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Tres razones de un pesimismo moderado sobre la paz

Semana
16 de octubre de 2012

Son dos los riesgos de esta negociación de paz:

 

1) Que las Farc estén engañando al gobierno y al país; y

 

2) Que el gobierno ceda demasiado a cambio de la “dejación de armas”.

 

En general, los negociadores del Estado tienen suficiente personalidad para decirle al presidente Santos lo que este No quiera oír, pero se ha creado un optimismo que puede “enceguecer”.

 

Así que un “pesimismo moderado” puede contribuir a una paz razonable, en la medida en que sostenga el siempre necesario realismo.

 

Estas son tres razones para un “pesimismo moderado”.

 

1) El gobierno tiene más que perder. El presidente ha apostado tan duro con esta oportunidad de paz y ha ganado tanta identidad propia y puntos en las encuestas, que sus incentivos para no pararse de la mesa son mayores que los de las Farc.

 

La insistencia del gobierno con los tiempos cortos tiene que ver con la reelección, y para esta, no pactar el “fin del conflicto armado” sería un golpe muy complicado, algo que no es necesario explicarles a las Farc.

 

“La duración (de las conversaciones) estará sujeta a evaluaciones periódicas de los avances”. La definición y el conocimiento público de esta metodología serán una cuestión crucial.

 

2) Las Farc firmaron una cosa y dicen otra. El “Acuerdo general …” firmado no contiene términos que permitan hablar de una “paz con justicia social”, como la entiende ‘Timochenko’.

 

Si las Farc llegan a la mesa a repetir lo que han dicho a los medios, estarían desconociendo lo acordado como agenda. Lo otro es que busquen rehacer la agenda con base en los dos últimos párrafos de las consideraciones introductorias del marco establecido.

 

Ahora, eso no sería sorprendente si se piensa que un montón de intelectuales suscribió una declaración anotando que “Una paz negociada implicará reformas substanciales que afronten la aberrante inequidad”, yendo mucho más allá de la agenda prevista. 

 

3) El gobierno No ha sido (tan) claro y firme como pretende. Como venimos de El Caguán, el desempeño del gobierno Santos luce, con razón, muy bueno en este campo.

 

Pero visto con más rigor, no ha atendido las expectativas de justicia de la sociedad (y de la comunidad internacional), ni ha explicado el modelo de sociedad que se defenderá (específicamente, en lo agrario y en el sistema político).

 

Un problema básico de claridad es este: si la agenda reformista depende de la mesa de negociaciones, que es lo indeseable, o si esta es un factor nada más, lo deseable.

 

Es como si la credibilidad del reformismo del gobierno se hubiera agotado con la fallida reforma a la justicia, y ahora tuviera que pegarse a la mesa de negociación como fuente de vitalidad política. Y eso no es bueno.

 

En cuanto a firmeza, además de no haber controlado los costos políticos de darles a las Farc una legitimidad que no tienen, esto:

 

permitir que hagan una cumbre 30 líderes guerrilleros, que no han podido hacerla en años, podría desembocar en una ganancia militar para las Farc, si están mintiendo sobre la dejación de armas (como con lo del narcotráfico y los secuestrados).

 

Un poco más de firmeza habría reducido ese número de 30. O exigiría hechos de respeto del Derecho Internacional Humanitario desde ya.

 

Ya iremos viendo si el pesimismo moderado debería tornarse en optimismo moderado. @DanielMeraV