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Un matón saca a otro matón

Semana
5 de agosto de 2012

Alejandra Azcárate, quien escogió como blanco de una columna de opinión a un grupo cuya autoestima depende de meses de dietas inútiles y una industria de cosméticos multimillonaria, es ahora la víctima.

 

La columna de Azcárate no debía ser más que un recordatorio de aquella época escolar en la cual la bonita se reía de la gorda, mientras la gorda no veía otra opción que reírse de sus propios defectos antes de que la llamaran “sapo desparramado".

 

Pero ahora nadie puede mencionar la sobrecomentada columna sin emitir un  gesto de apoyo hacia la pobre modelo que sufre las consecuencias de lanzar sus prejuicios maquillados de mala sátira, en un país donde el sólo hecho de catalogarse como de izquierda o de derecha es meritorio de amenazas.

 

Sin embargo, para algunos la solución a esta diatriba parece ser amenazar con tirarle ácido a su autora. Solo una sociedad enferma produce individuos que creen que arruinarle la carrera a una actriz quemándole la cara resarce el daño del pseudohumor de una columna de opinión.

 

Y es que somos los herederos de una sociedad que creó autodefensas en algunos sectores rurales para acabar con las FARC y que pretendió silenciar la oposición masacrando uno por uno a sus miembros.

 

La pregunta de fondo es, ¿es culpable una cultura de impunidad de permitir que algunos se sientan libres de hacer este tipo de amenazas, o se requiere un tipo de personalidad patológica para siquiera pensar en realizar este tipo de acto?

Víctimas de un mal que data de nuestros mismos inicios como colonia, seguimos alabando a nuestros líderes no basados en su capacidad de conciliación, sino en qué medida logran matonear a la oposición.

 

***

 

Los asesinatos ocurridos en Colorado a manos de James Holmes el pasado mes de julio, revivieron el viejo interrogante sobre la enfermedad mental: ¿los psicópatas nacen o se hacen?

 

Hay múltiples reportes en la literatura médica que apoyan el hecho de que el maltrato infantil se encuentra asociado a algunos rasgos de la personalidad psicopática en la adultez como la impulsividad.

 

Son numerosos los casos de sociópatas que sufrieron abusos durante la infancia. Luis Alfredo Garavito, culpable de violar y asesinar a más de 150 menores, además de ser abusado física y psicológicamente por su padre, fue abusado sexualmente por éste y un vecino. Esto, sumado a un sistema judicial complaciente que le permitió recorrer varios departamentos cometiendo crímenes con un modus operandi descuidado sin ser capturado.

 

Como el de Garavito, son incontables los casos de abuso que salen a la luz cuando ya es demasiado tarde para llevar a cabo medidas preventivas, y lo único que queda es tratar las secuelas - o capturar a los delincuentes.

 

Mientras sigamos dándole la espalda a la raíz del conflicto y continuemos votando por “líderes” que se lucran de un sistema que se limita al tratamiento sintomático en vez de la prevención e intervención multidisciplinaria de los individuos, la paz en Colombia continuará siendo sólo un punto obligado en los discursos electorales.