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Sobre calentamiento global

Semana
22 de agosto de 2011

 

En la Tierra se han presentado varios eventos de calentamiento global a causa de la acumulación en la atmósfera de gases que produjeron efecto de invernadero. Durante el Cretáceo, la era geológica que terminó hace sesenta y cinco millones de años, cuando se extinguieron los dinosaurios tal vez a causa del impacto de un meteorito, hubo un pico térmico que se dio en un lapso de millones de años, de manera que no contribuyó gran cosa a la extinción de especies. Luego, hace cincuenta y ocho millones de años, entre el Plioceno y el Eoceno, sucedió otro episodio de esta clase: en esta oportunidad el cambio climático fue rápido y prominente, y a nuestro planeta le tomó doscientos mil años recuperar el equilibrio perdido.

 

Estos sucesos son llamativos porque sirven de modelo heurístico, de modelo para pensar sobre qué depara el futuro, para comparar, predecir, planear y tal vez hasta para corregir el aumento de temperatura global que impera en la actualidad, y se conoce desde 1990. Cambio climático que en esta ocasión se atribuye a emisiones de hidrocarburos, además parece ser el aumento más rápido y extremo de los últimos sesenta y cinco millones de años.

 

La hipótesis más aceptada es que entre el Plioceno y el Eoceno, durante algunos milenios la temperatura subió cinco grados centígrados debido al efecto invernadero que produjo el aumento en la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera. Y luego creció su concentración en los océanos, hasta el punto de saturarlos y volverlos ácidos, factores que luego contribuyeron a que decayera el oxígeno disuelto en el agua, entonces se extinguieron entre el treinta y el cincuenta por ciento de las especies. Muchos animales y plantas, marinos y terrestres, migraron, se adaptaron o desaparecieron durante esta crisis climática. En aquella época toda la tierra conformaba un gran continente, llamado Panguea, que empezaba a fragmentarse originando los continentes actuales. En otras palabras, se conjetura que había bastante actividad en la corteza terrestre: se formaba el Atlántico Norte, había erupciones volcánicas en lo que hoy es Europa y Groenlandia, circunstancias que liberaron sedimentos de carbón, bióxido de carbono y metano, que en todo caso, es una molécula que también trasforma al final en bióxido de carbono. Se piensa que al calentar los océanos se descongelaron los depósitos de metano que yacían en sus profundidades, gas que también llegó a la atmósfera eventualmente. Por otra parte, sobre la tierra la temperatura alta produjo sequías e incendios forestales, aumentando todavía más la emisión de bióxido de carbono, al fin y al cabo, todas las formas de la vida son ricas en carbono. Mientras que en los polos, el hielo perpetuo se descongeló, dejando vastas cantidades de material orgánico expuestas a la descomposición, generando todavía más metano.


Construir conocimiento es un asunto costoso y arduo, exige dedicación y buena voluntad, el uso del método científico. Lo cual no es lo mismo que encontrar la verdad completa. En todo caso, son muy  interesantes las conclusiones que se obtienen con los experimentos elegantes del mundo de las ciencias duras, en este caso las geociencias, a través de investigaciones laboriosas y complejas.


Durante años, muchos científicos han estudiado muestras del fondo del mar. En la medida en que los sedimentos se depositan allí, atrapan minerales, restos de los esqueletos de animales marinos, huellas de la composición de los océanos desde hace millones de años, y la proporción de los diferentes isótopos de oxígeno presentes estos restos permite inferir la temperatura de las aguas en que esos organismos vivieron. Pero mucha información faltaba. El fondo del mar es rico en carbonato de calcio, la sal que se encuentra en las tabletas de antiácidos, y que se disolvió en el océano ácido durante el pico térmico del Plioceno Eoceno, entonces se redujo su concentración justo en las capas que corresponden con ese período geológico.  Adicionalmente los registros de carbono catorce de los restos orgánicos allí presentes, también se modificaron según lo que se esperaba sucediera en las zonas que correspondían con este pico térmico. Luego con esta información bioquímica se hizo un modelo matemático por computador para estimar la fuente, la cantidad y la duración de las emisiones que llevaron a este evento. Así se infirió que la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera y el mar aumentó a un ritmo de dos petagramos por año, hasta eventualmente llegar a diez mil petagramos, unos veinte mil años más tarde.

 

De modo que de los sucesos del Cretáceo y del Plioceno Eoceno se concluyó que en general la vida tolera mejor los cambios climáticos lentos, tiende a adaptarse. Durante el último pico térmico, muchas especies, en especial de mamíferos, insectos y lombrices, se hicieron más pequeñas, tal vez porque esa modificación facilitaba disipar el calor, mientras otras variedades tuvieron la oportunidad de migrar, por ejemplo, algunas tortugas y animales con cascos. Así que para los mamíferos esta crisis fue una oportunidad que les aumentó la probabilidad de sobrevivir al abrirles nuevos nichos, dándoles mayores posibilidades para evolucionar y aumentar su diversidad, hasta que por último surgieron los primates y el ser humano, hace apenas unos ciento cincuenta mil años.

 

Por otro lado, se especula que si el calentamiento es rápido, las especies de plantas y animales no tendrían oportunidad de migrar y adaptarse, entonces desaparecerían.

 

Y el calentamiento global de la actualidad parece ser el resultado de las actividades humanas; además ha sido el más rápido de todos, sucedió durante la revolución industrial, es decir lleva un par de siglos, y, como si fuera poco, es el más extremo. La deforestación, junto con las emisiones de los carros y de la industria han elevado el bióxido de carbono atmosférico en un treinta por ciento. Anualmente crece nueve petagramos. Si esta tendencia persistiera, podría llegar a veinticinco petagramos antes de que las reservas de combustibles fósiles se agotaran. Los ecosistemas ya están reaccionando: la acidez de los océanos ha aumentado estresando la vida marina, como en el caso del deterioro de las barreras de corales, además algunas especies en tierra y mar podrían estar extinguiéndose, ya hay migraciones de plantas y animales, incluso con diseminación de pestes, mientras las barreras de las naciones y las ciudades limitan las posibilidades de movilidad en la actualidad; los glaciares ya se están derritiendo, y el nivel del mar sube, mientras en la tierra hay sequías e inundaciones, cambios en los patrones de lluvias.

 

En resumen,  el calentamiento global apenas empieza, y sus consecuencias son impredecibles, pero todavía hay oportunidad para modificar su curso. Al menos en teoría, extrapolar observaciones del pasado geológico de la Tierra permite suponer que habrá consecuencias si se mantiene, si la población sigue creciendo igual, si los países se desarrollan al ritmo en que lo hacen ahora. De aquí el dilema que esta situación plantea.? Pero el escenario no es apocalíptico. El asunto está en utilizar los recursos naturales de manera razonable y estratégica, nadie quiere renunciar al progreso y el desarrollo hasta regresar al paleolítico. La idea es lograr desarrollo sostenible.?