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EL MUNDO EN MANOS DE LA DIPLOMACIA FUERTE.

Semana
7 de diciembre de 2011

La crisis global, económica y política, que se manifiesta en nuestros días ha desbordado a las configuraciones de poder entre las naciones, que hasta hace poco mediaban entre ellas, para lograr soluciones estables a la problemática que se presentaba. Hoy en día surgen dinámicamente agrupaciones de naciones que intentan coordinar respuestas comunes que optimicen sus recursos frente a las crisis que enfrentan. Las instituciones de mayor trayectoria, las que nacieron de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, no lograron evolucionar institucionalmente para responder a las cambiantes realidades, tanto desde el plano político como económico, que han operado en el mundo  y las nuevas han incurrido en un romanticismo que ha impedido un análisis realista de las posibilidades de éxito esperadas. Se requieren liderazgos políticos fuertes que jalonen procesos política y económicamente efectivos que dibujen con tinta china instituciones internacionales competentes.

 

En Europa se busca salvar la viabilidad del Euro como moneda única en la llamada Eurozona. La unión monetaria, lograda por los países comunitarios europeos, construyó una institucionalidad con agujeros que permitieron que los estados integrantes no contasen con políticas fiscales comunes y presupuestos definidos con supuestos y criterios iguales que llevaron a diferentes grados de desequilibrios fiscales en los naciones integrantes; lo único que consiguieron fue poner en riesgo a la unión monetaria en sí y, quizás, a la unión política entre ellos. Primó más un deseo incluyente que una perspectiva de realismo económico que podría haber alertado que no todos los estados podían estar sentados en la misma mesa de los más fuertes.  Hoy, Alemania y Francia buscan salvar al  Euro dejando explícito el fracaso del modelo y la necesidad de refundar la Unión, así sea con menos miembros de los que inicialmente la conformaron. Por lo tanto, en marzo de 2012, mes en el que se adoptarán decisiones trascendentales, quizás surja una nueva sigla que agrupe a unas naciones, dentro de la comunidad europea, bajo la divisa de salvar al Euro como moneda circulante común. Esa posible nueva comunidad deberá asumir el costo político de construir una institucionalidad que restaure la confianza en la economía europea y salve a la economía global así cree ciudadanos europeos de segunda.

 

En América, en el fin de semana pasado, surgió en Caracas –Venezuela- la CELAC -Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños- que agrupa a todas las naciones del continente excepto a los Estados Unidos y Canadá. Es un duro golpe que recibe tanto la OEA como la diplomacia estadunidense, no solo por que surge como una institución rival a la primera sino que con la integración de Cuba en la CELAC los norteamericanos se notifican que del sur del Rio Grande se protesta diplomáticamente por las acciones que emprendieron para impedir que ese estado caribeño recobrase su pleno derecho como miembro del organismo interamericano. LA CELAC surge como mecanismo de diálogo, consenso e integración entre sus países miembros, desde la diversidad política, histórica y cultural. Objetivo misional no lejano al de la OEA, pero que depende de la construcción institucional que se le haga para asegurar que dicha iniciativa en unos años no entre en una crisis similar a la que aqueja a la OEA. Los desarrollos institucionales que se deriven deben corresponder a metas y estrategias objetivamente establecidas, ajenos a preferencias ideológicas, que  busquen promover una real integración y logren aterrizar las aspiraciones románticas de sus líderes políticos.

 

Simultáneamente a la noticia del nacimiento de la CELAC  se anunció que, en el marco de la segunda Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico, Colombia, México, Chile y Perú buscarían la implementación de una “real” integración económica entre estos países en cumplimiento de la llamada “Declaración de Lima”, signada por los presidentes en  la capital peruana en el pasado mes de abril en la que buscan “alcanzar la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas" entre sus miembros. Adicionalmente, la Alianza está dispuesta a recibir adhesiones de estados que comulguen por los principios del libre mercado.

 

También en ese fin de semana se llevó a cabo la XIII Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla que reunió a los países que adhirieron al Proyecto Mesoamérica: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, México, Colombia y República Dominicana. Allí los mandatarios abordaron los temas del fortalecimiento de la institucionalidad democrática, la seguridad y la migración. Los países que pertenecen a este Mecanismo de Diálogo también hacen parte de la CELAC.

 

Mientras en Europa Alemania y Francia lideran el proceso de reingeniería institucional regional en América nos estamos dispersando en liderazgos subregionales, algunos con sesgos ideológicos que pueden impedir que el subcontinente encuentre el sendero de un desarrollo sostenido común. Esperemos que con las múltiples redes de países que se están formando no se privilegien objetivos particulares en detrimento de los de beneficio común. La diplomacia latinoamericana debe tener una perspectiva clara del papel global del subcontinente, para beneficio de las sociedades, buscando un liderazgo claro y fuerte que parta de las potencias subregionales: México y Brasil. Desafortunadamente Colombia sin resolver su conflicto interno poco puede mostrar en política internacional.