Home

Expertos

Artículo

INVERSIÓN EXTRANJERA Y TRATADOS DE LIBRE COMERCIO, DEBATES QUE SE VAN QUEDANDO SIN CONTENDOR

Semana
24 de julio de 2012

La realidad muestra que los tratados de libre comercio, la inversión extranjera y la propiedad privada son opciones, incluso, para países comunistas. ¿Estamos preparados en Latinoamérica?

images (2).jpg



Los argumentos presentados por aquellos que están contra la apertura de fronteras para consolidar el actual modelo de globalización económica, y con ella la inversión extranjera directa,  van perdiendo fuerza poco a poco. Basta con mirar a China como la segunda potencia económica mundial para darse cuenta de ello. El grande asiático, considerado una de las cunas del comunismo, puede entenderse hoy, aunque suene contradictorio,  como uno de los países más capitalistas del mundo y, al parecer, su estrategia ha funcionado.

 

Desde que entró en el modelo capitalista en 1978 las cifras en China parecen imparables. Su crecimiento económico ha tenido un promedio del 9 por ciento anual, su clase media ha aumentado en un 20 por ciento cada año y se espera que para 2020 esta cifra se multiplique, esto, aunado a la cifra de población rural que cayó de 94.22 millones a finales de 2000 a 26.88 millones en el cierre de 2010. Cada vez más teóricos, periodistas y organismos internacionales parecen haber caído rendidos ante el “milagro chino”.

En Colombia no es difícil encontrarse con algunos admiradores del alcance que ha tenido China y, por ende, de los beneficios comerciales que traen acuerdos internacionales.  Juan Gonzalo Angel Restrepo, por ejemplo, es uno de los que defiende vehementemente la apertura de fronteras y la inversión extranjera. Él, un empresario con negocios en sectores tan disímiles como la televisión y la producción de búfalos, cree que son más las oportunidades que las desventajas las que brinda la inversión extranjera: “Uno de los graves errores que cometió nuestra Región Andina, cuando se creó el Pacto Andino en la postguerra, fue acordar lo que se llamó "El Acuerdo de Cartagena", donde influenciados por teorías económicas de izquierda de la CEPAL, se restringía entre otras cosas,  la inversión extranjera y además se cerraban las fronteras comerciales hacia los grandes
bloques económicos europeos y norteamericanos. Algunos países del Sureste Asiático fueron más acertados, abriendo sus mercados, lo cual atrajo inversión y motivó un desarrollo acelerado de sus economías, hoy en día han reducido drásticamente  la pobreza y el subdesarrollo, firmas de tratados de libre comercio y nuevas políticas de apertura, como  darles garantías de estabilidad a la inversión extranjera, es una política que aunque acertada llega con un retraso de 30 años.

Los más críticos con el modelo globalizador, arguyen que de continuarse con la política de inversión extranjera se acabará con la industria local, se quebrarán las pequeñas empresas y nos estancaremos en el papel de países exportadores de materias primas. Por otra parte, defensores como Juan Gonzalo Angel Restrepo, afirman que la apertura de fronteras producirá mayor competitividad, lo que redundará en ganancias para los consumidores tanto en precio como en oferta, además afirman que en un mundo globalizado hay que entrar a hacer parte de dicho modelo. “Aunque algunos empresarios de ciertos sectores están preocupados con el TLC, porque les toca competir en condiciones de inferioridad, y es posible que algunos salgan del mercado, en líneas generales, el bienestar general será mayor, en especial en cuanto a creación de nuevos empleos”, agrega Ángel.


¿Todos ganamos?

Frente al pesimismo que despierta la inversión extranjera en algunos sectores, se encuentra el optimismo que se respira en otras partes. Juan Gonzalo Ángel Restrepo, y su negocio de la televisión, es una muestra de ello. Sus inicios en la televisión por cable estuvieron relacionados con China: “Todo se originó por la fibra óptica. Mientras en Estados Unidos un acoplador de fibra óptica costaba unos 56 dólares, en China no me costó más de 3. Con una calidad más que aceptable, logré generar una estrategia comercial que me permitió cablear unas 120 ciudades de Colombia y promover el desarrollo de las telecomunicaciones”. Según Ángel, China permite un abaratamiento y ahorro sin igual de los costes, coyuntura que sin duda se debe aprovechar tal como lo hizo en su momento.

Para bien o para mal, lo cierto es que el modelo económico capitalista, fortalecido por la globalización, hace cada vez más difícil que países, empresas, gobiernos y ciudadanos estén encerrados en sus propios contextos. El dinamismo de las comunicaciones, de los medios de transporte y de los flujos de capital cada vez genera, por no decir obliga, a que se sumen más países a la larga lista participantes en tratados y negocios internacionales. China es una muestra excepcional y contradictoria de ello, hasta ahora es exitosa, habrá que esperar si el resto del mundo, y para nuestro interés, Colombia, logra milagros tan sorprendentes como el asiático.