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Elecciones en Bogotá, entre la corrupción y la hipocresía.

Semana
24 de octubre de 2011

Los recientes hechos judiciales, que afectan a la clase política de Bogotá, no son de poca monta y han debido llevar a todos los candidatos a la alcaldía y a sectores orientadores de opinión a declaraciones contundentes en contra del flagelo de la corrupción. El votante independiente seguramente se distanciará de los herederos de las prácticas que repudia, premiando las opciones independientes.    

 

La Fiscalía General de la Nación, a dos semanas de las elecciones, llamó a  interrogatorio a diecisiete honorables concejales de Bogotá. La noticia no causó sorpresa debido a que miembros del Cabildo Distrital habían sido mencionados en los procesos judiciales que se hallan en curso en contra del llamado “Cartel de la contratación de Bogotá” y, por lo tanto, tarde o temprano serían vinculados a esas investigaciones. Sorprendió el momento, no por la interpretación obvia que algunos implicados han esgrimido, si no por  la suposición que debe existir un conjunto sólido de pruebas que afectan a los implicados; la Fiscalía no se puede dar el lujo de hacer un anuncio en un momento clave, desde el punto de vista electoral, para meses después salir a decir que nada ha pasado. Además, por lo visto con los implicados que responden a instancias judiciales más avanzadas, se puede aplicar aquí el estribillo de una conocida canción: así comenzaron papá y mamá.

 

Esta noticia golpea significativamente a las campañas de Peñalosa, Galán y Luna (sin hablar del candidato del Polo por evidentes razones). Una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos bogotanos se centra en los altos niveles de corrupción que alcanzó la administración de la ciudad y, por lo tanto, tener concejales  que se encontrarían inmersos en esas prácticas, que la ciudadanía condena,  apoyando a sus candidaturas los deja en una posición incomodad y, sobre todo, porque en el caso de Peñalosa y Luna no han hecho declaraciones contundentes que los separen de ellos – se han refugiado en la salida jurídica del respeto al debido proceso, que es válida y legal con los implicados, pero no han emitido una declaración política contundente solicitándoles que se aparten, para bien de la ciudad, de la campaña mientras resuelven su situación jurídica, y en el caso de Galán, que ha hecho el intento de depurar su partido y no ha podido, el mensaje no puede ser más devastador: si no puedo luchar como candidato  contra la corrupción en mi casa, menos lo podré hacer de alcalde. De tal suerte que los discursos que estos candidatos pronuncien a favor de atacar la corrupción oficial en la ciudad no corresponden a los hechos, son solo palabras y el elector ya se cansó de tanto cuento. Así como están las cosas Peñalosa, al recibir el apoyo del Partido de la U –socio político de la administración Moreno y del Polo –, con la mayoría de los cabildantes citados a declarar, quedó como el heredero del cartel de la contratación de la actual controvertida administración y los otros dos candidatos, con el activo de su juventud a su favor, con la posibilidad  que con el tiempo puedan jugar en escenarios más favorables.

 

La gran prensa ha mostrado un sesgo informativo que me atrevería a juzgar como de tinte “peñalosista”. Cuando muchos meses atrás se cuestionaba la administración Moreno, antes que su titular fuese a la cárcel, los prestigiosos medios de comunicación preguntaban sobre la responsabilidad política del Alcalde y de su partido, lo asediaban con todo tipo de preguntas que buscaban que aceptara su responsabilidad. Hoy, cuando el candidato Peñalosa es el más perjudicado por las compañías políticas que tiene no le han exigido el pronunciamiento contundente que arriba se mencionó. A Petro y Parody, los grandes beneficiados políticos del escándalo, no les han dado el espacio destacado para hacer sus contundentes declaraciones. Claro está, se han presentado debates entre los candidatos en los que cada uno ha tenido la oportunidad de presentar sus propuestas y sus opiniones; pero, evidentemente, el tamaño y la contundencia de los titulares de los periódicos y de los noticieros que, meses atrás, fueron protagonistas de las noticias sobre el “cartel de la contratación” no se ven hoy, cuando las circunstancias los siguen ameritando.

 

Afortunadamente el elector bogotano, en su gran mayoría, obra con independencia y no se deja manipular, así lo ha demostrado en pasados comicios, y sabrá distinguir entre quienes tienen discursos vacios e hipócritas y los que han demostrado verdaderos compromisos en su lucha contra las mafias enquistadas en el poder.        

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