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Juan Carlos Ortiz Interbolsa : ¡Infraestructura, otro de moda!

Semana
15 de julio de 2012

El sector de la infraestructura también está moda.

A través de este espacio he destacado el creciente interés de los inversionistas en los sectores minero, ganadero y palmicultor del país, hoy dedico estas líneas al sector que garantizará una posición competitiva de Colombia en los próximos años.

Además considero que debe ser la infraestructura el destino de la mayor parte de los recursos generados por la actual bonanza minero-energética. Precisamente, cuando el país debate cómo no “mal-gastar” los excesos de liquidez del auge de estas industrias.

La inversión en infraestructura del país presenta altas tasas de crecimiento en los últimos años.

Cifras del Departamento de Planeación Nacional (DNP) revelan que en el año 2000, la inversión ascendía a 2,1 billones de pesos, mientras en 2009 alcanzó los 5,8 billones (DNP – cifra preliminar).

El monto invertido en 2009 se destinó un 69 por ciento para corredores viales y férreos, un 14 por ciento para puertos, un 10 por ciento para aeropuertos y un 9 por ciento para infraestructura en transporte.

El auge de inversión en infraestructura se ha desarrollado de la mano del modelo de concesiones, a través de las cuales el Estado le concede a inversionistas privados la ejecución de los proyectos.

En el año 2000, el 4,6 por ciento de la inversión fue privada, mientras en 2009 la participación ascendió al 44 por ciento.

El crecimiento del sector también se aprecia en el número de kilómetros construidos. Mientras a principios de la presente década, se construían 200 kilómetros durante un año, el indicador asciende hoy a 560 kilómetros.

Precisamente, el Plan 2500 del Gobierno Nacional que inició hace más de cuatro años, pretendía la construcción de 3.160 kilómetros, en 31 departamentos. De este plan, se han ejecutado 2.475 kilómetros.

A pesar de estas cifras, la inversión infraestructura aún es pequeña si se tiene en cuenta que representa menos del uno por ciento del PIB, lo cual refleja el subdesarrollo del país en este aspecto, pero también su alto potencial de crecimiento.

Hay que enfocar los esfuerzos no solo en la construcción de nuevas vías sino también en su mantenimiento.

El país tiene una red de 164.183 kilómetros, de los cuales el 47 por ciento se considera en buen estado, el 32 por ciento en estado regular y el 20 por ciento se califica como en mal estado. Además el 25 por ciento se encuentran sin pavimentar.

También se debe ser un poco más riguroso en la contratación de proyectos de infraestructura.

En la actualidad, existen seis proyectos de alta importancia para el país (Malla vial Valle del Cauca, Zipaquirá – Palanque, Briceño – Tunja – Sogamoso, Bogotá – Girardot, Pereira – La Victoria, Girardot – Ibagué – Cajamarca) que han presentado 77 renegociaciones en sus contratos y prácticamente doblaron el tiempo de ejecución estimado, al pasar en promedio de 15,4 a 28,6 años.

Ante las perspectivas del sector resulta importante la evaluación de alternativas de inversión. Hoy existen pocas empresas de infraestructura que coticen en la Bolsa de Valores de Colombia.

Quizá la acción de mayor liquidez y reconocimiento en el mercado es la del Grupo Odinsa, el cual participa en importantes proyectos de viales y de aeropuertos. Odinsa se ha valorizado más de 700 por ciento en cinco años.

También se pueden adquirir bonos de proyectos de infraestructura como de concesiones viales o infraestructura en transporte. Ejemplo de ello son los “bonos Agua”, emitidos por valor de 400 mil millones de pesos, denominados en UVR y con un plazo de 19 años. Los cuales presentan en la actualidad tasas de rentabilidad superiores al 8 por ciento E.A.

Finalmente, se están desarrollando Fondos de Capital Privado para canalizar, precisamente, los recursos de inversionistas particulares o fondos institucionales para la realización de proyectos de infraestructura, lo que desde mi punto de vista es el mejor mecanismo para la adecuada estructuración del proyecto.