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Carlos Gutierrez Robayo: Sanidad Animal

Semana
24 de septiembre de 2012

Partiendo de la base que es indispensable mantener los animales en un 10 estado de buena salud para obtener mejores logros en la producción, es  conveniente enfatizar en el control de las enfermedades de tipo infectocontagioso del aparato reproductor y de  los trastornos disfuncionales de éste que sean más comunes.

 

 

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Previo al inicio de los servicios, siendo esto también válido para la monta natural, es conveniente realizar los siguientes controles:

Palpación rectal: A fin de constatar el normal estado de los órganos genitales de los vientres. Esta práctica permite descartar las hembras que nunca llegarán a parir o tardarán en quedar preñadas, ya que presentan anomalías genitales, enfermedades o trastornos hormonales que impedirán el proceso, en consecuencia el porcentaje de parición resultará más bajo si no se las elimina, distrayéndose tiempo y capital en animales improductivos.

 

Conviene recalcar que mediante inseminación artificial no se podrá preñar animales incapacitados, por lo tanto no debe culpársela de los fracasos debidos a éste tipo de problemas. La palpación rectal permite, además, detectar los vientres preñados y separarlos, para ingresar a servicio solamente los vacíos.

 

Enfermedades infecciosas: El rodeo debe cumplir ciertas condiciones sanitarias, presentándose libres de brucelosis y tuberculosis. Respecto a la primera, en aquellos establecimientos donde se cumplan normalmente los planes sanitarios correspondientes debe limitarse únicamente a estar alertas ante la aparición de casos aislados de abortos, posiblemente producidos por esta enfermedad infecciosa. En caso que esta profilaxis no se realice, deberá hacerse en todos los vientres a inseminar las pruebas de diagnóstico correspondientes, eliminando todas aquellas hembras que  den reacción positiva.

 

En cuanto a tuberculosis, debe practicarse la prueba de reacción alérgica (tuberculinización),  quedando a criterio del profesional actuante el lugar de aplicación (ojo, pliegue ano-caudal, tabla del cuello), debiendo eliminarse los animales reaccionantes. 

 

Enfermedades venéreas (Trichomoniasis y Campylobacteriosis): se recomienda la eliminación de aquellos vientres que presentan síntomas que pongan en duda su aptitud reproductora o comprometan la salud del rodeo, para lo cual deben realizarse las pruebas correspondientes y las vacunaciones a la edad adecuada. La I.A. es recomendable en rodeos con alto índice de infección, para cortar la propagación de estas enfermedades.

 

Desparasitación: periódica para lograr una mayor eficiencia en la alimentación, o por  lo menos una vez al año, especialmente un mes antes del inicio de los servicios.

 

Realización de todas las vacunaciones: obligatorias y/o tratamientos que sean recomendables en las particulares condiciones sanitarias de cada establecimiento.

 

 

Estado corporal de los vientres.

 

Constituye éste uno de los capítulos más críticos de la producción animal en el noroeste argentino, debido a la estacionalidad del crecimiento de las pasturas. El éxito del desarrollo ganadero está condicionado por este factor, es por ello que previo a la aplicación de cualquier técnica se debe asegurar una alimentación adecuada para lograr un  estado corporal satisfactorio.

 

La situación se ve agravada por el hecho que gran parte de la provisión de alimentos proviene del monte y de pasturas naturales, siendo muchas veces escasa el área destinada a las praderas cultivadas como así también a la provisión de reservas forrajeras (heno, silaje, etc.). De igual manera, las praderas cultivadas son, mayoritariamente, de crecimiento primavero – estival.

 

Una carencia en el estado corporal influirá negativamente con la manifestación del estro y provocará mortalidad embrionaria, retención de placenta, anestro, etc. La escasa manifestación de celos trae como resultado una pobre parición, ya sea en rodeos servidos por toros o artificialmente. La pérdida de estado corporal luego de la parición influye negativamente en la eficiencia reproductiva; así una pérdida entre  0,5 y 1 punto en la condición corporal luego del parto, provocará una caída sensible de más de 7 puntos en la fertilidad al primer servicio y un  aumento cercano a 0,5 puntos en la cantidad de servicios por concepción lograda.

 

Las vaquillonas y las vacas de segundo servicio representan el sector de mayores necesidades alimenticias. En segundo lugar se puede diferenciar a los que se encuentran amamantando de los secos (los que fallaron en la parición). Para hacer un uso racional de las pasturas, deben dejarse las mejores para el primer grupo de animales y las de menor calidad para vacas falladas o bien realizar algún tipo de suplementación a las primeras. En la medida que las disponibilidades del establecimiento  lo permitan deben separarse las categorías según sus requerimientos.

 

Manejo adecuado del monte, implantación de pasturas anuales y perennes, reservas forrajeras y suplementaciones, constituyen normas de manejo para proveer una adecuada alimentación. En el caso del ganado lechero, la alimentación es el principal factor que retrasa el primer celo posparto, debido al déficit energético que se produce durante los dos primeros meses de lactancia, el cual es mas marcado en animales de alta producción.