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Nostalgia por López Michelsen

Semana
11 de julio de 2007

 
Durante años, preparé mentalmente una nota con este título tentativo: "Nostalgia de un veinteañero por López Michelsen".
 
En 1999, adelanté una expresión de mi gran admiración por el "burgués, católico y feo", como se definió así mismo. Llegó la hora de su muerte, y parece que no tengo nada que añadir.
 
Con la desaparición de López Michelsen perdemos al principal depositario e intérprete de la historia política de la República de Colombia: algo distinto de ser historiador.
 
Depositario porque había recibido un legado que se remonta a mediados del siglo XIX, y fue testigo de la primera mitad del siglo XX y protagonista de la segunda. Alcanzó a agitar el trapo rojo en el siglo XXI!
 
Intérprete principal porque nadie como él tuvo la capacidad intelectual de darle un sentido sugestivo a los acontecimientos que marcaban el rumbo del país, sin olvidar incluso los detalles en apariencia nimios de 100 años atrás.
 
Otro talento de López que se extrañará: ese "descentramiento social", como diría Weber, la conciencia de representar a una clase social (las Memorias de la oligarquía) y al tiempo ser capaz de verla con ojo crítico desde "afuera" (la novela Los elegidos).  
 
Este ex profesor de derecho constitucional era una inteligencia excepcional, deliciosamente maligna e inconsistente a veces. Como político, tardío en su aparición, tuvo un espíritu incansablemente combativo, de suaves maneras.
 

Sólo recuerdo una "salida de casillas" suya, con el maestro Germán Arciniegas.
 
* * *
 
Pasé el fin de semana conversando con un alumno  de López en la Universidad Nacional, Jacobo Pérez Escobar, condiscípulo de García Márquez, acariciando la idea de entrevistarlo  para plasmar en papel sus recuerdos y conceptos sobre algunos líderes olvidados del siglo XX e incluso del XIX.
 
Esta noticia de hoy nos frustra el plan, y es realmente una gran pérdida específica para la memoria de un subconjunto de la población colombiana.
 
Ha muerto el último de los hombres de Estado intelectuales en nuestra patria, valga la retórica en esta hora de homenajes.
 
Para la generación universitaria a la que pertenezco, López Michelsen fue la "piedra en el zapato" por su "inquina" con la Séptima Papeleta y la Constitución de 1991, pero es la hora de los homenajes.
 
Esperemos que se abra paso en la conducción política un nuevo tipo de líder: los "tecnócratas" con vocación intelectual y social.