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¿OTRO SEPTIEMBRE NEGRO?

Semana
9 de septiembre de 2011

Después de un verano pavoroso en los Estados Unidos y Europa, en lo económico, lo político y lo climático, se esperaba que después de las vacaciones de agosto, septiembre trajera un ambiente más propicio para comenzar a ver la luz al final del túnel. Sin embargo, con septiembre regresaron las lluvias y las incertidumbres.

 

En lo político, durante los meses del verano, el Presidente Obama luchó con los Republicanos en el Congreso para la aprobación de una solución balanceada frente al problema de la deuda pública, que incluyera no sólo recortes en los gastos sino  eliminación de ventajas impositivas para los más ricos y las grandes corporaciones. Obama calculó mal sus jugadas, terminó cediendo mucho terreno y su imagen salió muy debilitada. Según las últimas encuestas del Washington Post, después de contar en mayo con la aprobación del 56 por ciento de la población, en junio descendió nueve puntos y se colocó en sólo el 47 por ciento. En agosto tuvo un nuevo descenso para situarse en 44. A comienzos de septiembre su aprobación llegó tan sólo al 43 por ciento, una de las más bajas si se compara con la de otros presidentes en este punto de su gobierno.  Se raja en el manejo de la economía, el empleo y el déficit. Tan sólo su manejo del terrorismo es aprobado por un porcentaje alto de la población, el 62 por ciento. Esta aprobación se vio fortalecida por la eliminación de Osama Bin Laden y por el hecho de que, durante su gobierno, las amenazas terroristas han podido ser contrarrestadas a tiempo.

 

Lo peor para Obama es que su imagen descendió no sólo entre la población con tendencias republicanas, sino entre los independientes y su propia base de los demócratas. Entre estos últimos quedó la percepción de que el Presidente no es un líder lo suficientemente fuerte para manejar los inmensos retos actuales y la oposición en el Congreso. Los más liberales lo acusaron de haberse entregado a la agenda conservadora que le ha dado prioridad a la solución del problema de la deuda, por encima de la necesidad urgente de crear más empleos y reactivar la economía, antes de que esta vuelva a caer en la recesión. Su único consuelo es el de que la desaprobación para los republicanos en el Congreso es todavía mayor y llega al 68% de la población, 15 puntos por encima de la del Presidente.

 

La incertidumbre generada por la dificultad de que el gobierno de Estados Unidos y el Congreso lleguen a acuerdos para solucionar los problemas de la economía, unida a la causada por las situaciones en Medio Oriente y en Europa, y el peligro de que Grecia, Portugal, Italia y España no puedan seguir pagando su altísima deuda pública hicieron que la bolsa en Estados Unidos, a partir de mediados de julio, descendiera fuertemente y borrara los avances que había logrado durante el mes anterior. Las bajas en los precios de las acciones norteamericanas no han sido causadas, en general, por descensos en las utilidades de las empresas, incluidos los bancos. Las utilidades se han recobrado vigorosamente después de la crisis financiera.  Pero la creación de empleo por parte de las firmas privadas, debido a la incertidumbre sobre el futuro, ha sido muy lenta y no está alcanzando para contrarrestar la eliminación de empleos por parte del gobierno federal y, sobre todo, de los gobiernos estatales y municipales.

 

En agosto, hasta la tierra pareció protestar. El día 23 la región alrededor de la capital norteamericana sufrió un  temblor sin precedentes en más de 100 años y trepidó con una intensidad de 5.8 en la escala de Richter. Por fortuna los daños fueron muy menores, pero los habitantes de Washington DC y los trabajadores salieron angustiados de casas y oficinas. Muchos de ellos no habían experimentado un temblor en toda su vida.

 

No había terminado el mes cuando un huracán amenazó a la capital política del país y a su principal centro económico, New York. El Presidente Obama tuvo que recortar sus tan criticadas vacaciones en Martha´s Vinyard, que es refugio de ricos e intelectuales del Este de los Estados Unidos. Finalmente, los vientos del huracán no afectaron con intensidad las dos grandes ciudades, pero las lluvias produjeron extensos daños en los alrededores.

 

En septiembre regresaron las lluvias y, con ellas, los congresistas que habían salido de vacaciones. El Presidente Obama, cumpliendo el compromiso que había asumido el mes anterior, propuso a los líderes de ambas cámaras presentar su plan en favor del empleo en una sesión conjunta para el miércoles de esta semana. Boehner, líder de la Cámara, respondió que no se podía en esa fecha, ya que los precandidatos republicanos a la Presidencia llevarían a cabo uno de sus debates televisados. Otro error de la Casa Blanca. La fecha del debate era públicamente conocida desde hace rato. Quisieron hacer un jueguito político que nadie entiende y “dieron papaya”  para que los republicanos dijeran que no.

 

Finalmente, en una noche lluviosa y oscura, este jueves el Presidente presentó su tan esperada propuesta a favor del empleo. En estilo y contenido, Obama superó las expectativas, que eran bajas. Satisfizo a su base demócrata con un lenguaje combativo frente a la oposición republicana. Al mismo tiempo logró transmitir la urgencia que existe para crear rápidamente empleos y solucionar las angustias a las que se enfrentan los más de 14 millones de desempleados que existen en el país.  El programa no contiene elementos nuevos. Sin embargo, recoge propuestas que en el pasado fueron apoyadas por demócratas y republicanos para que las empresas creen nuevos puestos de trabajo, los desempleados sigan contando, por un tiempo más, con subsidios, se disminuyan los impuestos sobre la nómina que pagan empresas y trabajadores, se aumenten las transferencias para que los gobiernos locales puedan reenganchar a maestros, policías y otros funcionarios despedidos y se financien obras de infraestructura. De ser aprobado, el costo total del programa de empleo sería de 450 mil millones de dólares.

 

Finalmente, en su presentación ante el Congreso el Presidente Obama volvió a dar prioridad a la pronta aprobación de los tratados de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea. Dicha aprobación seguirá dependiendo de que se logren acuerdos en el Congreso para ayudar a los trabajadores que se vean perjudicados por su entrada en vigor, tema en el que, parece, se está avanzando.

 

A pesar de que hoy viernes el Dow Jones bajó más de 300 puntos y se situó por debajo de la marca de 11.000, el sol volvió a salir en Washington DC. La buena noticia es la de que los republicanos, en principio, no han expresado oposición cerrada al plan de empleo propuesto por el Presidente y se han mostrado dispuestos a discutirlo.

 

La mala noticia es la de que se han conocido amenazas “concretas y creíbles” sobre posibles actos terroristas durante este fin de semana, cuando se cumple el décimo aniversario de la tragedia del 11 de septiembre. Las autoridades están en máxima alerta en New York y Washington.

 

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