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EN LA INOLVIDABLE VILLA DEL OTÚN (PEREIRA) EXISTE UN PERIODISTA PARA RECORDAR: ANGEL GÓMEZ

Semana
25 de septiembre de 2011

Cuando uno repara a este hombre  marchando por las calles de Pereira como cualquier parroquiano… calle arriba y calle abajo; cuando atisba a este ciudadano trajeado de manera humilde, es decir, con un pantalón sencillo, una camisa de esas baratas, unos zapatos clásicos y con el cabello en desorden; cuando uno lo vislumbra recostado de tarde en tarde en una pared de la carrera octava hablando con la masa de una manera sencilla como lo hace la gente del montón, piensa: Este hombre no puede ser lo que es, de ninguna manera, ¡no…es que es imposible!  

Lo conozco hace más de quince años. Siempre este patrón, relatando al estilo de los pereiranos,  ha sabido reconocer con  humildad los valores de cada quien en la Trasnochadora y Morena capital del Risaralda: Sí, la que emerge erizada en el mapa del Eje Cafetero Colombiano  

Irrefutablemente, mi amigo se ha ganado el corazón de los pereiranos por su llaneza pues nunca habla de sí, de su importancia, de su colosal capacidad de narración, de su amplio discernimiento del alma de los moradores de la Perla del Otún.

Hay unos que dicen que es un poblador sencillo  metido a la vida pública, otros lo miran con desaire, pero en el fondo le tienen inmenso acatamiento.

Este camarada es ampliamente  conocido en los medios periodísticos de la Capital de la Alegría (¿será que es necesario nombrar a Pereira?) y se ha ganado el respeto ciudadano como uno de sus mejores cronistas. Cuando uno lee lo que escribe en el Diario del Otún queda lelo al detectar su inmensa capacidad  del manejo del idioma de Cervantes, de dibujar con las mejores figuras literarias que el castellano trae lo que asimila, lo que oye, lo que imagina, lo que le cuentan, lo que observa…

De ninguna manera este cronista posa de lo que es, sin lugar a dudas el periodista más importante que hoy día tiene la prensa escrita de la Sempiterna Pereira de los últimos veinte años. Pero lo mejor es que ni el mismo se ha dado cuenta de ello.

Siempre este cronista, desde el tiempo que hacia sus primeros pinos en el Diario, ha estado cerca de mí, ha sido como mi sombra. Mi defensor es  y nunca he entendido el por qué me califica de maestro si no soy más ni soy menos que alguien que rasguña el idioma cuando le da por escribir.

Pasará a la historia este informador risaraldense como un personaje que diseña con colorido vivaz o tenuamente discreto  pincelada a pincelada hechos, paisajes; paisajes y ocurrencias; ocurrencias y anécdotas; anécdotas, ¡claro que sí,! y un sinfín de informaciones que brotan casi siempre de las reseñas; y él sabe ponerle matiz al interior de las mismas, es un genio para adornarlas con el color que  contienen, hablo   -claro está-,  de las noticias.

Este caballero es amigo de sus amigos y (hay que decirlo abiertamente: Por qué no de sus enemigos)  parece que no se ha ganado malquerencias en la Villa del Otún, al menos que yo lo sepa.

En este tiempo, mi compañero (podría decir mi colega si él me lo permite, porque superó hace tiempos sus maestros) ocupa un lugar predilecto entre los escritores de la comarca.

Sus crónicas son salpicadas de realismo plasmado en imágenes literariamente ajustadas al impecable estilo periodístico del autor de Cien años de soledad.

Hablé en este pequeño homenaje de  ANGEL GOMEZ, un periodista para recordar en la inolvidable Pereira.