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LA ESTRUCTURA DE FINANCIAMIENTO DEL ESTADO

Semana
16 de noviembre de 2011

No hay para educación, no hay para salud, no hay para pensiones, nunca hay plata para nada, no obstante que los colombianos pagamos cerca de ochenta billones de pesos en impuestos y al Estado le ingresan otros recursos por tarifas de servicios que vende, regalías, participaciones en negocios privatizados, etc. Pero las finanzas públicas siempre están en la olla.

 

Los casos de Europa son la prueba de que no es verdad que el Estado nunca quiebra y que por lo tanto la hipótesis del Capitalismo Financiero Internacional sobre la base del “rentismo”, tarde o temprano será un bumerán. Después de la experiencia de 1930 creyeron que bastaba con realizar sus inversiones especulativas comprando papeles del gobierno y con poner al FMI de guardián para hacer monitoreo a los Estados con el fin de asegurar que sus inversiones estuvieran protegidas. Pero les falló, según se deduce de Grecia, Italia, España, Portugal y los demás que van en la fila. Le montaron al Estado una estructura de financiamiento perversa, que sacrifica el gasto social en primer término y luego todo el resto de gasto público, con el fin de concentrar los ingresos corrientes del fisco prioritariamente en atender el servicio de la deuda, es decir a pagar cumplidamente los intereses y el principal de los especuladores del dinero. El esquema era supuestamente sencillo, pues bastaba con privatizar los bienes públicos para que la comunidad comprara sus servicios, en lugar de que el Estado los brinde gratuitamente como contraprestación de los impuestos. Con ese fundamento implantaron el Estado Social de Derecho, para que el Estado se limite a garantizar derechos a la gente pero no a ofrecerle los satisfactores de sus necesidades, las cuales los ciudadanos deben solucionar individualmente cada  uno como pueda. El Estado escasamente brinda de manera focalizada, subsidios a la demanda para los más pobres.

 

Pero el esquema les falló. Se olvidaron los capitalistas rentistas agrupados principalmente en la diversidad de fondos de inversión y agentes del mercado de capitales, que la capacidad tributaria de la sociedad es limitada y que depende del volumen de Excedente Económico o ahorro social disponible,  el que a la vez, depende del la fortaleza del aparato productivo. Igualmente olvidaron que las necesidades sociales son cada vez mayores y que por más ideas de conformismo y resignación que quieran meter a través del pensamiento cristiano, las necesidades tienen una capacidad de aguante y que al final revientan a manera de protesta social como forma de liberar la energía colectiva represada, como lo estamos viendo en muchos lugares del mundo y recientemente en Colombia con la protesta estudiantil que exige educación gratuita o por cuenta del Estado. Ya se está cayendo el modelo y por más que se reúnan en el G-20 o los banqueros, o la UE o quien sea, el fracaso como inversión o negocio es inevitable por un lado, mientras por el otro la protesta social se expande y se incrementa, la cual sólo es posible frenar, si se cambia la estructura de financiamiento del Estado.