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No es de cristianos gobernar para minorías

Semana
3 de noviembre de 2007

Algo que me llama la atención con relación a muchos de los comentarios que escriben en este blog algunos de los lectores, es el amor cristiano que profesan y del que hacen gala; ese amor que no logra, como lo hacía Jesús y proponen los evangelios, ser compasivo, servicial, no buscar el mal…
 
Será que se puede ser cristiano sin ser solidario, respetuoso, tolerante. No creo. Hay que ser testimonio crístico en todo nuestro actuar, si se quiere ser llamado cristiano.
 
En su etapa de Ser humano, Jesús de Nazareth estuvo al lado de los excluidos, de los pobres, mejor dicho de las minorías, para comprenderlo no se necesita una “inteligencia superior”.
 
Cabria preguntarse, cuáles son las minorías de nuestro tiempo, por qué lo son y es importante trabajar con ellas y por ellas, no sólo como cristianos, sino también como políticos.
 
El concepto de minoría, tradicionalmente, hace referencia a los grupos de población que tienen unas características propias de orden étnico, económico, político social y cultural, y que por estás mismas características, comúnmente, son excluidos y no forman parte del círculo de poder en las sociedades.
 
Estos grupos sociales con comunes denominadores en el ámbito de la salud, el desplazamiento forzado, la sexualidad, las personas en niveles socioeconómicos considerados bajos o en la absoluta pobreza, mujeres y víctimas de la violencia, entre otros, superan en número a los grupos y sectores dominantes de nuestra sociedad y sus aspiraciones e intereses no encuentran representatividad, ni canales de expresión que posibiliten modificar su condición de “grupo marginal”.
 
La exclusión social, económica, educativa, en salud y política de estos grupos de la población hace difícil la creación de procesos de convivencia social democrática y el ejercicio de las libertades públicas y privadas, como el derecho a la salud, el derecho a la dignidad, el derecho a la diferencia, el derecho a la vida, el derecho a la educación, el derecho a la autodeterminación, el derecho al trabajo, el derecho al libre desarrollo a la personalidad y los derechos sexuales. La violación a sus derechos desvirtúa los principios fundamentales de una democracia: la solidaridad, la fraternidad, la tolerancia y el respeto por la diferencia.
 
Los grupos marginados han sido caracterizados como tal, justamente por quienes sustentan el poder y definen el “deber ser” de los comportamientos sociales de este grupo de población, colocándolos en una condición de marginales y clandestinos.
 
Auto rechazo y auto exclusión son casi que el resultado natural, pero también una actitud que impide de alguna manera que estas poblaciones se movilicen y exijan atención a sus propias necesidades, e impide su participación en los proyectos de construcción social por su condición de minoría, a pesar de que están siendo una inmensa mayoría.
 
Pongamos un ejemplo para comprender mejor la idea. Quienes ejercen el poder vienen atentando contra la salud pública porque excluyen y marginan a un sector de la población debido a su condición de salud. Vivir con una enfermedad considerada de alto costo, pertenecer a un estrato socioeconómico bajo y no contar con recursos económicos suficientes obliga a la persona a solicitar servicios de salud en calidad de vinculado o subsidiado, dificulta la obtención de servicios mínimos en condiciones de oportunidad y óptima calidad. La inmensa minoría en salud al igual que, por ejemplo, las minorías sexuales, son considerados como ciudadanos de tercera, desheredados y excluidos.
 
Se requiere, por tanto, para que estos ciudadanos gocen plenamente de sus derechos, la participación activa de todos aquellos que se sientan participes de la lucha por el reconocimiento de los derechos de las inmensas minorías. Independientemente de si forma parte o no de estos grupos de la población,
 
Todo ciudadano, cristiano o no, puede aportar desde su condición y convicción para que los excluidos y las excluidas puedan participar en igualdad de condiciones y gozar de las oportunidades, logrando acceder a los servicios y beneficios a los cuales tienen derecho en un Estado social como el nuestro.
 
Se trata de lograr que todos y todas seamos tratados como actores válidos en todos los espacios de co-construcción social.
 
Desde esta perspectiva, premisa y experiencia, es que considero que quien ejerce el poder debe gobernar para las minorías, que esto debe ser asumido como bandera política, y en consecuencia, trabajar desde esta visión y por los derechos de los grupos sociales excluidos.
 
Las minorías sueles ser espectadores de lo que sucede en las ciudades, en su país, solo son fuentes de votos pero no se les oye con relación a sus necesidades o sus propuestas de solución.
 
Es esa la razón, por la que las minorías sexuales queremos ser parte de la solución a los diferentes problemas del país y la ciudad, queremos tener voz en el conflicto armado y no tan solo colocar los amenazados, los maltratados, los desaparecidos, los desplazados, los muertos, nuestros cuerpos para ser usados como objetos sexuales de los guerrilleros, narcotraficantes o paramilitares.
 
Queremos poder decidir sobre nuestra vida, cuerpo, salud, sexualidad, queremos tener una participación política pero sobre todo que por fin se den cuenta que no somos ciudadanos y ciudadanas de tercera, sino seres humanos, con un sentido claro de lo que sucede en el país y en especial de sus posibles soluciones ya que como victimas permanentes de estigma y discriminación hemos aprendido el respeto, la solidaridad, y en especial el sentido de la pluralidad.
 
Será que es demasiado que se les pida a los cristianos tolerancia, respeto, solidaridad, incluso para aquellos otros hijos de Dios que viven su vida de una manera distinto a como ellos creen que se debe vivir, o es que los cristianos y los paramilitares tienen mucho mas en común de lo que ellos mismos (cristianos y paramilitares) quieren creer. Sí no es así, que me lo expliquen y demuestren con su testimonio.
 
Será que sólo existe una verdad y que justo, los cristianos recalcitrantes la tienen.