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LA GUERRA TAMBIEN RESPONDE A UNA ETICA SEÑORES DE LA FARC

Semana
30 de octubre de 2012

La guerra como todas las actividades humanas, a pesar de lo absurda, requiere de una ética, de un código, de unos mínimos.  Los fusilamientos, el secuestro, el abuso contra civiles son algunos de los actos condenados de antemano. Lo que pasó ayer con los soldados en el Cauca es imperdonable. Nadie tiene la facultad de rematar soldados en el suelo o darles el tiro de gracia. No se entiende esta actitud de la FARC en medio de unas conversaciones, que si bien han contemplado que las actividades militares no cesen, obligan a las partes en todo caso a tener  un comportamiento acorde con la nueva situación de acercamiento y dialogo.

La FARC, históricamente ha sido más cruel cuando inicia algún dialogo con el gobierno. Utiliza la fuerza como mecanismo de persuasión.  Lo que pasó ayer no ayuda para nada a la resolución del conflicto.  Algunas informaciones de los organismos de inteligencia han dejado ver que los frentes están actuando sin respetar los lineamientos del comando central, que parece no estar de acuerdo con estos actos.

Desde la perspectiva humana no tiene ninguna explicación lo que pasó. Lo mismo podría decir la FARC de los bombardeos discriminados del ejército, pero no conozco hasta ahora algún caso en donde el ejército haya rematado guerrilleros y si  fuere así sería igualmente grave.  Según reportes oficiales los soldados se encontraban inermes, sin ningún tipo de defensa. La guerra nunca dejará de ser cruel, pero de antemano hay reglas que la humanizan. Si lo que pasó no fuere cierto deberán salir a desmentirlo, si se confirman estas atrocidades, realmente no tiene presentación.

No se les puede olvidar al comando que los soldados son gente humilde, colombianos de bien.  Estos actos no contribuyen a las conversaciones y el comando central debe saber que la paz cuenta con más detractores que amigos en los actuales momentos. Esta falta de tacto no es conveniente y se hace necesario ser coherentes. Esperamos por el bien del proceso, por razones humanitarias que hechos como estos no se repitan.