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“Santos demostró que se puede reemplazar a Uribe y continuar con la Seguridad Democrática”

Semana
23 de noviembre de 2010

 

El hecho más contundente en estos 100 días del gobierno del presidente Santos es el golpe estratégico a las FARC con la muerte del “Mono Jojoy”, tres semanas después de una ofensiva de las FARC y el ELN que dejó fuera de combate a 68 militares en distintas zonas del país.

La muerte de “Jojoy” es el fin de un tipo de guerra de las FARC que lideraba el Bloque Oriental. En el Caquetá, Huila, Tolima y el pacífico colombiano donde tiene presencia el Bloque Sur de las FARC la situación es diferente. Allí las FARC han recuperado territorio y muestran una actividad militar constante. De hecho, la toma al municipio de El Tambo la semana pasada, que es la cuarta población del Cuaca, es una muestra de ello.

El ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, enmarcó la muerte de “Jojoy” en la llamada profundización de la Seguridad Democrática, que más allá de la repercusión mediática, sobre el terreno y el accionar de las FARC no está muy claro qué tanto las afectó. En lo que va del año cerca de 2000 miembros de las Fuerzas Militares han resultado heridos –o en el peor de los casos- muertos en acciones de las FARC.

El Gobierno Nacional se centra hoy en la propuesta “Plan Burbuja”, que ha sido básicamente la continuidad en atacar las cabezas visibles de las FARC, ubicar a los grandes jefes sin perseguir a las estructuras pequeñas. Las FARC permanecen con gran fuerza en: Nariño, Caquetá, Guaviare, Chocó, Putumayo, Huila, Arauca y Norte de Santander.

Bacrim y seguridad urbana

En cuanto a las Bandas Emergentes -Bacrim- no existe aún un proyecto de seguridad real que las enfrente. Hasta ahora la ley castiga la pertenencia a estas estructuras, cuando más. En muchas regiones del país la actividad, expansión militar y copamiento de estas bandas avanza. En los llanos orientales con el Erpac de alias “Cuchillo” y en la zona del pacífico y Antioquia con Los Rastrojos. No hay una estrategia contundente para enfrentar estos grupos y su crecimiento es desbordado. Se han posicionado en las zonas de éxito de la Seguridad Democrática donde fue desalojada la guerrila. Su financiamiento no depende sólo del narcotráfico, como se cree, sino que hay un montón de nuevas rentas, entre ellas la minería, tierras y el petróleo.

En el tema de seguridad urbana, transcurridos 100 días es muy corto evaluar los resultados. Se mantiene la tendencia 2008, 2009 de aumento en los homicidios, la extorsión, y el llamado “narcomenudeo”, parece no modificarse en el 2010. Hay un incremento en la participación de los desmovilizados en actividades delictivas, acompañada de una fragmentación en la criminalidad y un grado alto de corrupción en las actividades del Estado.

Frente a la seguridad urbana el Gobierno impulsó un proyecto de ley que básicamente responde al viejo modelo de subir las penas, castigando la pertenencia a ciertos grupos como las Bacrim. Esto ya está tipificado como concierto para delinquir en la ley colombiana, lo que está fallando es la operatividad de la norma.

La percepción de seguridad en general del país ha mejorado mucho, esta imagen se mantiene aún en el grueso de la opinión pública, pero en seguridad urbana y en especial en ciudades como Medellín los resultados están por verse.

Los posibles escenarios de la paz

“No descansaremos hasta que consigamos la paz de Colombia, por la razón o por la fuerza" Juan Manuel Santos

Hoy, cuando ya han pasado los primeros tres meses de gobierno, la Fuerza Pública no ha cesado de combatir a las guerrillas de las FARC y el ELN. Estas organizaciones a través de videos han expresado el deseo de iniciar acercamientos con miras a establecer diálogos que permitan escenarios de paz en Colombia, a lo que el gobierno nacional no ha respondido de forma contundente, manteniendo una actitud prudente frente al tema.

El presidente Juan Manuel Santos ha sido reiterativo cuando ha asegurado que la llave de la paz no está perdida, pero que las guerrillas tendrán que ser serias en su voluntad de paz y negociación. En estas condiciones las FARC y el ELN deben acabar con la práctica del secuestro, el uso de minas antipersonales, y mantener el respeto por las normas del Derecho Internacional Humanitario. Luego del más reciente de estos mensajes, por cuenta de alias “Gabino” comandante del Ejército de Liberación Nacional -ELN-, el gobierno respondió que más que mensajes se esperan hechos concretos.

Las condiciones de una eventual negociación pasan por crear un escenario de confianza. En este momento el país comienza a entender la importancia no solo de explorar distintos caminos con miras a lograr un entendimiento nacional, sino también de iniciar o darle impulso al desarrollo rural, la redistribución de tierras y el ordenamiento del campo, que son las raíces de este conflicto. El interés de esta agenda por parte del gobierno, le daría posibilidades a la paz.

Un escenario de confianza obligaría a las guerrillas a liberar los secuestrados, terminando con esta práctica, y no sembrando más minas antipersonales, para comenzar. Esto no se dará en el corto plazo, debido a que las partes en conflicto vienen muy distanciadas, en primer lugar por la pérdida de confianza de la opinión pública y del mismo gobierno hacia las guerrillas, y en segundo lugar por la presión militar a la que se vieron sometidas durante el gobierno anterior.