Home

Blogs

Artículo

¿Pena de muerte a la investigación en Colombia?

Semana
27 de julio de 2012

El investigador académico en Colombia genera admiración. Es un soñador que, al igual que un niño, busca encontrar la esencia de la realidad que lo rodea, pero a diferencia del menor, que se satisface con la respuesta de sus papás, este es terco por naturaleza porque a sabiendas de que los recursos son pocos para desarrollar su actividad, y de que no alcanzarán para casi nada, persiste en su labor de encontrar respuestas que le ayuden a mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos y a encontrar caminos de desarrollo al país.

 

En el país, según datos del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT), a corte de marzo del 2011 había 16.123 investigadores, de los cuales 10.124 eran hombres y 5.999 mujeres. Por nivel de formación, 6.983 tenían maestría, 4.778 pregrado universitario, 3.905 doctorado y 457 otros niveles. A la hora de su distribución geográfica, casi un 90% se encontraba en Bogotá, Antioquia, Valle, Caldas, Atlántico y Santander. Por último, por entidad representada casi un 89% correspondía a las Instituciones de Educación Superior (públicas y privadas) y 4,5% a centros de investigación.

 

Estos soñadores (as) y tercos (as) deben conformarse con las migajas que tradicionalmente el Estado les ha dado. La inversión como participación en el Producto Interno Bruto en Investigación más Desarrollo (I+D) es el indicador estándar internacional que muestra cuánto un país dedica a este sector y en Colombia no ha pasado del 0,20% desde 2001. Incluso, en el periodo 2006-2011, este valor alcanzó su máxima cifra en 2009 con 0,193% y la menor en 2006 con 0,142%. Incluso, si se le agrega la innovación, el indicador ACTI apenas superó el 0,509% en 2009, pero ha bajado. Estas cifras distan de las que presentan los países referentes de América Latina y, por supuesto, de los mundiales.

 

Una persona que conoce bien este proceso es Jaime Restrepo Cuartas, profesor y rector universitario, parlamentario y hasta el pasado 10 de julio Director del Departamento Administrativo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias). Su experiencia en la Universidad de Antioquia le permitió conocer las peripecias que tiene que hacer un investigador para salir adelante, si es que puede, y de su iniciativa surgió el proyecto y  la luego aprobada Ley de Ciencia, Investigación y Desarrollo que, entre otros aspectos, elevó el estatus de Colciencias, de instituto adscrito a Planeación Nacional a Departamento Administrativo, para tener más cercanía a los espacios de toma de decisiones y garantizar mayores recursos.

 

Sin embargo, la realidad siempre aterriza los sueños. En diálogo sostenido con el profesor Restrepo, este confesó las razones de su dimisión. Un primer punto consistió en el tema de la innovación. Reconoció que hubo “discrepancias” por el manejo dado por el Gobierno y el desconocimiento a la experiencia de la entidad. “Esto se le ha venido dando más al Departamento Nacional de Planeación (DNP) y a Bancoldex y he venido defendiendo el criterio que la innovación es una parte de la investigación” y esta actividad “no la hacen” estas instituciones mencionadas sino Colciencias.

 

Un segundo punto que rebosó la copa del académico fue el financiamiento. Pese a tener el respaldo del presidente Juan Manuel Santos y de haberse reunido con él y el director del DNP, todo se quedó en promesas y no se cumplió con lo fijado en el Plan Nacional de Desarrollo para futuras vigencias. Antes que incrementar el presupuesto, para 2013 se propuso otorgar 350.000 millones de pesos, es decir 200.000 millones menos que lo definido en el Plan Nacional de Desarrollo y 70.000 menos que el presupuesto del 2012. “Eso impedía cumplir las metas que nos habíamos trazado con el Presidente Santos”, dijo Restrepo Cuartas.

 

Como si no fuera suficientemente claro la intención de bajar los recursos, a la hora de tratar el tema, el funcionario trató de discutir el tema con el Presidente de la República y el Ministro de Hacienda, pero estos no accedieron a recibirlo desde hace cuatro meses cuando llamó a sus despachos a programar una cita. En otras, palabras hicieron oídos sordos a sus peticiones.

 

Ante situación presentó su renuncia al cargo, oficializada el pasado 10 de julio y quedó con la frustración de no poder cumplir con las metas que se propuso y sabiendas que siendo el papá de la nueva ley, era el más interesado en que se concretara lo estipulado en su contenido. Ante este panorama, decidió viajar a su natal departamento y allá, antes que gozar de su jubilación, se dedicará a continuar en la investigación y docencia.

 

Surge aquí la inquietud. Si esto le pasó al ponente de la ley, a la cabeza de Colciencias y destacado académico, ¿qué le puede pasar a los otros 16.122 investigadores que deben hacer peripecias para investigar? Será que con este panorama, se estará firmando la pena de muerte a la investigación en Colombia.

 

Ahora, Colciencias, como ente que define la aprobación de los recursos (869.000 millones de pesos) que por el Sistema General de Regalías se le otorgará a la ciencia y tecnología y que administra el Ministerio de Hacienda, se volvió un sitio atractivo para las bancadas políticas, llámese Partido Verde u otras o para recibir favores por parte del Gobierno Nacional. Amanecerá y veremos.

 

Sugerencias, recomendaciones y comentarios a jlbarragand@gmail.com y @jlbarragand