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Daabon lidera producción de aceite orgánico de palma

Semana
3 de septiembre de 2012

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Hace 20 años la compañía colombiana creó el producto orgánico, lo certificó a nivel internacional y comenzó a distribuirlo.

La agroindustria Daabon, de lejos la número uno del mundo en producción de aceite orgánico de palma, es colombiana y su tradición exportadora suma ya varias décadas.

De hecho, compite en mercados tan exigentes como los de Japón o Europa con su marca propia e ingredientes para la elaboración de otros productos que van desde el shampoo hasta los chocolates. Su presidente, Manuel Julían Dávila, habló con Portafolio sobre el negocio.

¿Cómo se llega a ser el número uno del mundo?

Son varias cosas. Primero, la oportunidad de la ubicación geográfica en Santa Marta, con acceso a puerto.

Luego, venimos de una familia de tradición agrícola con cultivos de banano y tradición exportadora a Estados Unidos y Europa.

Así, ha existido una visión y tradición de exportación.

Esto lleva a buscar mercados internacionales para aceite orgánico. Y lo que hace que seamos el número uno del mundo es la oportunidad de estar en el momento correcto en el sitio correcto y en el mercado preciso, con la estrategia adecuada.

¿Cuál fue esa estrategia?

Antes de Daabon no existía el aceite orgánico de palma. Nosotros lo creamos, lo certificamos y arrancamos a venderlo en el mundo.

Lo que hicimos fue ir a las universidades de Europa, a Italia específicamente, y les dijimos: ‘necesitamos que ustedes evalúen este producto y establezcan si existe una diferencia de este producto con uno convencional.

Luego, requerimos identificar potenciales clientes que les interese tener el aceite orgánico certificado’. Y gradualmente ha ido creciendo en estos 20 años. A pesar de las dificultades, la tendencia es creciente.

Hoy, nuestra competencia está en Brasil y después África, pero no han logrado posicionarse de la misma manera, en mi opinión por la posición geográfica, porque estamos mejor ubicados.

¿Quién manda en ese mercado?

Hoy día Daabon atiende el 80 por ciento del mercado mundial de aceite orgánico. Los mayores compradores de sus productos están en Japón, Australia, Europa, Corea y Estados Unidos.

¿Cómo llegaron a Japón?

Daabon llega a Japón cuando apenas se formaliza la ley orgánica en ese mercado. Allí llegamos con palma, banano, café y cacao.

Iniciamos conociendo la cultura, el mercado y los requerimientos de las personas.

Empezamos con un producto de forma pequeña, pues las diferencias de cultura, idioma, geografía, había que superarlas (estamos a 28 días en barco y llegar con banano fresco no es fácil).

Además, son mercados con un estrictos controles fitosanitarios; de hecho, Japón y Corea son los únicos países del mundo que fumigan todo el producto si aparece un solo insecto vivo.

Por ello, a la compañía le tocó hacer todo un manejo de finca y políticas para hacer un trabajo fitosanitario para llegar a ese mercado con el producto orgánico.

¿De cuánto es hoy la producción de orgánicos en el mundo?

Por regla general, el consumo de productos orgánicos equivalentes no supera el 2 o 3 por ciento de las producciones. Estos productos requieren un mercado que tenga conocimiento cultural y capacidad financiera.

¿Cómo se venden productos que son los más caros en todos?

Es muy relativo a la percepción y sensibilidad de cada parte del mundo.

Por ejemplo, si es Japón, la sensibilidad en ese país es ambiental.

En el caso de Estados Unidos, la sensibilidad es nutricional y de obesidad, y en lo orgánico busca una alimentación sana.

Si está en Europa, allí el consumidor se preocupa más por lo social.

Así, el mundo orgánico busca complementar los tres pilares, ambiental, nutricional y social.

¿Asusta el TLC con EE. UU.?

Hay temas que son urgentes y a los que el país debe hacerles frente. Por ejemplo, se requiere infraestructura especializada y dedicada para la exportación de aceite de palma y sus productos en los puertos colombianos.

Esta debe garantizar un nivel de competitividad que tienen los productores de aceite de soya, que son nuestros directos competitivos.

Fedepalma tiene un estudio en el que se muestra que habría un deterioro del negocio del aceite de palma en un cuatro por ciento, solo por la entrada de la soya con TLC.

¿Pero la inversión en puertos es privada?

Es el sector privado, pero le toca al Gobierno facilitar las cosas y agilizar los procesos. Es que la competitividad es muy difícil sin infraestructura. Mire hoy, mover una tonelada de Santa Marta a Bogotá, o viceversa cuesta $150.000 pesos.

De Miami a Santa Marta son $75.000 y en EE. UU. hay productos que valen la mitad de lo que cuestan aquí. Claro, la nueva Agencia Nacional de Infraestructura nos mostró su compromiso para adelantar esos trabajos.

 

César Giraldo B.

Subeditor Portafolio