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Un paìs acosado por la trampa y las artimañas

Semana
11 de mayo de 2012

Un país acosado por la trampa y las artimañas.

 

Cuando un pueblo pierde su sentido de pertenencia y hay ausencia de los valores éticos y morales, es evidente la existencia de una descomposición social.

 

Colombia en toda la historia republicana ha tenido en la clase dirigente de la política unos personajes que han sido prolíficos en ciertas actuaciones que riñen abiertamente con las buenas costumbres y los más elementales principios de la ética y la moral, las cuales se han arraigado y extendido como pandemia a una parte considerable de la población, ya que por su facilismo el enquistamiento es seguro.

 

No queriendo significar que las trampas o artimañas que se utilizan en diversas actividades,  públicas o privadas, para el logro de algunos objetivos son de exclusividad nuestras, no; éstas se dan en la mayoría de los países del mundo, con un agravante adicional, entre nosotros así quede al descubierto todo sigue igual nadie se inmuta o no se denuncia o no se investiga o se desvía la atención o no se le da el alcance de la gravedad que encierra y los medios ponen su granito de arena con una información timorata y casi desapercibida, de todas maneras, si es punible en la mayoría de los casos queda impune y si es falta moral o ética no tiene sanción social, corriendo el riesgo de que puede llegar a ser admirada.

 

Se ha sostenido que: “Pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla”, pero lo doloroso y triste es que la conocemos muy bien y, sin embargo, se nos repite, no por desconocerla, sino por amnésicos, sinvergüenzas, pusilánimes e indignos lo que nos convierte en conniventes y/o cohonestadores. Y, claro está, así seguimos viviendo en un círculo vicioso y asfixiante, pero eso sí, prestos al encubrimiento con un silencio cobarde.

 

Hemos presenciado, escuchado y padecido en los últimos cincuenta años hechos memorables que son imposibles de desconocer o tratar vanamente de olvidar, como medio de justificar o de aceptar uno nuevo sobreviniente de igual o peor calado, ya que aquellos han dejado huella indeleble por el impacto social y jurídico que el daño ha causado en la sociedad, siendo unos investigados y pocos los sancionados, pero terminando todos en la penumbra de la impunidad no importando su gravedad, pero sí las condiciones especiales de su actor.

 

Las consecuencias económicas y político-administrativas que estos sucesos, mejor sobresaltos, le han traído al país son inconmensurables, aparte del impacto negativo y del mal ejemplo que se da a mucha gente de bien, y de un legado oprobioso y vergonzoso que se deja a futuras generaciones por no haber tenido el valor civil de denunciar maniobras dolosas que siguen resquebrajando las instituciones y, por ende, la democracia.

De algunos hechos que han sacudido de manera impresionante los cimientos de la democracia, a través de sus instituciones, hemos conocido verdades a medias y mentiras completas, lo cual no es saludable para una memoria histórica necesaria.

 

En 1970, como consecuencia de los resultados electorales para la Presidencia de la República, Pastrana-Rojas, hubo una revuelta, casi asonada, en las principales ciudades del país aduciendo  fraude electoral. Jamás se supo la verdad.

 

En 1994, se sostuvo que la elección de Samper Pizano a la Presidencia había sido financiada por el ‘narcotrafico’. La investigación corrió por cuenta de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, con resultados nefastos: se canjeo el resultad o decisión de la investigación por la Dirección de Caprecom, y se la robaron.

 

En el gobierno de Samper, por el año de 1997, se desató un escándalo por la adjudicación de  unas licencias de radio F.M., resultando involucrados dos de sus ministros, Saulo Arboleda y Rodrigo Villamizar, Comunicaciones y Minas, respectivamente. El primero fue condenado a 52 meses de prisión por la C. Suprema de Justicia, y el segundo la Fiscalía le precluyó por prescripción de la acción penal.

 

El proceso que se le adelantó al presidente Samper se conoció con el nombre de 8000, y no obstante haber sido inconcluso resultaron algunos parlamentarios, excontralor y exprocurador comprometidos por enriquecimiento ilícito con unos reconocidos ‘narcotraficantes’. Los comprometidos en este caso fueron condenados por la Corte Suprema de Justicia.

 

En el gobierno de Andrés Pastrana, 1999, se destapó el caso ‘Chambacù’ en Cartagena en un negocio con el Inurbe, y se vio involucrado Fernando Araùjo Perdomo, Ministro de Desarrollo, y el exministro de César Gaviria, Luis Alberto Moreno. Dicho caso quedó en la impunidad. Los dos fueron premiados: Moreno fue nombrado Embajador en la USA, por Andrés Pastrana, y Fernando Araùjo, secuestrado y, posteriormente, nombrado Canciller, por Álvaro Uribe.

 

A partir del año 2002, comenzó con una cascada de hechos de corrupción con características de insólitas y fabulosas, de unas dimensiones de ingenio y maldad asombrosa, y otras con tinte macabro al extremo, y una que otra idea verbal o colgada como un `mico’ de una legislación sin importar si corresponde al contexto de la norma o unidad de materia, con un marcado y desesperado afán de recuperar el poder para un tercero, a través de inicuas artimañas reconociendo implícitamente su mediocridad personal y la dependencia y el culto a otro congénere.

 

Hace cerca de cinco años se empezó el destape o investigación de dichos hechos, y la Colombia de bien espera confiado que los operadores judiciales lleven a feliz término con imparcialidad y justicia estas investigaciones sin incurrir en temores reverenciales y, en caso, de resultar responsables que el peso de la ley caiga sin contemplaciones o consideración a lo encumbrado del actor, sobre todo, en los nefastos delitos de las ‘Chuzadas, Agro Ingreso Seguro, Falsos positivos, Fraude a la Salud, Carrusel de la contratación, y, ante todo, que los Conciertos para Delinquir en la modalidad de paramilitarismo se investigue hasta las últimas consecuencias y se castigue a sus patrocinadores que son igual o más criminales que los ‘paracos’

 

Me limito a traer a colación uno de los casos más oprobiosos por su fuente de inspiración. El carrusel de las pensiones que puso en práctica el Consejo Superior de la Judicatura, emulando a brazo partido con Foncolpuertos, entidad de ingrata recordación por sus estrambóticos  reconocimientos  en las mesadas pensionales. ¡No hay derecho!

 

Manizales, Mayo 11 de 2012.

 

Marco Aurelio Uribe García.