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Que violencia tan macha

Semana
9 de marzo de 2009

Se conmemora en todo el mundo el día de la mujer trabajadora, pero las trabajadoras mujeres no siempre nacieron mujeres, femeninas o hembras. Algunas se construyeron a sí mismas para estar siendo aquello que realmente querían ser. Como dice Agrado, personaje de Almodóvar en “Todo sobre mi madre”: “Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma”.

Extraña decisión, dirán algunos, esa de querer ser mujer. Por qué querer serlo en un mundo en que elegirlo es optar por ser una sujeta con menos derechos (se tienen más derechos por el solo hecho de ser macho, masculino, falocrático y heterosexual).

No todos están de acuerdo con que las mujeres tengan derechos y menos con que tengan plenos derechos aquellas que decidieron serlo. En Colombia muchas transexuales y transvestis son agredidas física y emocionalmente, en especial aquellas que trabajan sexualmente. Los paramilitares las quieren tener bajo su dominio, porque al ponerlas a laborar en el puteo crean condiciones con las que no sólo ganan con su explotación sexual comercial, sino además con el lavado de capitales. Se conoce que en varias ciudades los paramilitares son dueños de bares, residencias y puteaderos.

Intolerancia asesina
En Colombia no sólo se vulnera a las trans, no hay que ser mujer biologica o construida para ser vulnerada, también se violan los derechos a otras minorías sexuales. Violencias que llegan hasta el asesinato, como ha sucedido en Cali a Álvaro Miguel Rivera Linares, en la noche del pasado viernes 6 de marzo. Rivera fue un reconocido defensor de los derechos humanos de las minorías y uno de los fundadores del sector LGBT del Polo Democrático Alternativo. Rivera, como muchos lideres y liderezas defensores/as de derechos humanos en el país, se vio obligado a desplazarse a vivir otra ciudad, pero una vez regresó a Cali fue nuevamente amenazado.

Como ha sucedido con muchos otros lideres y liderezas defensores/as de derechos humanos, es posible que su brutal crimen quede en la impunidad; porque en el país hay tanto asesinato, tanto desaparecido, tanto “falso positivo”, que no extraña que su caso quede impune; en especial, porque importan menos las violencias que ocurren contra la comunidad LGBTI.
 
Wilson Castañeda Castro, Defensor de derechos humanos de la Población LGBT de Medellín ha informado que la muerte de Álvaro Miguel, se suma al Asesinato a principios del año pasado de Fredys Pineda, otro activista de la Población LGBT en Montería quien fue asesinado por asfixia mecánica en el municipio de Apartado, además se desempeñaba como funcionario de la defensoría del Pueblo, de su crimen todavía no se conocen resultados de su investigación.

Estas dos muertes se suman a las 27 personas miembros de la población LGBT que fueron asesinados en Medellín en 2008 y a las presuntas 6 muertes que se han presentado en lo que va corrido del año por este mismo prejuicio social.
 
Es necesario condenar, rechazar, alertar, denunciar, no callar estas violencias. No porque sean homosexuales o transvestis, sino porque todas estas formas de barbarie nos alejan cada vez más de la paz que tanto anhelamos. La Paz no es heterosexual, no es para los heterosexuales. La paz es para todos/as/es los/as/es colombianos/as/es, porque la paz no puede distinguir sexo, género, orientación sexual, expresión comportamental sexual.


La paz no puede tampoco construirse con afirmaciones tan incoherentes como las de Poncho Rentería, quien se atreve a afirmar: “Estoy llegando a la conclusión de que uno tiene mejor vida sexual secuestrado en la selva, que libre en la ciudad”. ¿Será que se puede tener mejor vida sexual cuando tenerla no es una opción, ni una elección, sino otra forma de vivir la violencia?

Será que puede haber paz y felicidad sexual en la guerrilla o con los paramilitares cuando se violan las niñas y mujeres, cuando se les obliga a abortar, cuando se les vulnera imponiéndoles el uso de dispositivos intrauterinos a niñas de 10 o 12 años; Será que puede haber paz y felicidad sexual cuando tener una relación genital es una forma de chantaje sexual para acender en los cargos militares.

Dejémonos de imbecilidades y no demos más posibilidades a esta violencia tan macha que nos destruye.
 
La violencia sexual tiene diversas manifestaciones: copio un fragmento de un Diario de campo de una “operadora del parche” de una ONG en Bogotá. Una muestra muy reciente de muchas otras formas de abuso y violencia contra las mujeres que requieren respuestas integrales y no fragmentadas y con visos de justicia que casi nunca funciona...
 
… “Estaba yo lavando y salí a extender la ropa cuando de un momento a otro sentí un pujo de angustia” volteo a mirar y me doy cuenta de que el pujo salía de mi pieza; de inmediato solté la ropa y fui a ver, me encontré con la sorpresa de que mi compañero -con el que vivo- estaba tratando de violar a mi hija, que hacia como un cerdo. Él le tenia introducidos los tres dedos en su vagina”, la niña trataba de gritar… ella agarró un palo y se le abalanzó encima y le dio una mano, que lo dejo inconciente. Entonces, aprovecho para llamar a la policía, pero cuando regreso a la habitación el tipo había escapado; sin embargo, le puso denuncio y esta es la hora que lo están buscando las autoridades”. En estos momentos ella se está hospedando en una fundación (…) sólo la dejan dormir, pero no le dan alimentación y le toca salir a rebuscarse; está embarazada con 8 semanas de gestación...”