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Por qué no marchar el 4

Semana
28 de enero de 2008

Definitivamente la Internet es una maravilla, te llega de todo, de quien menos lo esperas y con los contenidos más disímiles. 

En los últimos días me han llegado cientos de mail de personas que convocan a una marcha contra las FARC el día cuatro de febrero, es mas, hasta la piensan hacer en diferentes ciudades del mundo; algunos de esos correos tienen como su tema “desenmascarar a Piedad Córdoba como la “embajadora” de esa misma organización guerrillera. 

Aclaro que no dudo en ningún momento que lo que hacen los grupos guerrilleros,  en muchos casos, son actos despreciables de barbarie que atentan contra la dignidad humana y los derechos fundamentales, y que considero que dichas actuaciones no son éticas y tampoco políticas. 

Me asquea que quienes invitan a marchar contra las FARC, no lo hagan contra el actuar de todos los grupos insurgentes, de los paramilitares y del terrorismo de Estado. Sesgo que evidencia la aceptación de esos otros actuares que igualmente son manifestaciones extremas de violencia y desprecio por la vida humana. 

Muy preocupante que se lancen contra la senadora semejante cantidad de epítetos, muchos de ellos misóginos, sexistas y racistas, porque muestra que la intolerancia a la diversidad étnica y política, se disfraza de patriotismo, en muchas personas que se muestran como ciudadanos de bien, y que incluso excusan ciertas acciones de los paramilitares o que promuevan y ejecuten acciones en "defensa del país", como amenazarla de muerte, y agredirla física y emocionalmente.
 
Quienes así se comunican y actúan, olvidan que en sus declaraciones los mismos paramilitares han confesado que altos funcionarios del estado apoyan los crímenes y que lograron permear todos los niveles del Estado y el gobierno, y todo a pesar de que tan solo confiesan lo que de antemano se conoce. Como resultado de lo anterior el gobierno de Colombia ha tenido que reconocer que, paramilitares y funcionarios del gobierno son los responsables del asesinato de 47 sindicalistas, que se suman a los 220 que han sido asesinados durante los últimos cincos años del mandato de Uribe y de la Seguridad Democrática.
 

Los convocantes olvidan los miles de victimas, de asesinados en las formas mas crueles y denigrantes, y los millones de desplazados forzados; por ellos nunca se ha movilizado el pueblo colombiano y menos las oligarquías que convocan a esta marcha.

No se puede seguir negando que Colombia se encuentra en un conflicto social y político, ni pretender esconder los altos niveles de corrupción en el Estado, los millones de desempleados y la amenaza de la pobreza creciente y compleja, que se incrementa de la mano del neoliberalismo.  

No ir a la marcha, no quiere decir que no me conmueva por lo que pasa con los y las secuestrados(as), pero no por ello podemos permitirnos ser un instrumento ideológico y político de aquellos que quieren convencernos de que el país está bien y ni siquiera se atreven a cuestionar las actuaciones del gobierno, del paramilitarismo o de la Policía y el Ejército contra la población civil. 

Cuando la marcha se convoque en nombre de todas esas victimas y en contra de todos estos agentes de violencia, entonces podremos decir que nos hemos dado cuenta en qué país vivimos.