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¿Por qué quieren las mujeres el 30% del Congreso?

Semana
18 de mayo de 2009

Sería un cambio social extraordinario y saludable que las mujeres participaran con el 30%, 40%, 50% del poder político.

¿Por qué?

Discrepo de la siguiente respuesta: “porque las mujeres son la mitad de la población”.

Tal argumento implica que primaría la identidad de género sobre la ciudadanía de derechos y deberes sin distinciones.

Esta complicada discusión puede ‘resolverse' diciendo que nadie querría cambiarles a las mujeres sus derechos universales por unos específicos provenientes de su condición de género/sexo.

Es decir, los derechos femeninos (¿y los deberes?) son un subconjunto de la ciudadanía universal (en una visión liberal debidamente flexible).

Otro argumento es: “Congresistas, ustedes no quieren compartir el poder con las mujeres de Colombia”.

Texto que está en las consignas de la protesta pública convocada para este martes (por que la Cámara eliminó la cuota femenina del 30% en las listas de cargos de elección popular)

Prefiero este argumento al anterior, pero no me entusiasma: ¿acaso ‘el poder por el poder’ no es un impulso muy ‘masculino’?

Si la pelea es “por el poder”, pues quienes lo tienen van a usarlo para defenderse como lo harían las mujeres si tuvieran la mayoría. Sin mucho remordimiento.

De hecho, en la Cámara usaron ‘razones’ descaradamente machistas, seguro sin cargo de conciencia.

Dicho esto, ¿por qué sería un cambio social extraordinario y saludable?

Bueno, que el poder del Congreso cambie de manos de un 9% (actual) a 30% para las mujeres, sería algo fuerte.

(Por si acaso: el 30% de las listas no lleva necesariamente al 30% de los elegidos)

Y saludable porque parece que la condición masculina más ruin siempre será más ruin que la peor calaña que produzca el género femenino.

No creo que se pueda alegar lo mismo en sentido positivo: que las mujeres más preparadas y competentes siempre superarán a los hombres de su nivel.

Si alguien cree que tampoco se puede demostrar lo de la condición ruin, por favor tómelo como un gesto de extraña coquetería con las feministas que leerán esto.

Quería llegar a lo siguiente: la cuota adquiere más fuerza, a mi juicio, en el terreno de la representación.

Las mujeres necesitan estar más representadas (hacer parte) en el poder político porque los hombres han demostrado que no son suficientemente sensibles con asuntos muy importantes para el género femenino.

Esto supone que las mujeres políticas sí, lo cual no siempre es así. En promedio, sin embargo, las mujeres representan mejor los intereses de las mujeres que los hombres.

De nuevo, es bueno recordarlo, los intereses de las mujeres son una parte de sus intereses en cuanto ciudadanas.

Una mujer política que ignorara esto difícilmente llegaría al poder (Presidencia), no por machismo, sino simplemente porque declararía estar representando sólo una parte de los intereses del electorado (femenino, para comenzar).

Así que la representación es buen argumento, pero hay que matizarlo.

Ahora, ¿puede una ley producir un cambio social tan grande en un año? Depende del cambio que se tenga en mente.

Muchas mujeres están actualmente en las corporaciones públicas por decisión de sus maridos, padres y tíos. Si muchos hombres también llegaron por el mismo camino, pues ¿por qué una norma social más exigente para ellas?

Pero es necesario ser consciente del fenómeno: las activistas seguro no quieren mujeres subordinadas a sus maridos y padres en el Congreso, porque conlleva el riesgo de una representación sustantiva baja de los intereses de las mujeres.

Con la cuota del 30% llegarían unas mujeres autónomas y otras subordinadas al Congreso, y esa sería una situación mejor que la actual.

De nuevo, hay que matizar. Si quieren ver una verdadera oposición a la cuota de género, digan que en aras de un mejor Congreso las mujeres no quieren llegar por la vía del nepotismo.

Si se tratara de lograr que pase la cuota sin tanto traumatismo, tal vez habría que repensarla, rediseñarla, con el mismo objetivo.

¿Gradual? Se lo sugerí a una activista admirable, y casi me “come vivo”. A riesgo de perder su cariño, y dicho con temor: ¿Opcional?, ¿con incentivos?

Sí, están muy impacientes, y para colmo algunos señores congresistas les dan unos 'argumentos' sacados de su peor lado!

Por último, en la búsqueda de la inclusión política de grupos sub-representados, las mujeres parecen ser el único caso en el que las cuotas obligatorias funcionan (temporalmente) sin desquiciar la ciudadanía universal y la agregación de intereses, como soportes de la democracia.

Estaríamos ante una situación muy complicada si todos los grupos sub-representados se fueran por el camino de reclamar cuotas obligatorias. Caminaríamos hacia otro tipo de nación.

Se puede incluir a los grupos sub-representados sin echar por la borda unos valores que tanto ha costado aclimatar.
Así que no estamos hablando solamente del 30% del Congreso para las mujeres.