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Negar los falsos positivos: Otro falso positivo

Semana
28 de mayo de 2010

Cuando escuché en Caracol a Juan Manuel Santos decir con relación al informe presentado por la ONU en el cual se dice que existe un patrón en el caso de las ejecuciones extrajudiciales, los llamados falsos positivos, en Colombia, me sorprendió su frase “Nosotros no nos inventamos los falsos positivos”. No podía dar crédito a lo que estaba oyendo, en especial porque yo, al igual que muchos colombianos, esperaba que Santos fuera por fin honesto frente a este tema (debería serlo también en muchos otros) y continuara la frase diciendo algo así como: “los desaparecimos… los asesinamos simplemente porque teníamos que mostrar resultados, no nos importó que fueran inocentes, además qué importan los que matamos, era gentuza de estratos bajos”.

El negar responsabilidad política es, en sí mismo, otro falso positivo. Porque muy seguramente la tropa recibió la orden de conseguir resultados, so pena de sufrir algún tipo de consecuencias, recibir prebendas o ambas, lo cual inevitablemente lleva a la gente a pasar de guerreros a mercenarios que buscan conseguir o evitar algo sin importar los medios. Necesariamente tiene que haber una responsabilidad política, y esa es la que sin duda está evadiendo el honorable candidato.

Santos resalta la colaboración del gobierno con el fin de acabar con este tipo de incidentes, posiblemente porque luego de haber sido pescados infraganti lo único que les quedaba era aceptar sus grandes desaciertos, por ello tampoco extraña que ante la injerencia indebida en política que ha hecho el presidente, el candidato afirme que “es completamente normal que un presidente se preocupe por defender sus políticas y se interese porque continúen”.

De todas formas sabemos que cuando no hay democracia es completamente normal que se vulneren los derechos de los ciudadanos y que el tirano se crea aquello de “El estado soy yo”. Es una vergüenza que todo alrededor de los falsos positivos se esté convirtiendo en eufemismos (el término en sí es una forma políticamente correcta de denominar las ejecuciones extrajudiciales) pero como en este caso las víctimas son familias de Soacha o de otros espacios marginales de estratos 1 y 0, quizás no importen, lo importante es ganar la presidencia… sin importar los medios.