Home

Expertos

Artículo

Dignificando al delincuente...

Semana
3 de octubre de 2012

Para nadie es un secreto que quizás una de las poblaciones más olvidadas por los políticos en Colombia es la carcelaria, nadie quiere tener contacto con asesinos, violadores, ladrones, estafadores, etc., y eso suena lógico, lo que no suena tan lógico es que casi tres siglos después de que Europa empezara a mirar a sus presos como seres humanos dignos de tener unos derechos básicos, nosotros sigamos mirando a nuestros presos como bestias que deben ser crucificadas en sociedad.

 

La historia del derecho penal en su acepción científica se remota a finales del siglo XVIII con la aparición de la que fuere la obra más importante en su momento “de los delitos y de las penas” de Cesare Beccaria. Es este libro el que comienza a pronunciarse en contra de las injusticias que se veían al momento de condenar a una persona por un delito, el procedimiento mediante el cual éste se realizaba y la pena que le imponían al condenado. Beccaria fue quien abrió las puertas para que Europa se pronunciara sobre este tema e inicio la que se denominaría la escuela clásica del derecho penal en su natal Italia influyendo en el desarrollo de ponencias sobre este tema en lugares como Francia, Alemania e Inglaterra.

 

Al mismo tiempo que se hablaba sobre la humanización del derecho penal, aparece en Inglaterra el gran John Howard quien después de encontrar las prisiones de su país en “un estado miserable de suciedad material y de corrupción moral” (The state of prisons in England and Wales -1789), inicia a tratar el tema del derecho penitenciario y a relacionarlo con el pensamiento digno y humanizado del hombre frente a las penas. Posterior a estos pronunciamientos empezó la aparición de grandes filósofos que recalcaban una proporción entre el daño causado y la consecuencia penal por éste, sin embargo, la dirección de estas en ningún caso podría apartarse de los principios que ya habían sido creados en torno a la humanización de las penas. Es así como surgen las escuelas clásicas del derecho penal en Italia y en Alemania que analizaban al delito desde su concepto de acción con una mirada desde la ciencia y la filosofía.

 

Cuando los filósofos del derecho en esa época empezaron a examinar las penas de los delincuentes, también estudiaban el cómo surgía el delincuente siendo esto una ayuda para que desde estudios de política criminal se observara quien era el responsable en la creación del criminal. Fue en Italia en donde se realizaron estos análisis a la par de la escuela clásica pero con la visión de la conocida escuela criminológica del derecho penal. Fueron autores como Lombrosso, Garófalo y Ferri quienes empezaron estos estudios, el primero desde la antropología, el segundo desde el positivismo jurídico y el último con una mirada sociológica del delincuente. Es en este sentido que le daban importancia al ser humano mirando las causas del surgimiento de la delincuencia para lograr equiparar fuerzas que ayudaran a evitar la formación del hombre como delincuente.

 

Todos estos exámenes fueron llevados a cabo en la Europa del siglo XVIII y XIX gracias a que los europeos entendieron que la venganza no era lo mejor para evitar la criminalidad. Comprendieron que al delincuente se le debía educar y dignificar así éste haya negado la dignidad de otro, porque sino entraríamos en un círculo vicioso donde el hombre sancionador trataría al sancionado en la misma forma en que éste trato a su víctima por lo que al final legitimaría la actuación del sancionado. Lo anterior puede sonar complejo pero no lo es, no se trata de justificar la delincuencia sino de actuar conforme a nuestra razón. Se trata de reconocer que los presos son hombres quienes en muchos casos son la consecuencia de una sociedad desigual, pobre y enferma.

 

Aquí lo triste es darnos cuenta que en Colombia apenas empieza ésta discusión, sin embargo, es peor tarde que nunca, por lo que celebro cualquier propuesta en torno a dignificar la vida de los hombres que no dignificaron la de sus víctimas demostrándoles con altura que la sociedad los perdona y que ésta busca su resocialización. Sólo nos queda esperar un avance en política criminal y penitenciaria por nuestro gobierno porque solamente así tendremos una Colombia más humana.

 

Twitter:@davidleogo

 

Blog:Locura Colombiana