DE EMPIRICO A PROFESIONAL INEXPERTO...
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DE EMPIRICO A PROFESIONAL INEXPERTO...
Por: Bernardo Romero Parra.
En los inicios de la década de 1980 el ingreso a la educación superior en Colombia era un privilegio reservado a muy pocos, la universidades publicas y privadas eran escasas en la pequeñas ciudades, donde para acceder a ellas además de contar con un excelente rendimiento académico, se hacia necesario de la existencia de padres de familia, acudientes o mentores con recursos suficientes para el sostenimiento del estudiante; en consecuencia muchos colombianos que no tenían las condiciones económicas, ni quienes los apadrinaran y a pesar de poseer excelsas calidades académicas se quedaban sin acceder a lo estudios universitarios.
Hoy la oferta de la educación superior en Colombia ha evolucionado hasta el punto que las alianzas publico privadas y las políticas del gobierno nacional en materia educativa han permitido brindarle a la población facilidades como a los jóvenes para continuar con estudios universitarios y a las personas mayores que ejercen oficios y profesiones de forma empírica a cualificar sus conocimientos en una institución universitaria consiguiendo su profesionalización.
Cuando una persona atendiendo el llamado de su vocación ocupacional ha ejercido por mucho años una labor con estudios técnicos, autodidacta o simplemente por la observación y practica adquiere un cumulo de saberes que le permiten el diagnostico, identificación de problemas y la formulación de soluciones que lo llenan de competencias laborales en determinada área. Estos elementos aunados a los conocimientos científicos y procedimientos metodológicos que se estudian en una institución de educación superior, en el caso de la profesionalización, convierten a esa persona en un profesional universitario con niveles superiores de rendimiento frente a los noveles egresados que salen del claustro universitario ávidos de experiencia laboral.
Las cualidades de las personas que con espíritu de superación humana, voluntad, disciplina, largos años de labores, sacrificio y entrega que haciendo grandes esfuerzos económicos decidieron profesionalizarse, han venido siendo desconocidas por el estado colombiano a través de normas legales como el Decreto 785 del año 2005, firmado por el entonces presidente de la República Álvaro Uribe Vélez y el Director del Departamento Administrativo de la Función Pública, señor Fernando Grillo Rubiano.
El problema para los profesionalizados surge cuando en el Decreto 785 del año 2005, que reglamenta el sistema de nomenclatura y clasificación y de funciones y requisitos generales de los empleos de las entidades territoriales que se regulan por las disposiciones de la Ley 909 de 2004, define en su artículo 11: Experiencia. Se entiende por experiencia los conocimientos, las habilidades y las destrezas adquiridas o desarrolladas mediante el ejercicio de una profesión, arte u oficio. Para los efectos del presente decreto, la experiencia se clasifica en profesional, relacionada, laboral y docente. Experiencia Profesional. Es la adquirida a partir de la terminación y aprobación de todas las materias que conforman el pensum académico de la respectiva formación profesional, tecnológica o técnica profesional, en el ejercicio de las actividades propias de la profesión o disciplina exigida para el desempeño del empleo.
El castigo a la superación humana de los profesionalizados, lo constituye el yerro jurídico de fijar el inicio de la experiencia profesional al finalizar y aprobar el pensum académico de la carrera borrando de un tajo ese cumulo de competencias laborales adquiridas en años anteriores al ingreso de la educación universitaria. En nuestro país los ejemplos se dan por doquier pero hay profesiones donde es más notorio, por ejemplo el periodismo que se puede ejercer libremente de acuerdo a la vocación y cualidades personales y también se puede acudir a la formación profesional para su ejercicio. Según el decreto de marras, si el connotado periodista Don Juan Gossain Abdala, ahora que goza el tiempo de la jubilación, decidiera titularse en su profesión ingresando a una institución universitaria, egresaría como profesional pero sin las décadas de experiencia profesional adquirida en su trabajo.
Entonces la sociedad colombiana en vez de premiar en las personas esos esfuerzos para mejorar las condiciones de vida, por el contrario los penaliza, dejándolos en desventaja para acceder a ocupar cargos públicos, vulnerando ese derecho que por constitución tenemos los colombianos, esa situación debe ser corregida, por lo cual el Congreso de la República esta en deuda de expedir las normas que subsanen este tremendo error.