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La Fiscal: caso patètico y peligro social

Semana
8 de enero de 2012

La Fiscal: caso patético y peligro social.

 

El status o estado o condición social y/o civil alcanzado voluntariamente por la doctora Vivianne Morales Hoyos, solo produce tristeza, dolor y vergüenza que, quiérase o no, se traduce indefectiblemente en desconfianza generalizada hacia la institución que es, ni nada más ni nada menos, la encargada de la investigación criminal de cuarenta y cinco millones de colombianos, cuestión que no es de poca monta, y que pone en inminente peligro social el bien común resquebrajando el Estado Social de Derecho.

Cuando se compara los medios de comunicación  de otras latitudes con los nuestros, respecto al periodismo de opinión investigativo, solo causa grima lo que deja una percepción de vacío y superficialidad por la manera como se enfoca el tema central y se inmiscuyen tópicos que le restan seriedad y objetividad, procurando así el camino expedito para las salidas por la tangente o el levantamiento de cortinas de humo que desvían la atención pública y de ciertas autoridades expertas en el fomento de la impunidad, librando al protagonista de afrontar y explicar situaciones que riñen con la moral y la ética y que, en ciertos casos, invaden los predios penales.

En días pasados, algunos columnistas de El Tiempo y la revista Semana se despacharon contra la Fiscal General de la Nación por ciertas ‘operaciones’ bastante confusas realizadas por su marido y que, según ellos, pueden tener incidencia en las delicadas decisiones investigativas que tome la Fiscalía, primando el aspecto afectivo conyugal sobre la imparcialidad, la independencia y la realidad. En los artículos que se aluden se hacen unas consideraciones a manera de interrogante y se mezcla su desempeño como Fiscal y como esposa, situación que es aprovechada para no contestar ninguna.

Y, por supuesto, tiene toda la razón la señora Fiscal en no contestar, ya que se hace más énfasis en las de su vida íntima que en cualquiera otra de manera puntual. En todo ese bombardeo de preguntas hay algunas que no tocan con su vida privada y sí tienen una relación con el desempeño de sus funciones, las cuales crean situaciones desconcertantes que conducen a un mar de dudas y pérdida de confianza general hacia una institución que es el cimiento principal del Estado Social de Derecho; y, claro, también hay otras que pueden ser falta  disciplinaria o conducta delictiva que amerita una investigación y, de pronto, un juzgamiento. ¿Pero al Alcalde quien lo ronda? Ni siquiera contestan un Derecho de Petición. ¡Qué prepotencia!

En el artículo “Del amor y otros demonios” publicado en el Diario El Tiempo, en una edición dominical, la columnista se pregunta: ¿Qué tanto puede el amor influir en su buen juicio?, pues, sería ingenuo esperar una respuesta certera y sincera de la señora Fiscal y bastante complicada para cualquier mortal. La fascinación y la interacción de dos personas es lo que se conoce con el nombre de química del amor y sus reacciones emocionales son descargas neuronales y hormonales, lo que se traduce en signos de enamoramiento y se comienza por compartir con esa persona los sentimientos y pensamientos más íntimos, hasta el punto de llegar a considerar a la pareja como un Ser impoluto y maravilloso. ¡Qué fácil de deducir¡

En la intimidad son más las cosas que se arreglan, que las que se dañan.

Antonio Caballero, de la revista Semana escribió un artículo titulado “La Justicia Poseída” y hablaba de los cuatro escenarios de criminalidad que tiene Colombia: guerrilla, narcotráfico, paramilitarismo y el neófito cartel de la contratación, mencionando que el esposo de la señora Fiscal en estos escenarios se movía como pez en el agua, o sea, con gran pericia, agilidad y, ante todo, con astucia, ostentando un estado civil envidiable que lo posicionaba muy bien para cobrar jugosos dividendos por sus ‘asesorías’, incluyendo tráfico de influencias para la toma de las grandes decisiones.

No es ningún secreto para nadie que en los matrimonios o contubernios o amancebamiento o arrejuntamiento las parejas procuran los consensos como parte de la armonía, máxime cuando éste se da entre personas de cierto nivel académico, aunque haya ausencia de moral y de ética y, además, está demostrado científicamente que la ósmosis, tiene ocurrencia, también, cuando existe una mutua influencia entre dos personas, especialmente en el campo de las ideas.

En el próximo artículo de mi blog “La Pringamoza” me ocuparé de formular unas preguntas concretas a la Fiscal General, sobre la desidia y negligencia en la investigación de unos procesos de paramilitarismo en el Magdalena Medio, y que, creo no equivocarme, se está transgrediendo el Código Disciplinario y el Penal, desconozco si detrás de estas investigaciones existe algún allegado íntimo.

 

Manizales, Enero 7 de 2012-01-07

 

Marco Aurelio Uribe García.