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UNA PERSONA DESNUDA ES SOLAMENTE UNA PERSONA DESNUDA

Semana
2 de diciembre de 2011

 

 

La desnudez es una condición humana que está vinculada a lo privado.  Es el individuo en su más básica y esencial condición.

Se es total en la desnudez y se es vulnerable, por eso la desnudez se amaña en la intimidad porque somos íntimos de aquellos en quienes confiamos. La desnudez que en lo privado no se cuestiona, ni se discute ¡no es tema!, cuando llega a lo público adquiere categorías y valores que solamente existen desde lo público. La desnudez espontánea y natural en lo privado desaparece cuando aparece en público. La mirada de los otros le da categorías a lo que en privado es solamente una manifestación inevitable del ser.  Por eso resulta sensato considerar que el desnudo tiene valor desde quien lo mira y desde quien se desnuda esperando ser mirado. Es la mirada pública la que le da categorías a la desnudez, y la mirada pública puede ubicarse en infinito número de puntos. Hay quien mira la desnudez con temor, es la mirada del miedo a la desnudez; hay quien mira la desnudez con fonendoscopio, hay el que la mira con rabia,  ¿el procurador Ordóñez?, hay quien la mira con apetito, todos, ¿inclusive el procurador?, hay quien la mira con admiración, hay quien no la mira, hay quien no quiere ser parte de un hecho privado.  La desnudez tiene valores en lo público pero la desnudez en si misma no es un valor, no es un adjetivo, es un sustantivo, el adjetivo lo pone el observador.

Hay quienes desde su desnudez hecha pública buscan un adjetivo,  eso de nuevo es un hecho singular que desde lo privado se consuma en lo público.  Me desnudo para obligar la mirada y gritar que tengo dolor de justicia,  me desnudo y logro atención para consignar mi rabia, me desnudo y llamo la lujuria, me desnudo y sobrepaso la lujuria para atrapar la ternura y la paternidad como en el caso de Enrique Santos y su hijo Alejandro en  aquella foto de Carlos Duque, me desnudo para movilizar la libido  de la masa y constatar ante mi mismo que soy bello y merezco el título de bello,  me desnudo para que me mires o para que me miren.

¿Será más poderoso quien mira que quien es mirado?

¿En la relación entre la piel y la retina cuál de las dos es más sumisa?

Hay desnudos de desnudos,  hay desnudos que estallan en la retina y desaparecen, hay desnudos que no dicen nada, hay desnudos que no vale la pena ver, hay desnudos que dignifican, hay desnudos que no son lo que quieren ser y hay desnudos que sí son lo que buscaban ser.

El desnudo, como hecho público, se consuma en la mirada de los otros por eso me resulta imposible concluir un concepto absoluto, porque a la fecha ya no podemos amarrar el desnudo a un solo tipo de vínculo y por lo tanto, cada desnudo tiene un motivo y un fin, es asunto del observador coincidir con el motivo y con el fin del desnudado, es asunto de me gusta o no me gusta, de te entiendo o no te entiendo,  y cuando el desnudo sale del espacio de lo privado y se hace público entonces se expone al juicio de valor, o si no, ¿para qué se hizo público?