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CARRUSELES DE LA CONTRATACION A NIVEL NACIONAL Y MUNDIAL

Semana
9 de octubre de 2012

Medellin, Octubre 8 de 2012

 

TENGO PROBLEMAS CON LA MORDIDA

 

Este no es un problema de ortodoncia como pudiera pensarse. Es un problema que enfrentan con demasiada frecuencia empleados de confianza, corruptos, del sector público y privado que manejan, con absoluta confianza, grandes sumas de dinero de sus patronos o del estado y de los cuales se apropian, con relativa facilidad, en detrimento de los intereses de sus patronos, estado y entes privados en complicidad con los contratistas.

 

No es fácil establecer si el soborno lo propone el contratista o el contratante para resultar favorecido con la adjudicación del contrato o la compra de algún insumo o servicio. Para mí la primera vez las propuestas salieron de los contratistas, pero hoy creo que salen de los empleados contratantes.  La verdad es que ambos están delinquiendo.

 

Siempre me he preguntado como un negocio, aparentemente tan simple, a veces se vuelve tan complejo y riesgoso, pues son demasiadas las personas que intervienen en este tipo de peculados, con grave riesgo de que los descubran.

 

Supongo que una de las partes, con gran temor de que la otra rechace su propuesta deshonesta, proponga a la otra parte el dar un soborno a convenir si le adjudican un contrato, pues en caso de rechazo, lo más posible es que en un futuro el proponente sea vetado para nuevos negocios. La verdad esto puede ocurrir muy pocas veces, pero puede suceder.

 

Ahora, si sucede la primera vez, las puertas quedan abiertas para nuevos negocios y negociados y así se facilitan las cosas.

 

Me he cuestionado mucho como se hacen los pagos de estos sobornos.

 

Si son sumas pequeñas pues no es tan complicado pues se puede hacer en efectivo, pesos o dólares, ya que los beneficiarios no aceptan ni cheques ni trasferencias para evitar el seguimiento del soborno. Pero si son sumas grandes, como ocurre con los contratos de entidades del estado, como los ministerios o institutos descentralizados, departamentos y municipios, la cosa puede ser un poco más complicada, pues la mordida si es mucho más grande y son muchos los beneficiados en cada negociado.

 

Estimo que para estos casos el pago del soborno se hace en una de las siguientes formas, y pueden faltar muchas más, pues los ladrones siempre son muy astutos:

 

Comprar propiedades costosas a nombre del sobornado, o de un testaferro, a valor catastral, y el sobornante las paga a valor real, preferiblemente en el sector rural. No es raro que haya dos o más escrituras antes de que el bien quede a nombre del sobornado, o de su esposa, o hijos o familiares etc.

 

Pagar deudas del sobornado, contraídas por este previamente con terceros, o con bancos.

 

Recibir por parte del contratista cheques sin cruce restrictivo girados por la entidad para la cual se  presta o se ha prestado el contrato. Estos cheques se endosan y luego son cobrados por el sobornado o por un familiar o por un testaferro. Esto solo se puede hacer siempre y cuando el sobornado tenga poder suficiente para ordenar al pagador o tesorero que el cheque se haga con cruce sencillo,(no restrictivo), en cuyo caso el pagador también tiene mordida.

 

Sacar cheques de gerencia por parte del sobornante a nombre de terceros. Estos los consignan y luego pasan el dinero del sobornado a su nombre o en efectivo.

 

Girar al exterior el valor en dólares del soborno a nombre de familiares o de personas que son sus cómplices o testaferros o de sociedades o corporaciones, de propiedad del sobornado, en terceros países, preferiblemente paraísos fiscales.

 

Comprar vehículos a nombre de testaferros, familiares o no del sobornado y estos permanecen por varios meses o años a nombre del testaferro, luego vendidos y el dinero va a manos del sobornado.

 

La realidad es que dos o tres años estos corruptos empiezan a destapar todos estos dineros, cuando ya no son empleados públicos o privados y empiezan a figurar como nuevos ricos. Otros continúan como empleados públicos en otros puestos y siguen esquilmando al estado con los contratistas corruptos.

 

En estas operaciones se cometen numerosos delitos como el peculado, lavado de activos, evasión fiscal, pues el sobornante tiene que legalizar contablemente la salida de estos dineros, sin involucrar al sobornado y este tiene que ocultar estos dineros en forma temporal o permanente.

 

Ahora todas estas operaciones, aunque aparentemente son ocultas, no lo son en la realidad, pues de ellas tienen conocimiento pleno, además de sobornante y sobornado, todos los contratistas que licitaron , que no recibieron el contrato y que saben quiénes y cuanto están mordiendo, la junta directiva de la entidad contratista que da el soborno, muchas veces, o casi siempre, la junta directiva de la entidad contratante del sobornado y el superior del mismo, quienes pasan agachados y no quedan,  aparentemente comprometidos, pero reciben parte importante del soborno, los subalternos inmediatos del sobornante y del sobornado, que  venden su silencio de acuerdo con el valor del soborno total vg. asistentes, secretarios y secretarias, contador, auditor, contralor, pagador y tesorero y a veces hasta los mensajeros que se encargan de llevar o recibir los pagos, cambiar cheques, etc. Una tajada importante se la lleva el interventor en las obras cuyos contratos  lo tienen, casi todos, pues es absolutamente conocedor de todo y generalmente  es cómplice, firmando actas de trabajos no realizados o mal hechos, violando las normas del contrato. Lógicamente ninguno de estos actores va a hacer público el delito, salvo que no les den lo que les han prometido.

 

En estos procesos se conocen interna o públicamente los nombres de todos los corruptos, los que dan y los que reciben. Iniciados solo algunos procesos penales, solo resultan condenados unos muy pocos y las sentencias ni siquiera ameritan llevarlos a la cárcel o los procesos se dilatan indefinidamente.

 

De allí que con frecuencia escuchamos en la calle, a viva voz, que el presidente tal, el ministro tal, el director de tal instituto, el gobernador tal, los secretarios tales, el alcalde tal y sus secretarios, recibieron dinero por tales y tales contratos. Que su patrimonio personal ha crecido en forma desmedida después de salir de su cargo, o aun estando en el. O también que el gerente de la empresa tal o el jefe de compras de la misma son unos serrucheros que reciben comisión por todos sus contratos y compras.

 

Hoy en día se escucha en reuniones sociales y de amigos, muy a menudo, que no hay un solo contrato de particulares con el estado en que los sobornos no sean superiores al 50 % y aun hasta de 80 %. Se ha escuchado frecuentemente de contratos, no ejecutados, en los cuales se roban el 100 % del presupuesto y aparecen actas de entrega del contrato, auditadas y aprobadas por el interventor, con firmas del mismo y todo completamente legalizado.

 

Así las cosas es imposible terminar algún proyecto dentro de presupuestos y más aún las demoras son de 3, 4 y más veces lo presupuestado para las entregas, con los consabidos reajustes en todos los contratos.

 

Por estas razones es imposible que un país tan inmensamente rico como Colombia, con unos impuestos tan altos como los que pagamos, progrese, pues los corruptos hoy son concejales, o alcaldes, pero mañana van a ser diputados, gobernadores, congresistas, ministros y aun presidentes de la república, fiscal general, contralor, defensor del pueblo, procurador, o magistrados en los tribunales y en las cortes, pero como ya saben cómo ser corruptos, desde que inician su carrera política, nunca van a parar de robarse el presupuesto nacional.

 

Todos hablamos a viva voz de lo corruptos y ladrones que son nuestros políticos, porque conocemos por algún lado su trayectoria, pero nunca los castigamos en las elecciones, vetándolos y denunciándolos, ni ellos tienen interés en ser honestos y quitarse este estigma de corruptos, ni hacen el más mínimo esfuerzo.

 

Los periodistas por lo general investigan y conocen con detalles todos estos actos delictivos pero por lo general son callados por sus jefes o por las balas de agentes del estado o pandilleros contratados por estos corruptos.

 

Si todos los colombianos, con conocimiento de causa, denunciamos estos corruptos es posible que algún día podamos disminuir estos delitos.

 

Luis A González.