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El Derecho Fundamental a la Justicia en una sociedad injusta

Semana
30 de julio de 2012

Ver como hoy en día se ataca deliberadamente el concepto de justicia, para referirse a una enmienda personal, constituye uno de los valores éticos que el actual ciudadano, en especial en Colombia, consagra como un ideal propio, desligado de cualquier institución encargada de este aspecto. Es decir, cada individuo considera su concepto de justicia como propio y, de acuerdo con eso, es capaz de impartir justicia a su modo. Colombia ha sido abrigada por un larga sábana de terror, en la que muchos criminales han sabido librarse de culpabilidad y han arropado con ella a muchos inocentes, que no cuentan con los medios disponibles para hacer valer su Derecho a la Justicia, tal como sucede en el caso de la muerte del joven estudiante Luis Andrés Colmenares, en la que el ex fiscal Mario Iguarán transfigura el concepto de impartir justicia al criminal, para hacer ver al delincuente y asesino como el inocente de toda esta historia.

 

En un país donde cada día sucede algo extravagante, en la que un buen novelista podría trabajar toda su vida en contar el suceso de un día, no es de extrañar que el criminal quede impune de toda culpa, como muchas veces sucedió a lo largo de la historia del ser humano. Tan solo imaginemos la época en la que los reyes eran los jueces de la sociedad y, según su criterio, impartían leyes y juzgaban a su modo, apoyados por el criterio de la Iglesia. Muchos inocentes tuvieran que aferrarse a la idea de que un ser divino sería el gran juez y les daría a ellos justicia. ¿Pero cuáles han sido los cambios desde ese entonces? El caso que más transita interés en la Colombia es el de la muerte de Luis Andrés Colmenares, porque se ha vuelto la novela colombiana donde el criminal resulta ser el vencedor, y esto ocasiona cierto repudio en los seguidores de esta historia, que se condensa en el sufrimiento de un padre que busca justicia, pero se enfrenta a un familia de gran prestigio económico. Mario Iguarán pertenece a la cúpula que encabeza los caminos judiciales del país y el señor Luis Alfonso Colmenares solo busca que se aclare la muerte de su hijo. Estas dos esferas de la sociedad y los recientes hechos ocurridos son el ejemplo más significativo de que la justicia se encamina de un lado para favorecer a los que controlan los hilos del poder.

 

La justicia es un derecho fundamental del hombre, que tuvo que ser exigida con sangre, mediante un grito que pedía igualdad para todos. En el año de 1789, la sociedad francesa se levantó ante sus reyes y proclamó libertad, fraternidad e igualdad para todos. De esa revuelta nacerían los Derechos Fundamentales del Hombre y del Ciudadano, entre los que se destaca el Derecho a la Justicia. Sin embargo, la historia misma se ha encargado de que este derecho sea quebrantado por las mismas instituciones que deberían ser las encargadas de que todos reciban por igual su castigo o su reivindicación. En América, desde la llegada de los españoles, siempre se ha mantenido un sistema regido principalmente por las élites, las cuales son las que establecen, según su criterio, las leyes y normas para la buena convivencia de todos los ciudadanos, aunque son estas élites también las que se acomodan a sus beneficios, para no ser tratados ni juzgados como los demás. Entonces, las personas de clases económicamente inferiores siempre tendrán dificultades cuando exijan justicia a las élites y éstas no tengan conveniencia en darla.

 

Los primeros españoles juzgaban los comportamientos indígenas como inadecuados, pero no juzgaban sus acciones en contra de ellos como inoportunas. De esta manera, se estableció un sistema judicial creado bajo las normas españolas, que beneficiaban a los nuevos visitantes, sin tener en cuanta, las reglas establecidas por los nativos, que pasaron a ser parte de la clase baja colonial. Este aspecto histórico no ha cambiado nada en Colombia. Un funcionario de alto rango político puede hacer valer su investidura para establecer a su acomodo la justicia, debido a que posee las capacidades para mostrar que sus acciones son tan acertadas como las de un inocente, mientras que todo aquel que lo ataque recibirá lo contrario. Entonces, el Derecho a la Justicia se quebranta y la lucha por la igualdad queda simplemente en el papel, recordado solo por aquellos que la exigen. Entonces, en este país ¿existe verdaderamente el Derecho a la Justicia?

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