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Terrorismo, victimas y premio a Uribe

Semana
7 de septiembre de 2010

El terrorismo es un concepto y una práctica diferente e incluso opuesta dependiendo de quién lo explique y para lo que lo aplique, razón por la que tiene muy diferentes explicaciones y usos; igual sucede con la palabra víctima, ya que por ejemplo personas que han sufrido daño por causa de los miembros de la Fuerza Pública no son víctimas, según se desprende de la Ley de Justicia y Paz en Colombia. Bajo este amplio abanico de contradicciones no es de extrañar (sin importar en donde nos paremos para explicar el mundo) que a Uribe, en España, el Observatorio Internacional de Víctimas del Terrorismo le dé un premio.
 
Según la Ley 975 de 2005 de Justicia y Paz, en su artículo 5°, se entiende por víctima la persona que individual o colectivamente haya sufrido daños directos tales como lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo de discapacidad física, psíquica y/o sensorial (visual y/o auditiva), sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo de sus derechos fundamentales. Los daños deberán ser consecuencia de acciones que hayan transgredido la legislación penal, realizadas por grupos armados organizados al margen de la ley.
 
Desde la perspectiva de los derechos humanos, en el derecho internacional se reconoce que son víctimas, por ejemplo, las personas que han sido sujetos del delito de desaparición forzada, y que éstas y sus familiares tienen derecho a ser consideradas víctimas para todos los efectos legales, constitucionales y convencionales.
 
La Corte Constitucional colombiana ha señalado que debe tenerse como víctima o perjudicado de un delito penal a la persona que ha sufrido un daño real, concreto y específico, cualquiera sea la naturaleza de éste y el delito que lo ocasionó. La Ley de Justicia y Paz colombiana sería inconstitucional por limitar de manera excesiva el concepto de víctima y el goce de los derechos constitucionales que les corresponden por ejemplo a: los familiares de los secuestrados, quienes sufrieron graves lesiones, los torturados y los desplazados por el conflicto interno.
 
La palabra "terrorismo" se encuentra política, filosófica y emocionalmente. A su lado suelen figurar otras palabras que matizan y dan un mayor “sentido” a lo que se comunica; dos ejemplos: terrorismo de estado hace referencia a que sus actores pertenecen a entidades gubernamentales; desde otra perspectiva su interpretación es muy diferente cuando se utiliza por los gobiernos para acusar a sus opositores, ello se debe a que quien usa el término lo hace a partir de lo que para sí es considerado legitimo o ilegitimo o la relación con que posean con quien es considerado la víctima.
 
Los académicos han intentado definir el término, una de las definiciones más aceptadas es la de UNODC“El terrorismo es un método productor de ansiedad basado en la acción violenta repetida por parte de un individuo o grupo (semi) clandestino o por agentes del estado, por motivos idiosincráticos, criminales o políticos, en los que — a diferencia del asesinato — los blancos directos de la violencia no son los blancos principales. Las víctimas humanas inmediatas de la violencia son generalmente elegidas al azar (blancos de oportunidad) de una población blanco, y son usadas como generadoras de un mensaje. Los procesos de comunicación basados en la amenaza — y en la violencia — entre el terrorista (la organización terrorista), las víctimas puestas en peligro y los blancos principales son usados para manipular a las audiencias blanco, convirtiéndolas en blanco de terror, blanco de demandas o blanco de atención, según que se busque primariamente su intimidación, su coerción o la propaganda”.
 
La imposibilidad de que para las palabras “terrorismo” y “víctima” haya una sola definición y que esta sea rigurosa, es lo que conduce a que el ex presidente Uribe sea premiado en España por su apoyo a víctimas del terrorismo (así haya usado los términos para visibilizar únicamente a las víctimas de las Farc) por el Observatorio Internacional de Víctimas del Terrorismo de la Fundación Universitaria San Pablo CEU española.
 
Como muy claramente lo dijera María Jimena Duzán en Revista Semana
Ahora que el gobierno de Juan Manuel Santos abre de nuevo el debate en torno a la urgencia que para el país significa sacar adelante una ley de víctimas que no discrimine a ninguna de ellas y una ley de tierras que le permita entregarles a los campesinos las tierras de las que fueron despojados, la fractura de la sociedad vuelve a presentarse: de un lado están los que no creen que haya que reparar a nadie porque "todos somos víctimas" y, del otro, los que pensamos que las víctimas, independientemente de quiénes hayan sido sus victimarios, tienen derecho no solo a saber la verdad sino a ser restituidas en su dignidad y en sus tierras. Si ganan los primeros, este país nunca podrá salir del conflicto ni de la guerra. Si ganamos los segundos, nuestros hijos podrán conocer la paz que nosotros ya no vivimos.