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Mal cristiano: la viga en el ojo propio

Semana
27 de abril de 2012

No suelo responder a los lectores, y menos hacerlo como un post. Pero más de 45 respuestas a mi publicación anterior demuestran las dificultades que existen cuando de opinar sobre religión se trata, en especial si se evidencia que desde ésta se vulneran los derechos de hombres y mujeres, de los que ni siquiera se sabe si son cristianos o católicos, pero que muchas personas rezanderas suponen que por ser miembros de una minoría sexual son pervertidos y no creen en Dios ni practican sus creencias religiosas.

 

Querida luzangela5@hotmail.com esto va para ti, pero también para todos los y las lectoras, en especial para aquellos que en su amor cristiano asumen el irrespeto como su ejercicio testimonial.

 

Si amar a Dios y orar fuera suficiente para cambiar la realidad no habría tanto sicario, paramilitar y guerrillero asesino que orara antes de asesinar. Supongo que piensas que todas las víctimas del conflicto armado, incluyendo los varios millones de desplazados dejaron de orar y por eso cayó sobre ellos la violencia armada. Eso, no funciona así.

 

Lamentablemente las religiones suelen considerar su forma de interpretar el mundo como la única válida, anulando cualquier otra posibilidad de vivenciar el mundo (léase como ejemplo el aplastamiento de todas las creencias indígenas por parte de los conquistadores en América). Es muy contradictorio sentirme agredido por posts bastante violentos de gente que supuestamente profesa una religión en la que se habla de amor.

 

El amor se vive dentro y fuera de tu iglesia, y también lo viven los gay, las lesbianas, los y las bisexuales, los y las transexuales, las personas transexuales y por supuesto también los heterosexuales. Y los judíos. Y los indígenas. Y los que no son católicos ni cristianos. Ustedes no son los únicos “autorizados” para dar amor.

 

No me despacho contra la iglesia, me despacho contra la incoherencia de los jerarcas católicos, por su doble moral (algunos de ellos fueron mis parejas sexuales); no me despacho contra los cristianos, por si no lo sabes fui miembro de una muy importante comunidad religiosa, estudié en dos universidades católicas, he sido maestro en otras e incluso sigo siendo invitado como conferencista por otras universidades católicas.

 

Muchos católicos me reconocen por mi trabajo pastoral, por mis aportes en la lucha por los derechos humanos, por mis desarrollos sobre la educación e incluso por ser sexoizquierdista, mejor dicho, por mi discurso teórico-político de militante sexual, pero eso es otra historia.

 

Pero si por Colombia llueve, en el mundo no escampa. En el plano colombiano, bastan unos ejemplos para demostrarlo: las recientes palabras del secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Vicente Córdoba; el concejal del PIN en Bogotá, Marco Fidel Ramírez en el Concejo de Bogotá entregó el libro "Sexo, noviazgo y santidad” a los jóvenes personeros estudiantiles que visitaron la entidad el viernes 27 de abril. En cuanto al panorama mundial, es suficiente la opinión del obispo de Alcalá de Henares, Juan, quien insiste en que “los homosexuales son unos pobres diablos” a los que hay que curar y la  Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos opina "No compartimos la práctica de la homosexualidad por no estar conforme con la sana antropología ni con la Santa Biblia. La homosexualidad no es pro-natura. Monseñor Reig tiene toda la razón"

 

Finalizo aclarando que dentro de la iglesia también hay respeto y solidaridad, algo que la jerarquía no aprende. Muchos de mis amigos son católicos, e inclusive son monjas y sacerdotes con quienes tenemos lazos de afecto muy especiales que están por encima de cualquier diferencia ideológica.

 

Quizás la diferencia que hay entre muchos de los que no hacemos alarde de cristianos y los más fervorosos católicos, es que no nos atrevemos a “apedrear” al primero que aparece diciendo algo que no nos gusta, como sí muchos foristas cristianos suelen hacer.