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Reclamo redistributivo de los estudiantes merece mejor respuesta del Gobierno

Semana
10 de octubre de 2011

El gobierno necesita cambiar su respuesta para los estudiantes universitarios. "Ya quitamos el ánimo de lucro”, sigue repitiendo.

 

Y resulta que los estudiantes ya no están enfocados en la privatización, sino en la equidad social.  “No queremos estudiar cinco años y durar quince pagando”.

 

Esto quiere decir que los créditos del Icetex a tasas de interés cero les parecen una respuesta insatisfactoria. Quieren más cupos en instituciones públicas para estudiar sin quedar endeudados.

 

En otras palabras, quieren tomar para sí y sus familias todos los rendimientos futuros de su educación superior como mayor garantía de su movilidad social.

 

La lógica fiscal del Gobierno es: devuelvan lo que invertimos en ustedes, al menos en términos nominales, para poder ayudarles a los demás bachilleres que vienen.

 

Los estudiantes no han refinado su argumento todavía. “El pueblo paga impuestos y los gastan mal”, más o menos (o se los roban).

 

Pero la gente formada de este gobierno tecnocrático no tendrá dificultad para ver hacia dónde va la preocupación estudiantil.  “Recauden más impuestos para atacar la desigualdad de activos e ingresos y gasten en nosotros”.

 

Un reclamo redistributivo serio. Política de la que vale la pena. Eso merece mejores respuestas del gobierno.  Y a todas estas, ¿no hay un partido que entienda el punto? Lucho Garzón claramente no. La Unidad Nacional está atrofiando las entendederas de algunos.

 

“Un subsidio semestral de $ 630.000 para sostenimiento”.  Se nota que en el Ministerio no han estudiado bien este problema.

 

Primero, el giro semestral no sirve; debe ser mensual, dividiendo la suma que sea. Segundo, ¿cuál es el estudio que dice que $ 630.000 es el monto correcto? Que hablen con los admitidos de programas especiales de la Nacional.

 

Tercero, ¿de dónde sale que este subsidio sustituye un sistema de bienestar universitario?

 

Frenar la deserción requiere bastante bienestar  por el lado de la oferta, y ojo, metiéndole esquemas de mercado, que no les gustan a los líderes estudiantiles más ideologizados.

 

Copiarse el reclamo chileno de gratuidad no es buena idea, porque es mejor el principio aplicado en Colombia de “paga lo que puede de matrícula”.

 

La mayoría no puede pagar mucho, no quiere endeudarse y necesita bienestar para cursar sus estudios. Y millones de jóvenes, por fuera del sistema, están en peores condiciones.

 

La cuestión se llama “desigualdad”. Y lo que están planteando -en el fondo- los estudiantes es un reto sobre cómo y cuándo nuestra sociedad alcanzará ciertos niveles de igualdad.

 

El presidente Santos les pidió argumentos a los estudiantes. Ciertamente, suelen tener más razón en sus preocupaciones que en sus argumentos, pero el gobierno tampoco ha tenido una argumentación “de lujo”, según el nuevo modismo.