, ¿de qué manera la sociedad y sus allegado ayudan a su readaptación?

 

Regresar a Bogotá no fue nada fácil. Nunca  hubo una voz de aliento y de ayuda por parte de ninguna institución del Estado.  En mi caso tuve que  empezar sólo todo el proceso de readaptación.  Busqué  asistencia  psicológica los primeros dos días, y creo que en ese aspecto salimos bastante bien librados, sin embargo  quedan traumas que lejos de superarlos, lo que nos enseña la vida practica y los psicólogos es que  hay que acostumbrarse a vivir  con ellos,  adaptarse a ellos, volver a tomar las riendas de mi vida y mis actividades  políticas  que es donde se encuentra mi pasión.   Pasaron muchos años fuera de la escena y  fue particularmente muy difícil reencontrarme nuevamente con  todos los procesos políticos  que yo vivía y trabajaba antes del secuestro.

 

OS: Se entiende que Luis Eladio Pérez, no haya superado del todo la etapa del secuestro, pero su familia…

 

Mi esposa y mis hijos  sufrieron  mucho. Ellos tuvieron muchísimas  dificultades,  las económicas fue una de las tantas.  Nunca hubo ninguna solidaridad de apoyo  por parte del Estado colombiano, por el contrario, lo que hacían era pagar abogados para que no les dieran los sueldos a los que yo tenía  derecho, porque mi  secuestro se dio  en calidad de Senador de la República. A mi familia le toco aguantar hambre, mis hijos tuvieron que retirarse de la universidad.  Eso nadie lo sabe porque por supuesto eso no le interesa ni a la gente ni a los  medios  de comunicación. Estos últimos   se convirtieron en un tormento porque lo que hicieron de nuestra tragedia   dio al traste con mi matrimonio,  mi  esposa y yo nos separamos por culpa de esa mala prensa, esa prensa vulgar que se dedico a hacer  una novela morbosa de nuestra vida. Por supuesto hemos logrado  superar muchas de las dificultades; pero quedan  unas secuelas que se llevan por toda la vida.

 

OS: ¿Cómo deja usted a su familia  en el momento en que se produce ese hecho y como la encuentra  cuando se produce la liberación?

 

LEP: Yo la dejo en unas circunstancias  normales,  una familia normal  de clase media con deudas, con expectativas, mis hijos empezando proceso universitario, mi señora  trabajaba en un  anticuario.  Cuando se produce el secuestro  cambia  la vida, ella tiene que cerrar su negocio y dedicarse a  buscar fórmulas para lograr mi liberación;  mis hijos  tienen que abandonar sus estudios universitarios porque no  pudieron pagar la  carrera, económicamente no había forma de  hacerlo. Para ellos cambia la vida en un 100% porque  eran personas ajenas al tema político, eran muy apáticos frente a mi actividad  personal y se ven obligados a   tomar ese camino.  Yo deje a unos adolescentes gomelos que   hablaban  de todo  menos de política,  y encontré personas maduras,  hablándome de  acuerdo humanitario,  de derecho  internacional, de convención de Ginebra, de todo  lo inherente a lo que representaba mi suerte para recobrar la libertad.

  

OS: ¿La relación como es  estos momentos?

 

LEP: Excelente.   Es una relación perfecta con mis hijos  y con mi ex esposa. Entiendo los motivos  por las cuales  se tomo la determinación y   las acepto , no las comparto, pero por supuesto  tenía que hacerlo, porque se que  para ella fue muy difícil entender que todos a toda  hora le estaban recordando y preguntando que si yo había tenido relaciones con  la doctora  Ingrid Betancourt, en todos los escenarios, en todas las revistas, en todos los periódicos,  y naturalmente  a ninguna esposa  le gusta aparecer como la gran cachona  de Colombia, y eso  genero dificultades en la relación y por supuesto la vida es muy corta para  seguir uno amargado, razón por la  que tomamos la  determinación de  que cada uno hiciese su vida y tratásemos de gozar y de vivir  o disfrutar  lo poco que nos quede de ella.

 

OS: Sorprende que el caso de un político de alto reconocimiento en Colombia, exgobernador, congresista en varios períodos,  se parezca muchísimo a el de los policías  que salieron del secuestro de las Farc y que hoy se encuentran olvidados por parte de las entidades del Estado.

 

LEP: Con ellos es peor, porque al fin y al cabo yo era senador elegido por voto  popular,  no era  empleado público directo del Estado, pero en los policías y militares que han padecido  el secuestro,  el tratamiento ha sido pésimo,  prueba de ello es que la inmensa mayoría están dedicados a la drogadicción, al robo,  al alcoholismo,  en fin no hubo ningún tratamiento y por el contrario lo que hicieron fue  sacarlos de la institución  a la que habían servido y por la que  habían caído  en manos de la guerrilla.

 

OS: ¿Qué hacer entonces con un Estado indolente que olvida a quienes exponen sus vidas para cuidar y velar por su seguridad y la democracia?

 

LEP: Habría que hacer  un juicio de responsabilidad al Estado colombiano por el abandono frente a la suerte de sus ex secuestrados. La muerte de uno de ellos es una prueba y a la vez   el  reflejo de lo que ocurre en la inmensa mayoría.

 

OS: El secuestro ocurre en el gobierno de Andrés Pastrana y parte del período de Álvaro Uribe, ¿en todo este tiempo el Estado nunca se  preocupo por emitir una política o una ley  que favorezca a este tipo de victimas?

 

LEP: Expidieron  una ley a instancias de Jairo Clopatovsky donde de alguna manera trataron de resarcir ciertas actuaciones por ejemplo, el pago de impuestos.

 

OS: ¿Se refiere al congelamiento de las deudas y obligaciones de sus familiares con el Estado y las entidades financieras?

 

Cómo es posible que uno secuestrado y el estado embargando  a las familias nuestras por no  pagar,   ¿cómo iban a pagar las tarjetas de crédito,  o las deudas  bancarias cuando nosotros estábamos secuestrados?,   fue entonces cuando se logro congelar, más no condonar,  pero si detener el cobro  hasta tanto recobrásemos la libertad  y un año después para  volver a enrumbarnos económicamente  y pagar nuestras deudas,  pero no hubo un solo peso de rebaja.  Esa ley que expidió Clopatovsky, permitió de alguna manera  la exoneración de algunos impuestos durante el tiempo de cautiverio, impuesto predial de nuestras propiedades, e impuesto de vehículo, nada más.

 

OS: ¿La tarea de la senadora piedad córdoba termina en el momento en que se libera  a determinada persona o ella continua haciendo acompañamiento?

 

LEP: Acompañamiento ninguno después de la liberación,  por supuesto reconocemos su trabajo en la búsqueda de  algún  mecanismo que hubiese permitido la liberación.  Ha seguido en ello  y ojala tenga en sus nuevos objetivos. Pero acompañamiento  posterior ninguno, de pronto si hubiese tenido algún interés político y de que nosotros la acompañásemos para sus propósitos electorales,  pero del  resto nada.

  

OS: El expresidente Samper y el doctor  Horacio Serpa de una u otra forma siempre se han manifestado  de acuerdo con la búsqueda en la salida  negociada   al conflicto armado y el acuerdo humanitario  ¿en  estos momentos como es su relación con ellos ?

 

LEP: Tengo relaciones de carácter  personal pero no política con ellos. Se  hizo un  intercambio en el gobierno de  Samper recuperando  muchos soldados y policías que en su  momento estaban secuestrados , pero a mí me toco  la mala suerte de la dirección única en el liberalismo de César Gaviria y la presidencia de Álvaro Uribe,  que tienen un inmenso rencor  hacia las Farc,  y las Farc hacia ellos, porque el primero   fue el autor de la famosa  toma a casa verde el 9 de diciembre  del año 90,  cuando los colombianos íbamos a elegir a los constituyentes, que después reformaron nuestra carta magna.  El presidente  Gaviria lo que hizo fue alejarse totalmente de nuestra  situación,  sacando  el pretexto de que las Farc lo odiaban a él y  que cada que él hiciera una gestión  sería  perjudicial para nuestra suerte , argumento ridículo  porque el partido debió haber tomado una posición de frente a una salida  negociada al conflicto.

 

Oscar: ¿Estuvo de acuerdo con la demanda  que quiso interponer la doctora Ingrid Betancourt?

 

LEP: Por supuesto que sí y con  la demanda de todos  los demás.  No lo hice porque no sabía  que se podía demandar y se vencieron los términos,  lo que he hecho es elevar una denuncia al presidente Uribe, ante la Comisión Interamericana  de Derechos Humanos en Washington, promoviendo un juicio de responsabilidad política  por la desidia  que tuvo para buscar la liberación. Los siete años  de secuestro que sufrimos no lo paga ningún dinero.   No se si exagere con la cifra de mil seiscientos millones  de pesos, pero lo que si se es que nunca se  va  ha recuperar los  siete  años perdidos de  libertad,  ni nunca voy  a recuperar el lazo familiar roto. Todos hemos tenido dificultades, Ingrid se separo de Juan Carlos Lecompte, Jorge Eduardo Gechen terminó con su vida matrimonial,   a Consuelo González se le  murió el esposo,  a Gloria  Polanco le mataron a su compañero.  Todos hemos tenido dificultades en nuestros hogares eso no lo paga ningún dinero, la reparación es para que  el Estado  asuma su obligación en la búsqueda de la libertad de cada uno de sus ciudadanos.

 

OS: ¿Aún si el secuestro se da en la forma como se dio el de la excongresista y ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, y si además su rescate se da gracias a la acción de las Fuerzas Militares?

 

LEP: Es que el tema es la tragedia que hay durante el secuestro y luego de que se es liberado. Entonces porque la gente critica una demanda,  tenemos que dejar que pase sin pena ni gloria algo que puede ser ejemplo para que  ningún otro ciudadano la repita. Cuantos  no demandan  al Estado por cosas mínimas, y en el caso de uno,  donde la institución asume un papel pasivo y se vuelve cómplice, ¿uno es el malo del paseo?.   Nunca tuvimos la seguridad necesaria,  nunca se  trató  de recuperar las  zonas en donde existen paraestados. Le pongo de ejemplo  el de su tierra Barbacoas en el departamento de Nariño,   cuando uno va para allá y pide seguridad la respuesta es   no vaya porque está en manos de la guerrilla,  ¿puede ser esa una contestación lógica de un gobierno que dice luchar por el restablecimiento del orden en el territorio nacional?,  cuando se debe  brindar la seguridad y garantías necesarias para todos los ciudadanos  y más  a quienes estamos en el ejercicio de la actividad política. En Colombia   no puede haber zonas vedadas para nadie por más conflicto armado que exista.