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Carta Six Senses

Semana
9 de noviembre de 2012

Señores

 

Fidel Cano, Director El Espectador

 

Gonzalo Córdoba, Presidente El Espectador

 

Ciudad

 

Estimados  señores,

 

Es de la mayor gravedad que un columnista utilice las páginas editoriales de su diario, para atacar la honra de las personas de la manera como lo hace Alfredo Molano Bravo en su columna  “División  en la  Sierra”,  del pasado  4 de noviembre.   Prácticamente  no quedo delito del que dejara de acusarnos, o real que no proviniera de nuestro apellido, sin presentar prueba o hecho que corrobore alguna de sus falsas y temerarias  ofensas.

Somos ciudadanos que trabajamos  dentro de las normas de nuestro estado de  derecho, que generamos empleo y bienestar a miles de familias y estamos orgullos de los proyectos en los que participamos. Sin embargo, el columnista estigmatiza nuestro apellido, con injurias que convierten la libre expresión en libre difamación. Asalta la buena fe de ustedes y de sus propios lectores.

 

Generaliza nuestro apellido de manera irresponsable, y lo hace intencionalmente porque sabe que así elude las acciones jurídicas que en otros casos lo han tenido al borde de condenas. Nos acusa sin investigar, sin confirmar, sin revisar documentos, sin citar fuentes. Nunca nos contacté, nos pidió una versión, o un comentario sobre sus malintencionadas afirmaciones. Por eso el texto revela lo que es él.

 

Le parece que atraer inversión para construir la Marina Internacional Santa Marta, es un delito atroz. Para los samarios, que ven el proceso de recuperación de la ciudad gracias  a los miles  de turistas  que ahora nos visitan,  es un aporte  que contribuye  a generar bienestar. El Proyecto que promovemos  en Arrecifes, con la firma de turismo ecológico más prestigiosa del mundo, Six Senses, también le incomoda porque lo socializamos desde comienzos de 2011 con las tres comunidades  indigenas organizadas de la Sierra Nevada de Santa Marta, de manera abierta y transparente.

 

Es un proyecto que contribuirá a generar conciencia y de esta forma recuperar un sector del Parque Tayrona, deteriorado por el turismo mochilero, desordenado y sin control, que protege el columnista, y que excluye a decenas de miles de colombianos que no estan dispuestos a soportar las condiciones indignas de ese tipo de turismo depredador, que excluye a  los indigenas, pisotea sus sitios sagrados e impide la recuperacion del ecosistema de boque tropical seco.

 

El Proyecto   lo  impulsamos    por  conviccion y  porque lo permite y promueven  las normas vigentes Colombianas para los Parques Naturales. Hemos hecho un proceso de concertación ejemplar con todos los sectores. Mamos y líderes Koguis, Arhuacos y Wiwas visitaron el área, señalaron sus sitios de culto para respetarlos, hicieron recomendaciones  y confirmaron que el proyecto protege la naturaleza y se inscribe dentro de sus tradiciones.  Molano, sin embargo, sin conocer ni estudiar el proyecto, quiere decidir por las comunidades indigenas como en las épocas de la Colonia, sin respetar Su autonomía y capacidad de raciocinio. Es ofensivo e irrespetuoso con ellas.

 

El ecoturismo sostenible que impulsamos es exitoso en el mundo y permite conservar nuestras riquezas naturales en el Caribe y el país. Es un modelo que educa  y ordena el acceso de turistas de todos los niveles, de camping o de lujo, con servicios adecuados para permitir la recuperación del sector amenazado. Por estas razones las  comunidades  que  firmaron  el Acuerdo,  sabias  defensoras  y guardianes  de la  Sierra,  lo respaldan. De la misma manera, sostenemos sanas discusiones con las autoridades ambientales, respetando todas las instancias legales, para lograr que este tipo de modelos se conviertan en una política para proteger el ambiente, generando recursos para preservarlos y beneficiar a las comunidades aledañitas.

 

Queremos invitarlos a Ustedes, señores directores, a que apliquen el código de ética en el ejercicio del periodismo ante los atropellos de Molano. Ojala puedan evitar que en el futuro siga usando los espacios de opinión que ustedes generosamente le ofrecen, como instancias para emboscar  y destruir la honra y el buen nombre al que todos tenemos derecho.

 

Cordialmente,

 

Claudia Dávila Zúñiga